Gran triunfo de los ¡®victorinos¡¯, Emilio de Justo y Bol¨ªvar en la feria colombiana de Cali

Los toros de Victorino Mart¨ªn, que debutaban en Cali, el torero colombiano Luis Bol¨ªvar y el espa?ol Emilio de Justo protagonizaron ayer, jueves, una tarde emocionant¨ªsima en la plaza de Ca?averalejo.

A tres toros se le concedi¨® el premio de la vuelta al ruedo, y los toreros pasearon nueve orejas y un rabo. Al final del festejo, la salida a hombros de los tres reflej¨® lo que momentos antes hab¨ªa sucedido en el ruedo: la emoci¨®n de la nobleza y calidad del toro bravo y la entrega y torer¨ªa de los que se vistieron de luces y alcanzaron un merecido triunfo.

Bien es cierto que ni la presidencia ni el p¨²blico exhibieron la exigencia requerida, pero los victorinos, bien presentados para la categor¨ªa de la plaza, cumplieron con creces ante los picadores, derrocharon movilidad y calidad en sus embestidas, humillaron y repitieron en el tercio final y propiciaron el triunfo de sus matadores.

A tres ejemplares se les concedi¨® la vuelta al ruedo, y a dos de ellos ¨Dtercero y cuarto¨D se les pidi¨® el indulto, que no se les concedi¨® por razones sanitarias ¨Dal parecer, ning¨²n toro pod¨ªa salir vivo de la plaza¨D, aunque el presidente acarici¨® el pa?uelo naranja en ambas ocasiones.

A excepci¨®n de los dos ¨²ltimos, con la embestida m¨¢s corta y que presentaron m¨¢s dificultades para la lidia, los toros de Victorino Mart¨ªn fueron grandes compa?eros de viaje para los toreros. Acudieron con presteza y alegr¨ªa a los capotes, cumplieron en los caballos, facilitaron el tercio de banderillas y expresaron su calidad en la muleta, en la que repitieron hasta la saciedad con humillaci¨®n y exquisita nobleza y templanza.

Todos ellos, incluidos los dos que cerraron el festejo, protagonizaron una gran tarde de toros por su acometividad, prontitud, fijeza y transmisi¨®n; incluso por las dificultades que plantearon los menos propicios para el ¨¦xito. Un extraordinario triunfo para Victorino Mart¨ªn, presente en la plaza, emocionado y con las l¨¢grimas a flor de piel por el juego de sus toros, y empe?ado, tambi¨¦n, en que no hubiera indulto para evitar la puntilla en los corrales o, en caso improbable, que un toro vivo pudiera quedar en suelo colombiano con el peligro inherente de que su semilla fructificase en aquel pa¨ªs.

Los toros no pudieron elegir a sus toreros, pero tuvieron suerte con Luis Bol¨ªvar y Emilio de Justo.

El primero, un joven veterano, conocido en Espa?a, donde ha triunfado sin acabar de romper, sab¨ªa el serio compromiso que adquir¨ªa al hacer el pase¨ªllo. Volv¨ªa a presentarse ante la afici¨®n espa?ola gracias a la televisi¨®n, con una ganader¨ªa que ¨¦l conoce bien ¨Dfue apoderado por Victorino Mart¨ªn padre cuando era novillero¨D y junto a una de las figuras actuales. Y, ciertamente, respondi¨® al envite con gallard¨ªa, entrega y un toreo a la altura de sus oponentes. Empujado por el cari?o de sus paisanos, Bol¨ªvar sorprendi¨® con su madurez capotera, estuvo a la altura en el tercio final y, aunque se le nota que torea poco, reverdeci¨® laureles del pasado y pidi¨® un hueco en las pr¨®ximas ferias espa?olas.

Y Emilio de Justo volvi¨® a decir que atraviesa un momento excepcional. Quiz¨¢ hoy sea el torero m¨¢s en forma del escalaf¨®n, al que le sirven todos los toros, y con todos triunfa con una cabeza privilegiada y una t¨¦cnica depurada. Templado, profundo, elegante y artista con el buen toro segundo, extraordinario con el espectacular cuarto, e inteligente y sobrado con el dificultoso sexto, De Justo volvi¨® a demostrar su consolidaci¨®n como figura del toreo.

Una tarde, en fin, de toros y toreros muy interesante, sorprendente por la calidad de los victorinos y la entrega de los toreros; emoci¨®n a flor de piel para los aficionados colombianos y un espect¨¢culo, a pesar del l¨®gico triunfalismo reinante, muy beneficioso para la tauromaquia.