Nanni Moretti: ¡°?Rodar una serie? Las plataformas son invasivas y se entrometen en todo¡±
El cineasta italiano, alejado ya de la pol¨ªtica y en proceso de rodar una nueva pel¨ªcula, estrena en Espa?a ¡®Tres pisos¡¯ y analiza su cine y su pasado activista en su despacho romano
Cuarto piso, un sencillo apartamento en Monteverde Vecchio, el barrio romano donde Nanni Moretti (Brunico, 68 a?os) vive y tiene la oficina de su productora desde hace d¨¦cadas. En el pasillo, a modo de peque?o altar sobre una mesilla, reposa el casco blanco que durante a?os us¨® para conducir su vieja Vespa 125 azul, el mismo que llevaba en Caro diario. Uno de tantos elementos de su vida que viajaron a un lado y otro de la pantalla en una filmograf¨ªa a menudo autobiogr¨¢fica. Hoy la moto est¨¢ en el museo del cine de Tur¨ªn y ¨¦l se mueve en una versi¨®n moderna del cl¨¢sico de Piaggio. Roma, todo hay que decirlo, no es ya aquella rom¨¢ntica urbe cuyos misterios resplandec¨ªan en 1993 con el ralent¨ª de su scooter retumbando en Ferragosto por los barrios perif¨¦ricos. Y ¨¦l tampoco es siempre ese personaje divertido con la broma en la punta de la lengua de sus pel¨ªculas.
Moretti est¨¢ sentado en su escritorio, echa una mirada r¨¢pida a los intrusos y hace visibles esfuerzos por ser amable. En la habitaci¨®n de al lado, las directoras de Las leonas, un documental en el que trabaja su productora, rematan su montaje. ?l ya pr¨¢cticamente no concede entrevistas. As¨ª que observa con desconfianza al fot¨®grafo y espera sentado el interrogatorio con una postura m¨¢s cercana a la del r¨ªgido juez que interpreta en Tres pisos, su nuevo y aclamado filme, que al divertido Moretti de sus cintas c¨®micas. ¡°Quiero hablar solo de mi pel¨ªcula¡±, repite en varios momentos cuando el entrevistador intenta desviar la conversaci¨®n hacia la pol¨ªtica. El cineasta, eso s¨ª, conserva intacta su corrosiva iron¨ªa, su desprecio a Silvio Berlusconi ¡ªde quien se convirti¨® en temible azote durante sus distintas presidencias¡ª y el amor incondicional a todas las vertientes de su trabajo como director, actor, productor, guionista y exhibidor. ¡°Entonces, ?qu¨¦ quiere saber?¡±.
Pregunta. ?C¨®mo est¨¢?
Respuesta. Muy bien, porque estoy ya haciendo pruebas y localizaciones de mi nueva pel¨ªcula.
P. ?Qu¨¦ tipo de pel¨ªcula ser¨¢?
R. Quiere que se lo cuente ahora, as¨ª, ?no? ?Qu¨¦ pretensiones!
P. Hablemos entonces de Tres pisos, que estrena ahora. Se rod¨® y termin¨® antes de la pandemia y qued¨® paralizada en un caj¨®n, pero toca elementos clave de este periodo. ?Hubiera sido distinta si la hubiera escrito ahora?
R. La pel¨ªcula y el libro hablan de nuestra tendencia a llevar vidas aisladas, a prescindir de una comunidad que pens¨¢bamos que ya no exist¨ªa. La pandemia ha desenmascarado una mentira y el concepto de comunidad ha vuelto al primer plano. Hemos entendido lo duro que es el aislamiento, prescindir de los dem¨¢s. La lecci¨®n es que de esta experiencia tenemos que salir juntos. De modo que la pel¨ªcula adquiere m¨¢s actualidad ahora.
P. ?Usted c¨®mo la vivi¨®?
R. ?Quiere saber qu¨¦ he aprendido? Nada. He obedecido las reglas que nos iban sugiriendo. En el primer confinamiento estaba un poco desorientado y luego, como la pel¨ªcula estaba lista, empec¨¦ a escribir otra.
