D¨¹rrenmatt: un grande de la novela negra que no puede pasar desapercibido
El centenario del nacimiento del dramaturgo suizo devuelve a las librer¨ªas algunas de sus grandes obras, ficciones criminales de calidad y con un enorme peso ¨¦tico
El 5 de enero se cumplieron 100 a?os del nacimiento en Konolfingen, Berna, del escritor suizo Friedrich D¨¹rrenmatt, fallecido en 1990. Estas efem¨¦rides son muy saludables cuando las editoriales las utilizan como contexto para recuperar obras de autores que no han sido del todo bien tratados. Entre todos ellos, es probable que D¨¹rrenmatt ocupe un lugar privilegiado, no ya como dramaturgo con una obra ampliamente glosada y loada, sino en este g¨¦nero que nos fascina.
Sus incursiones en la novela negra fueron tan breves y espor¨¢dicas como brillantes y necesarias. Ya hablamos aqu¨ª de la nouvelle La aver¨ªa (recuperada en 2020 por Perif¨¦rica), de su inteligencia para apuntar a la l¨ªnea de flotaci¨®n de las convenciones burguesas y camuflar el ataque en el dislate y el absurdo. En las poco m¨¢s de 150 p¨¢ginas de La promesa (en la versi¨®n que tengo de Navona, con traducci¨®n y pr¨®logo de Xandru Fern¨¢ndez) est¨¢ todo el corpus ¨¦tico de su obra negra: el an¨¢lisis de los fallos del sistema, de la hipocres¨ªa moral, siempre con cierto aire fatalista. ¡°La conclusi¨®n l¨®gica de una historia se logra cuando los acontecimientos toman el peor giro posible¡±, se asegura en la obra de teatro Los f¨ªsicos. En La promesa, el comisario Matth?i se ata de manera irremediable a la tragedia de una ni?a abusada y asesinada. El caso toma derroteros extra?os, D¨¹rrenmatt se quiere re¨ªr del g¨¦nero pero le sale una oda al compromiso con la justicia, con la b¨²squeda de la verdad, una novela negra impecable.
Ahora, aprovechando las novedades editoriales generadas a ra¨ªz del centenario, completamos la visi¨®n de la obra policial de D¨¹rrenmatt con dos aportaciones de Tusquets (que ya public¨® El encargo, Justicia y alguna que otra obra m¨¢s ajenas al g¨¦nero): El juez y su verdugo y La sospecha, ambas traducidas por Juan Jos¨¦ del Solar y ya en librer¨ªas. Aborda el dramaturgo suizo en estas dos novelas, tan breves como las anteriores, la vida del comisario Hans B?rlach, al que encontramos en la primera de ellas (El juez y su verdugo, 1952) con algo m¨¢s de 60 a?os, en Berna, donde llega tras una brillante carrera policial en Suiza y el extranjero. Sabemos de ¨¦l que tuvo problemas por ser un furibundo antinazi, que le gusta fumar puros y que tiene una salud endeble. De hecho, le queda un a?o de vida. Tambi¨¦n que tiene tantas reticencias acerca de la medicina como la criminal¨ªstica moderna. B?rlach investiga la muerte de Ulrich Schmied, joven y brillante inspector, tiroteado en su coche en medio de la nada, un caso con complejas ramificaciones pol¨ªticas en una oscura trama en la que el poder se conjura para preservar los intereses de los industriales suizos. Todo ocurre en estas dos novelas de manera pausada e imparable. No hay violencia expl¨ªcita ni acci¨®n ¡°trepidante¡±. Tampoco grandes discursos pol¨ªticos. D¨¹rrenmatt no necesita nada de eso.
¡°Como individuos aislados no podemos salvar este mundo¡±, dice el l¨²cido B?rclah en La sospecha (1953), segunda entrega de sus andanzas. Nos encontramos al comisario postrado en una cama de hospital donde descubre, por casualidad (siempre tan importante para D¨¹rrenmatt) un caso criminal de nazis e identidades cambiadas. La capacidad del autor suizo para conseguir que toda la primera parte pase en esa cama es tremenda, aunque hay algunos excesos en la segunda mitad, ya en otro contexto. A B?rlach le quedan dos d¨ªas para la jubilaci¨®n, sabe que nada va a cambiar mucho, pero no puede resistirse a buscar la verdad. Es as¨ª, es D¨¹rrenmatt, son sus conflictos. ?Lo han le¨ªdo? Rel¨¦anlo. ?No lo han le¨ªdo? Vayan a su librer¨ªa o biblioteca y reg¨¢lense buena literatura negra.
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