Steve McCurry: ¡°Pens¨¢bamos que Afganist¨¢n estaba encaminado¡±
El autor de la c¨¦lebre fotograf¨ªa ¡®La ni?a afgana¡¯ presenta en Madrid una exposici¨®n con un centenar de im¨¢genes que recorren sus cuatro d¨¦cadas de trayectoria
El fot¨®grafo Steve McCurry (Filadelfia, Estados Unidos, 71 a?os) ha retratado a personas de todo tipo de etnias por pr¨¢cticamente el mundo entero, con sus reconocibles im¨¢genes de colores llamativos, saturados. McCurry ha estado en Madrid para presentar una exposici¨®n que resume su trayectoria, de m¨¢s de cuatro d¨¦cadas, y entre el centenar de fotograf¨ªas que pueden verse en el Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM), hasta el 13 de febrero de 2022, sobresale, c¨®mo no, el retrato que hizo a una asustada ni?a afgana, en 1984, en un campo de refugiados en Peshawar (Pakist¨¢n). Los enormes ojos verdes de Sharbat Gula, que fue ic¨®nica portada de National Geographic en junio de 1985, ya presagiaban que su vida no iba a ser nada f¨¢cil.
Aquella imagen hizo famoso a un fot¨®grafo que desde 1979, poco antes de la invasi¨®n de Afganist¨¢n por la Uni¨®n Sovi¨¦tica, viajaba con su c¨¢mara al territorio afgano, donde ha estado m¨¢s de 30 veces. El retrato de Sharbat Gula qued¨® ligado a McCurry como, hace unos a?os, sucedi¨® con el descubrimiento de que en algunas de sus fotograf¨ªas eliminaba elementos para que le quedasen m¨¢s redondas. ?l sabe que vaya donde vaya le pueden preguntar por estos dos asuntos.
Sonriente, cordial, McCurry hace indicaciones a alguno de los fot¨®grafos que le retratan tras la rueda de prensa, celebrada el 17 de noviembre. ¡°Aqu¨ª hay m¨¢s luz, mi cabeza puede aparecer entre esas dos im¨¢genes. Ah¨ª dentro est¨¢ muy oscuro¡±, dice del espacio que ocupa la exposici¨®n, titulada Icons, que adrede no guarda un orden preestablecido. Salvo la galer¨ªa de retratos inicial, el resto de instant¨¢neas baraja paisajes, los efectos de los terremotos, mercados en el sudeste asi¨¢tico, n¨®madas, monjes budistas, personas con animales y muchos ni?os, todo en gran formato.
De los retratos que ¨¦l ha hecho en India, Afganist¨¢n, Pakist¨¢n, Jap¨®n, Cuba¡ apunta que, la mayor¨ªa de veces, eran personas que encontraba por la calle. ¡°Me llamaban la atenci¨®n y les ped¨ªa permiso para tomarles una foto. Los rostros cuentan historias¡±. La de Sharbat Gula es conocida: un campo de refugiados afganos en Pakist¨¢n, una fr¨ªa ma?ana de noviembre, una ni?a de 12 a?os, menos de una decena de disparos en unos minutos, antes de que ella se levantara y saliera corriendo, y un editor gr¨¢fico al que le gustaba m¨¢s una imagen en la que la peque?a se tapaba el rostro. La foto escogida dio la vuelta al mundo cuando a¨²n no exist¨ªan las redes sociales, ni Instagram, donde McCurry, a 17 de noviembre, tiene 3,2 millones de seguidores y 1.475 fotos colgadas, sobre todo, de ¡°conflictos, tradiciones antiguas y cultura¡±, explica en su cuenta.
¡°Me siento agradecido del valor que alcanz¨® esa imagen. Creo que fue beneficioso para Afganist¨¢n porque ayud¨® a que la gente pensara en la resiliencia del pueblo afgano¡±, a?ade. El fot¨®grafo asegura tambi¨¦n que la retratada alab¨® aquella instant¨¢nea, conocida para siempre como La ni?a afgana, y hoy solo espera ¡°que ella y su familia est¨¦n a salvo¡±. De Sharbat ¨¦l supo hace casi siete a?os que ten¨ªa tres hijas y estaba viuda.