P. Es la primera vez que no es el autor de la historia y adapta una novela [Tres pisos es del israel¨ª Eshkol Nevo]. ?Por qu¨¦?
R. Estaba trabajando sobre un tema cuando una de las dos guionistas me sugiri¨® leer Tres pisos. Entend¨ª enseguida que hab¨ªa algo que me interpelaba, que ten¨ªa que ver conmigo. As¨ª que empezamos a trabajar en una estructura, porque el libro son tres mon¨®logos separados y carec¨ªa de la forma de una pel¨ªcula.
P. Tampoco es muy com¨²n que se vuelque en un drama. ?Tiene que ver con su estado de ¨¢nimo?
R. Despu¨¦s de mi ¨²ltima pel¨ªcula [Mia madre] quer¨ªa escribir una comedia, pero no lo logr¨¦ y lleg¨® este libro que, como le digo, representaba bien la relaci¨®n que tengo en este periodo con el mundo. Mis pel¨ªculas a veces son autobiogr¨¢ficas hasta el detalle y esta, no. Pero representa mi sentimiento en este periodo.
P. ?A qu¨¦ se refiere?
R. Me interesan mucho las consecuencias que encierra cada acci¨®n. Los italianos, a menudo, no asumen la responsabilidad de lo que dicen o hacen. No es nuestro fuerte. Lo que irrita al personaje que interpreto [un juez estricto y severo] es que su hijo no es capaz de hacer eso. Y el padre, en su r¨ªgida integridad, est¨¢ cerca de perder la humanidad. Para ¨¦l la justicia es m¨¢s importante que los v¨ªnculos familiares.
P. ?Cree que esa ausencia de responsabilidad de los italianos tambi¨¦n se extiende a la pol¨ªtica?
R. No quiero hablar de pol¨ªtica¡ No. ?Estoy aqu¨ª para hablar de mi pel¨ªcula! [da golpecitos con los pu?os en la mesa].
Hice pol¨ªtica porque un hombre con un imperio medi¨¢tico era presidente del Consejo de Ministros. Y eso, a m¨ª que soy muy deportivo, me parec¨ªa una gran anormalidad en una democracia¡±
P. Eso hac¨ªamos... Pero usted tambi¨¦n ha hecho mucha pol¨ªtica: de forma activa y en sus pel¨ªculas.
R. S¨ª, pero no quiero hablar de actualidad.
P. ?Le cansa?
R. La sigo con atenci¨®n intermitente. Pero esta es una entrevista que concedo debido a la salida de mi pel¨ªcula en Espa?a.
P. Ya, pero en Espa?a tambi¨¦n interesa su vertiente pol¨ªtica.
R. Mire, yo tuve un compromiso apasionado pero temporal. Lo dije desde el principio. Han pasado 20 a?os. Siempre dije que no cambiar¨ªa de trabajo, porque amo lo que hago. Pero me apart¨¦ de mi oficio y empec¨¦ a hacer pol¨ªtica con el movimiento de los Girotondi [un movimiento ciudadano que se reun¨ªa en las plazas para protestar contra Berlusconi y contra algunos sectores de la izquierda]. Era una situaci¨®n extraordinaria.
P. ?Por qu¨¦?
R. Un hombre con un imperio medi¨¢tico era presidente del Consejo de Ministros. Y eso, a m¨ª que soy muy deportivo, me parec¨ªa una gran anormalidad en una democracia. Una enorme anomal¨ªa. Y no porque fuera de derecha, faltar¨ªa m¨¢s. El problema es que no era un hombre cualquiera, ten¨ªa un conglomerado de telecomunicaciones y eso no deber¨ªa ser posible ni para alguien que no hiciese pol¨ªtica porque tendr¨ªa que prohibirlo una ley antitrust. Es como si en la carrera de los 100 metros lisos uno de los participantes saliese 20 metros por delante. Eso es lo que significa en pol¨ªtica tener tres canales de televisi¨®n, radios, peri¨®dicos¡ Era una situaci¨®n extraordinaria y me parec¨ªa justo dedicar mi tiempo a una causa en la que cre¨ªa.
