¡®The Sparks Brothers¡¯: cuando los perdedores de culto se salen con la suya

Al documental The Sparks Brothers le sobran unos 30 de sus 135 minutos, adem¨¢s de faltarle alguna nota discordante de alguno de sus infinitos bustos parlantes. Pero pese a la manida t¨¦cnica, la pel¨ªcula de Edgar Wright, un documental que echa mano de todo tipo de recursos, adem¨¢s de im¨¢genes de archivo, dibujos, recortables o collages, tiene a su favor el carisma y el extra?o humor del d¨²o protagonista.

La historia de Ron y Russell Mael es la de dos hermanos de California cuya m¨²sica ha sido tan influyente como secreta para la mayor¨ªa. Un grupo de culto cuyo Kimono My House, adem¨¢s de una de las mejores portadas de la historia del pop ¡ªcon sus modernas y algo despeinadas geishas¡ª, puso en ¨®rbita un estilo glam rock del que han bebido decenas de grupos, muchos de ellos presentes en esta pel¨ªcula. Los testimonios de unos y otros resultan demasiado homog¨¦neos y pelotas pese a pertenecer a m¨²sicos tan dispares como Beck, Franz Ferdinand, New Order, Duran Duran o Thurston Moore. De todos ellos, Flea, bajista de Red Hot Chili Peppers, es de lejos el que dice cosas m¨¢s interesantes.

Los Sparks recorren su carrera abriendo un poco su intimidad solo para hablar de su infancia. La relaci¨®n entre los hermanos est¨¢ marcada por la prematura muerte de su padre, cuando Russell ten¨ªa 11 a?os y Ron ocho. Era el padre quien los llevaba al cine a ver w¨¦sterns y pel¨ªculas b¨¦licas, pero fue la madre quien, cuando ya eran adolescentes, se lanz¨® a la carretera en su peque?o Fiat para llevarlos a uno de los conciertos de The Beatles en Las Vegas.

Hasta ah¨ª se abre la cortina de la vida privada de dos hombres que han jugado a cierto misterio y ambig¨¹edad en todo, sobre todo en sus letras, que tan pronto como en 1966 le dedicaron una canci¨®n a una chica ¡°computadora¡±, que hicieron m¨²sica de los ochenta antes de los ochenta y que han lucido siempre un humor irreverente que les ha llevado a terrenos algo temerarios en los que una y otra vez fracasaban. Como dice Russell Yael en un momento del filme, a estas alturas la humillaci¨®n p¨²blica ya no le preocupa demasiado. De los tres proyectos cinematogr¨¢ficos que han tenido entre manos, el primero con Jacques Tati, el siguiente con Tim Burton y el ¨²ltimo, Annette, con Leos Carax, solo esta ¨²ltima y tr¨¢gica ¨®pera ha llegado a buen puerto.

La pel¨ªcula incide en c¨®mo los Sparks representan el triunfo de los perdedores. Dos tipos bastante extra?os que nunca han acabado de encontrar su hueco entre las grandes audiencias, algo que visto con la perspectiva del tiempo tambi¨¦n les honra. Cuando Bj?rk afirma que le gustaba la voz de Ron Mael porque le parec¨ªa la de una mujer ¡°como pose¨ªda¡± da en el clavo del extra?o embrujo de una banda fuera de lo com¨²n.