Casi cuatro d¨¦cadas despu¨¦s de aquel instante, el pa¨ªs asi¨¢tico est¨¢ en manos de los talibanes. ¡°Para las mujeres es muy dif¨ªcil ahora. Todo el mundo est¨¢ horrorizado porque pens¨¢bamos que Afganist¨¢n estaba encaminado a que los ni?os recibieran una educaci¨®n, a que tuvieran una vida mejor, pero no es as¨ª. Ves otros pa¨ªses, como el m¨ªo, y hay libertad, pero es triste que en Afganist¨¢n no suceda. Y no se sabe qu¨¦ ocurrir¨¢ en el futuro¡±. Entre las numerosas fotos de ese pa¨ªs que alberga la exposici¨®n, hay una desoladora: la de un chaval de 15 a?os que se sirve del maletero de un coche desguazado y quemado para tender un trapo con naranjas para venderlas. Su mirada es la de quien sabe que cada d¨ªa es una batalla por sobrevivir que no sabe c¨®mo acabar¨¢.
En la presentaci¨®n, McCurry explic¨® c¨®mo empez¨® su inter¨¦s por la fotograf¨ªa. ¡°Desde los 12 a?os ten¨ªa muchas ganas de viajar, sobre todo me llamaba la atenci¨®n India¡±. Como estudi¨® cinematograf¨ªa en la universidad, hubo un tiempo en que se plante¨® ser director de pel¨ªculas. ¡°Pero no ten¨ªa los medios para ello, en cambio, la fotograf¨ªa es una profesi¨®n solitaria, te permite ir solo a muchos lugares¡±. Una de sus frases de referencia es que ¡°viajar y explorar diferentes culturas¡± le produce ¡°gran alegr¨ªa y energ¨ªa¡±. Precisamente en India tom¨® otra imagen muy conocida, la de un sastre con el agua al cuello por un r¨ªo desbordado que sostiene en su cabeza una vieja m¨¢quina de coser, pero que sonr¨ªe al saber que le estaban fotografiando.
Testigo con su c¨¢mara de muchos conflictos, Camboya, L¨ªbano, Irak, la ex Yugoslavia¡ con numerosos libros publicados desde 1985 ¡ªel ¨²ltimo, sobre ni?os de todo el mundo, acaba de salir¡ª, McCurry considera que hubo un momento en su trayectoria, ¡°hace m¨¢s de 20 a?os¡±, en que decidi¨® acercarse ¡°a historias cada vez m¨¢s personales¡±. ¡°Yo me hago mis encargos, sigo mi curiosidad, mis ideas¡±, agrega este autor de la m¨ªtica agencia Magnum, de la que al hablar se pone m¨¢s serio. ¡°Cuando ingres¨¦ era como una gran familia, admiraba a la agencia de Cartier-Bresson, Capa¡ eran otros tiempos. Pero no recuerdo cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que Magnum me encarg¨® un trabajo¡±. Haciendo memoria, cree que fue por la Revoluci¨®n de terciopelo, la que acab¨® con el yugo comunista en Checoslovaquia en 1989.
M¨¢s parco a¨²n se muestra al recordarle cuando en 2016 se destap¨® que hab¨ªa manipulado varias de sus im¨¢genes, de las que hab¨ªa eliminado objetos o personas que le molestaban para su composici¨®n. A m¨¢s de uno se le cay¨® un mito y McCurry se defendi¨® con el argumento de que ¨¦l no es un fotoperiodista, ¡°sino un contador de historias¡± y que tomaba sus im¨¢genes ¡°con un sentido est¨¦tico¡±. ?Cambi¨® esta pol¨¦mica su forma de trabajar? En la rueda de prensa respondi¨® con un monos¨ªlabo: ¡°No¡±. Despu¨¦s, mientras comentaba sus fotos, quiso a?adir algo m¨¢s: ¡°Gracias por sacar ese tema, pero, mira, todos cometemos errores. Seguro que t¨² tambi¨¦n¡±, le dice al periodista.
Al final del recorrido por Icons, despide al visitante un v¨ªdeo en el que el fot¨®grafo cuenta claves de c¨®mo ejerce su oficio: ¡°No hay que perder el tiempo en preparativos antes de ir a un sitio, ni sobre el terreno. Tienes que ser muy directo y hacer fotos sin parar¡±.
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