P. Pues ahora se habla de ¨¦l para la presidencia de la Rep¨²blica. ?Le parece extra?o?
R. M¨¢s que extra?o [guarda un largo silencio]. Es incomprensible. Pero antes le dec¨ªa que los italianos no somos buenos asumiendo las responsabilidades de nuestras palabras y actos. Y tampoco lo somos con la memoria, la tenemos muy corta.
P. Casi hemos olvidado tambi¨¦n c¨®mo se estrenaban las pel¨ªculas antes y muchas pasan por plataformas antes de la salas. ?Se lo propusieron con Tres pisos?
R. Recibimos ofertas durante la pandemia. Pero le dije al coproductor que no deseaba conocerlas. Solo quer¨ªa esperar a que la gente pudiera volver a las salas. Y lo digo como espectador. Para m¨ª ir a una sala de cine es una experiencia insustituible. Y es algo que ech¨¦ mucho de menos en el confinamiento.
P. ?Sobrevivir¨¢n salas como la suya? [Es propietario de la sala Sacher en el Trastevere].
R. Es usted un poco brutal¡ Pero las que tendr¨¢n m¨¢s dificultad ser¨¢n las pel¨ªculas medianas. El p¨²blico siente que las ver¨¢ en la televisi¨®n de casa. Pero habr¨¢ siempre espacio para grandes producciones y para los filmes de autor, de calidad. Los que est¨¢n en medio ya est¨¢n sufriendo m¨¢s. Mi sala se defiende, s¨ª.
Que se hable de Berlusconi como posible presidente de la Rep¨²blica es incomprensible¡±
P. ?Usted ve series?
R. Alguna s¨ª. No miro ciencia ficci¨®n, ni terror¡
R. ?Har¨ªa alguna?
R. Van demasiado r¨¢pido para mis ritmos. No hay tiempo para pensar durante la elaboraci¨®n. Y adem¨¢s, hay plataformas que son muy invasivas, prepotentes. Se entrometen en todos los aspectos. M¨¢s que plataformas son visiones del mundo. Y eso no me gusta.
Moretti entonces se desconcentra y se dirige al fot¨®grafo, que busca escenarios para el retrato en el peque?o despacho. ¡°Oiga, usted no encuentra la paz¡ La pr¨®xima vez les convocar¨¦ en un castillo¡±.
P. Tres Pisos podr¨ªa haber sucedido en cualquier ciudad. Pero Roma ha sido un personaje secundario de muchas de sus pel¨ªculas. ?Podr¨ªa hacer hoy un Caro diario?
R. Roma es hoy una ciudad mucho m¨¢s agotadora que entonces. El transporte, por ejemplo, es un problema muy serio. En Roma el tiempo de los ciudadanos no vale nada y este asunto lo da?a todav¨ªa m¨¢s. Puedes estar tres cuartos de hora esperando un autob¨²s, u horas en un atasco en el Lungotevere. Es una ciudad extenuante. Pero no vivir¨ªa en otra.
Roma es una ciudad cada vez m¨¢s agotadora, el tiempo de los ciudadanos no vale nada. Pero no vivir¨ªa en otro lugar¡±
P. ?Cree que puede cambiar?
R. Gobernar Roma es una de las profesiones m¨¢s dif¨ªciles del mundo. No basta la pasi¨®n o la honestidad. Hay que tener lucidez, competencia, buenos colaboradores y tiempo para cambiarla.
P. Otra de sus pel¨ªculas inolvidables fue Il Caimano, aquel retrato de Berlusconi¡
R. Mire, le ense?o un correo electr¨®nico.
Moretti muestra un correo donde le alertan de que en Alemania Il Caimano se tradujo como Der Italiener [El italiano]. ¡°Esto es un golpe duro¡±, dice con su profunda iron¨ªa.
P. ?Hay alg¨²n personaje pol¨ªtico que le inspirar¨ªa hoy una pel¨ªcula?
R. No.
P. Mario Draghi podr¨ªa ser un personaje muy morettiano si lo piensa. Esa iron¨ªa tan sofisticada, su discreci¨®n, la inteligencia jesu¨ªtica¡
R. Ve, ahora si yo le respondo, usted titular¨¢: ¡°Har¨¦ una pel¨ªcula sobre Draghi¡± o ¡°no har¨¦ una pel¨ªcula sobre Draghi¡¡±. As¨ª que no respondo.
P. Tranquilo, no lo haremos. Le pregunto por el personaje.
R. Pues es bastante enigm¨¢tico. Pero no creo que el deber de un cineasta sea hacer pel¨ªculas comprometidas. El ¨²nico compromiso debe ser hacer buenas pel¨ªculas. A poder ser, tambi¨¦n innovadoras. Que no se hayan visto 10.000 veces antes. No hay argumentos de primera o segunda divisi¨®n.
P. ?Qu¨¦ le parece que Draghi gobierne Italia?
R. Le repito que preferir¨ªa hablar de cine. Pero se lo digo: hace 10 meses hubo un momento en el que la pol¨ªtica fracas¨® y fueron a buscarle. Pero veremos qu¨¦ suceder¨¢.
Este Papa me parece el id¨®neo para este momento hist¨®rico. La persona justa en el lugar justo en el momento preciso. Y me parece incre¨ªble que dentro del Vaticano le declaren la guerra¡±
P. En su festival Bimbi Belli celebra cada verano debates y proyecciones de cineastas noveles que luego han sido grandes. Uno de ellos, curiosamente, fue Franco Battiato.
R. Fue una noche preciosa. Estaba llen¨ªsimo. Era un gran tipo.
P. ?C¨®mo vivi¨® su muerte?
R. Me disgust¨® much¨ªsimo. Le vi en uno de sus ¨²ltimos conciertos en Roma. Pero mi recuerdo suyo me transporta a una noche en Sicilia, en la piscina de Acireale. Trabaj¨¢bamos de seis de la tarde a cinco de ma?ana. Yo rodaba Palombella rossa, una pel¨ªcula que transcurre en una piscina en un partido que empieza de d¨ªa y termina de noche. Sonaba E ti vengo a cercare de Battiato, y 300 figurantes en la tribuna que la cantaban a coro. Toda la noche. Hasta que muertos de hambre comenzaron a gritar: ¡°Moretti, Moretti, vogliamo li cornetti¡± [Moretti, queremos los cruasanes].
P. El d¨ªa en que muri¨® Battiato esa fant¨¢stica secuencia se hizo viral en redes¡ ?Eran amigos?
R. No tuvimos gran relaci¨®n personal. Aunque me encantaba como m¨²sico, y tambi¨¦n como persona.
P. Uno de sus grandes personajes tambi¨¦n fue aquel Papa que no quer¨ªa serlo. Aquel pont¨ªfice que interpretaba Michel Piccoli que necesitaba terapia. Como experto en la materia, ?qu¨¦ le parece el actual Papa?
R. Yo no soy creyente. M¨¢s bien ateo. Aunque no estoy de acuerdo con la famosa frase de Bu?uel: ¡°Por la gracia de Dios¡±. Es lo contrario, yo estoy enfadado por serlo. Pero este Papa me parece el id¨®neo para este momento hist¨®rico. Es la persona justa en el lugar justo en el momento preciso. Y me parece incre¨ªble que dentro del Vaticano haya pedazos del clero que le declaren la guerra. No entiendo c¨®mo un cura, un obispo o un cardenal pueden no estar de acuerdo con Francisco.
Babelia
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