Mirar a un futuro en el que las m¨¢quinas acunan a reci¨¦n nacidos
Los documentales ¡®Users¡¯, de la mexicana Natalia Almada, y 'Robots', de la alemana Isa Willinger, se mecen entre la fascinaci¨®n y el terror que despierta la era digital
Natalia Almada (Ciudad de M¨¦xico, 47 a?os) se define como ¡°una madre mayor¡±. Lo fue cumplidos los 40 a?os. As¨ª que intenta evitar el ¡°solo entender¨¢s ciertas cosas si has sido padre¡±, porque durante mucho tiempo ha estado al otro lado. ¡°Pero es cierto que, una vez tuve a mis hijos, me hizo pensar en el futuro y en el mundo que les iba a dar de una forma mucho m¨¢s ¨ªntima¡±, comenta.
Una imagen, la misma con la que arranca su documental Users (usuarios), congrega varias de esas dudas. Una cuna con inteligencia artificial est¨¢ programada para mecer a un reci¨¦n nacido cuando considera necesario mientras genera ruido blanco para lograr que se duerma. El producto, que es bastante caro, est¨¢ dise?ado por Yves B¨¦har a partir de las ideas del pediatra Harvey Karp. ?Ha llegado el momento en el que una m¨¢quina pueda sustituir de forma efectiva al cuidado humano? ?C¨®mo ser¨¢ la personalidad de los adultos criados al calor de cunas inteligentes? Almanda, en contraposici¨®n, recuerda el tiempo en que los partos no pod¨ªan programarse ni pod¨ªa saberse el sexo de los beb¨¦s con antelaci¨®n, en esta cinta que compite estos d¨ªas en el festival suizo de documental Visions du R¨¦el, uno de los m¨¢s relevantes del g¨¦nero en todo el mundo.
Paisajes, ni?os (los propios hijos de la mexicana), animales, trabajadores¡ y muchas m¨¢quinas, componen este hipn¨®tico viaje. Con la tecnolog¨ªa dominando cada vez m¨¢s aspectos de nuestra sociedad, la cineasta muestra a modo de ensayo visual las consecuencias de este denominado tecnopolio y de esa creencia tan arraigada que conecta las mejoras de la inteligencia artificial con el progreso. En Users reflexiona sobre la soledad y la deshumanizaci¨®n, recurriendo a un lenguaje visual que no olvida la piel y la tierra. La palabra que le ven¨ªa todo el tiempo a la mente al rodar esta cinta experimental es la de "ambivalencia", confiesa la mexicana: ¡°Me interesaba pensar en c¨®mo nuestra relaci¨®n con la tecnolog¨ªa cambia nuestra relaci¨®n con la naturaleza. Esta situaci¨®n puede ser hermosa y aterradora al mismo tiempo y, por tanto, genera sensaciones que son contradictorias, pero no excluyentes¡±. En un momento dado, refleja esa met¨¢fora a trav¨¦s de las im¨¢genes de salvajes incendios en California, donde la belleza de las llamas se cuela en un instante de destrucci¨®n y violencia.
En este trabajo, el est¨ªmulo auditivo es tan importante como lo es el visual. Se encarga de ello el marido de la directora, Dave Cerf, que dise?a la fusi¨®n entre sonido ambiente y melod¨ªas como las de The Kronos Quartet. Adem¨¢s, una voz rob¨®tica femenina, al estilo de Siri y Alexa, narra casi por completo la pel¨ªcula. Est¨¢ creada de forma artificial a partir de algunas grabaciones sonoras de la propia Almada, que tuvo la oportunidad de probar el software que lo hace posible y decidi¨® ¡°que ten¨ªa todo el sentido¡± aplicarlo a este proyecto. ¡°Me fascinaba la idea de que una m¨¢quina pudiera tener mi voz; que yo pudiera convertirme en m¨¢quina despu¨¦s de muerta y que esa voz pudiera decir a mis hijos cosas que yo nunca dije¡±, dice la mexicana de madre estadounidense y criada en Chicago, ganadora con este trabajo del premio a mejor direcci¨®n de un documental en el Festival de Cine de Sundance 2021.
Inteligencia artificial contra la soledad
Robots, cinta de la alemana Isa Willinger?(M¨²nich, 40 a?os) que puede verse en Filmin, aborda el mismo asunto desde otra perspectiva. Chuck es un estadounidense solitario que decide comprar a Harmony, un sofisticado juguete sexual de apariencia humana. Aunque pudiera parecer una versi¨®n revolucionada de la cl¨¢sica mu?eca hinchable, esta rubia inteligencia artificial est¨¢ programada para mantener conversaciones y hacer compa?¨ªa. As¨ª que cuando charla con su due?o, le desvela una inesperada afici¨®n por la literatura.
En cambio el dulce Pepper, con aspecto m¨¢s cercano al dibujo animado que al de un ni?o, est¨¢ dise?ado para romper con la soledad de una abuela japonesa. El ajetreado modo de vida de su familia en Tokio hace que su hijo le compre este curioso regalo. La labor de su nuevo nieto electr¨®nico no es solo emocional. Cada vez que da conversaci¨®n a la anciana, ayuda a retrasar el deterioro de sus capacidades cognitivas. Pero la personalidad infantil del robot termina por aburrir a su propietaria.
Estas m¨¢quinas ya socialibilizan a diario con los humanos, en los servicios de atenci¨®n al cliente, en las recepciones de hoteles y como compa?eros de trabajo. Lo que la directora alemana muestra en su documental es c¨®mo tambi¨¦n empiezan a entrar en nuestros hogares, en ese reducto de intimidad que puede suponer la ¨²ltima frontera entre unos y otros.
Willinger retrata a los robots "como sujetos y no como objetos", cuenta en conversaci¨®n telef¨®nica. La excusa para analizar la relaci¨®n que la sociedad mantiene con la tecnolog¨ªa. