¡°Hugo Ch¨¢vez era un maestro del espect¨¢culo¡±
La periodista Catalina Lobo-Guerrero retrata en ¡®Los restos de la revoluci¨®n¡¯ un pa¨ªs, Venezuela, en ca¨ªda libre
Catalina Lobo-Guerrero se fue de Caracas exhausta, tras cuatro a?os de alto voltaje como corresponsal extranjera. Las historias de los dem¨¢s comenzaron a afectarle en lo personal, uno de los peligros de este oficio. Para cerrar del todo esa etapa de su vida se sent¨® a escribir entre Bogot¨¢ y Barcelona el retrato de un pa¨ªs en ca¨ªda libre, sin br¨²jula tras la muerte de Hugo Ch¨¢vez. Le sali¨® una extensa cr¨®nica period¨ªstica, Los restos de la revoluci¨®n (Aguilar), que tiene algo de r¨¦quiem coral. Por Venezuela, por Ch¨¢vez, por los exiliados, por ella misma e incluso por esos a?os locos que no volver¨¢n. Lobo-Guerrero (Bogot¨¢, 1980) acaba de ganar con esta obra el premio Sim¨®n Bol¨ªvar al libro period¨ªstico del a?o en Colombia.
Pregunta. ?La muerte de Ch¨¢vez fue como la ca¨ªda de un meteorito?
Respuesta. Ch¨¢vez no solo fue un presidente. Los venezolanos se sentaban a cenar con ¨¦l por la noche. Llegaban del trabajo, prend¨ªan la televisi¨®n y el comandante siempre estaba ah¨ª. Estaba presente en todas partes, todos los d¨ªas. Sin ning¨²n tipo de modestia dec¨ªa: el caos o yo. Por eso cuando anuncian su muerte, a las 4.25 de la tarde del 5 de marzo de 2013, la reacci¨®n inmediata, lo que empiezo a observar en la calle es una reacci¨®n de p¨¢nico absoluto.
P. Muchos cre¨ªan que no hab¨ªa muerto.
R. Tardaron mucho en enterrarle. Me daba mucha curiosidad a qu¨¦ tipo de embalsamamiento hab¨ªan sometido al cad¨¢ver, con ese calor de Caracas. Millones de personas viajaron de todo el pa¨ªs en romer¨ªa a comprobar que efectivamente su presidente era el que estaba en el ata¨²d. Hab¨ªa muchos rumores de que ese no era ¨¦l, que todav¨ªa estaba en Cuba. Habl¨¦ con un hombre que hizo dos veces la fila, de 24 horas cada una. Solo dejaban estar tres minutos frente al cad¨¢ver y ¨¦l quer¨ªa ver bien el uniforme que le hab¨ªan puesto al cad¨¢ver.
P. ?C¨®mo se escribe sobre alguien tan contradictorio, chistoso y a veces aterrador, en ocasiones las dos cosas a la vez?
R. Esa era la fascinaci¨®n. Era un showman, se montaba en la tarima y a veces cantaba, a veces bailaba. Y luego de la nada, volteaba diametralmente el discurso y montaba una diatriba contra el dirigente opositor de turno. Su personalidad era magn¨¦tica, contradictoria. Conoc¨ª a muchas personas que en segundos Ch¨¢vez las desarmaba: periodistas de los mejores medios, que iban muy preparados a una entrevista y Ch¨¢vez ten¨ªa esa capacidad de leer muy bien qui¨¦n era su interlocutor y terminaba dominando la entrevista. Ten¨ªa la habilidad de hablar solo de lo que ¨¦l quer¨ªa hablar.
P. Lo conoci¨® cuando ya estaba enfermo de c¨¢ncer.
R. Ya no era el de siempre, el que aguantaba un acto de seis horas seguidas. La gente siempre pregunta por qu¨¦ en Venezuela estaban tan apasionados con Ch¨¢vez si era un tipo autoritario, arbitrario, dictador. Bueno, mi respuesta es porque nunca estuviste frente a ¨¦l, nunca lo viste en acci¨®n. Era un maestro del espect¨¢culo.
P. ?C¨®mo percibi¨® la grieta de la polarizaci¨®n, desde cu¨¢ndo empez¨® a sentirla?
R. Cuando llegu¨¦ a Venezuela en el 2012. Ya hab¨ªa pasado m¨¢s de una d¨¦cada de revoluci¨®n bolivariana, con ¨¦l en el poder. Me sorprendi¨® el nivel de polarizaci¨®n, las peleas tan intensas cuando las personas se clasificaban entre chavistas y antichavistas. No se pod¨ªa ser de ninguna otra categor¨ªa. Cuando empec¨¦ a entender la g¨¦nesis de esa grieta encontr¨¦ que el origen fue el golpe de estado de 2002. Si le preguntas a los chavistas ese fue un golpe militar puro y duro; y si le preguntabas a los antichavistas, ese golpe no fue militar, fue un vac¨ªo de poder porque Ch¨¢vez estaba actuando de forma inconstitucional, le pidieron la renuncia y acept¨®. Luego, cambi¨® la historia y manipul¨® la verdad a su favor. Ese d¨ªa hubo 19 muertos y cientos de heridos en Caracas. Nunca hubo claridad con lo que pas¨®. Ese hecho gener¨® la primera gran fractura en la sociedad venezolana y la gente no puede ponerse de acuerdo despu¨¦s en qu¨¦ ocurri¨® exactamente.
P. Sufri¨® la verdad y, por tanto, el periodismo.
R. En Venezuela el periodismo tambi¨¦n qued¨® atravesado por esa polarizaci¨®n. En el 2002, Ch¨¢vez tuvo una reuni¨®n con unos comunicadores alternativos y refiri¨¦ndose a los grandes medios les anunci¨®: alg¨²n d¨ªa los alternativos ser¨¢n ellos. A partir de ah¨ª empiezan una serie de estrategias para coartar la libertad de expresi¨®n. M¨¢s espec¨ªficamente cuando llega Maduro al poder empieza una estrategia distinta que es la compra de medios de comunicaci¨®n por parte de empresarios que hoy en d¨ªa no sabemos qui¨¦nes son, pero son cercanos al chavismo. Empieza una estrategia de censura y autocensura muy fuerte.
R. Usted intent¨® vivir en Caracas con normalidad ?Esa era una forma de resistencia?
P. S¨ª. Llegu¨¦ en el 2012 y me fui de Venezuela a finales de 2015. Durante esos cuatro a?os observ¨¦ una transici¨®n y agravamiento de la crisis. La gente se entristec¨ªa y se encerraba en su casa cada vez con m¨¢s frecuencia porque cada vez era m¨¢s costoso salir. En ese momento no hab¨ªa la hiperinflaci¨®n que hay ahora, pero ya hab¨ªa inflaci¨®n. La gente dej¨® de salir a tomarse una cerveza o a comprarse una empanada porque empez¨® a ser muy costoso. La vida social se empez¨® a reducir. Y adem¨¢s, la delincuencia y la inseguridad fue obligando a la gente a practicar unos autotoques de queda. Los cuentos eran de terror, de secuestros expr¨¦s, de asesinatos. Caracas lleg¨® a tener en alg¨²n momento el ¨ªndice de homicidios m¨¢s alto de todo el planeta. Muchos hac¨ªamos un acto de resistencia para que la tristeza no llegara a nuestras casas.
P. En un momento cuenta que una vez que dej¨® de o¨ªr disparos empez¨® a escuchar el canto de las ranas del jard¨ªn de su edificio.
R. La rutina de una ciudad normal se rompe cuando llega la represi¨®n y las protestas a las calles. Todas las noches era la misma rutina, cerca de casa alcanzaba a percibir los gases lacrim¨®genos y en el momento en que todo terminaba volv¨ªa a abrir las ventanas y escuchaba el sonido de las ranitas y era un consuelo.
P. ?Siempre fue extranjera o logr¨® a infiltrarse como venezolana?
R. Siento que ten¨ªa la piel porosa y cuando llegu¨¦ a Caracas el pa¨ªs se me meti¨® adentro. Me sent¨ªa como una local. Mi apuesta fue esa. No hacer esto que a veces hacemos como periodistas extranjeros, que vamos, somos como paracaidistas, caemos, cubrimos una noticia y nos vamos.
P. ?Y qu¨¦ siente de vuelta Colombia? Una vez que uno ha sido extranjero y corresponsal, ya lo es en otras partes, incluso en casa, siempre con las antenas de forastero levantadas.
R. Siempre me he sentido un poco rara. No de aqu¨ª, aunque soy de aqu¨ª. Me gusta mantener cierta distancia de la realidad que estoy observando a mi alrededor, no s¨¦ si en algo influye que yo sea antrop¨®loga de profesi¨®n. A los lugares a donde llego, aunque soy parte de eso, puedo hacer una observaci¨®n participante, tambi¨¦n trato de abstraerme un poco para observar las cosas desde otro lugar. El mayor reto para un periodista en Colombia es contar este pa¨ªs como si fuera un extranjero, que es muy dif¨ªcil de hacer porque no tienes la distancia.
P. Se fue de un pa¨ªs con muchas protestas y lleg¨® a otro, con similar coyuntura. ?Siente la grieta en Colombia?
R. S¨ª, y no solo desde ahora. Sal¨ª de Venezuela al final del 2015 y aqu¨ª est¨¢ en pleno desarrollo todo el tema del proceso de paz. Viene ese referendo donde los colombianos deciden si avalan o no eso que se negoci¨® en La Habana con las FARC. Ese d¨ªa estaba en Medell¨ªn, dentro del estadio de f¨²tbol y cuando se cierran las urnas veo que en la mayor¨ªa de las mesas de votaci¨®n ha ganado el ¡®no¡®. Yo digo, bueno, de pronto es porque es Medell¨ªn, de pronto en el resto del pa¨ªs es distinto. Ven¨ªa de reportar en el Cauca y all¨ª la gente me dec¨ªa: ¡°estamos felices con este proceso de paz porque por fin se va a acabar la guerra¡±. Gente que el explosivo de las FARC hab¨ªa arruinado el techo de su casa, que le hab¨ªan asesinado hijos o familiares. Eran personas de zonas rurales que estaban felices y que mayoritariamente iban a votar por el ¡¯s¨ª¡®. Y luego salen los resultados finales y nos enteramos que es un pa¨ªs profundamente dividido y no lo hab¨ªamos visto antes, o al menos no de una forma tan expl¨ªcita. En ese momento creo que se abre la grieta de la polarizaci¨®n pol¨ªtica y ha explotado de una manera impresionante en 2019 con el primer paro nacional y este a?o las protestas.
P. ?C¨®mo influye el factor emocional a la hora de cubrir algo que ocurre en su ciudad y le afecta a sus amigos, sus familiares?
R. Lo llevo bien despu¨¦s de haber pasado tiempo en Venezuela y de haber tomado la decisi¨®n de irme porque ya no guardaba la distancia suficiente. Despu¨¦s de varios a?os de escuchar historias a veces muy dram¨¢ticas, yo no era inmune a eso. Esos relatos me empezaron a afectar, uno como periodista tiene que saber cu¨¢ndo retirarse, pasar el testigo y permitir que lleguen personas con una curiosidad m¨¢s intacta. Y saber ser honesto con uno mismo. Las historias no se acaban, pero uno s¨ª se puede cansar de seguirlas y est¨¢ bien tener la honestidad de decir hasta aqu¨ª llegamos. Si notas que est¨¢s perdiendo la capacidad de empat¨ªa, te jodiste.
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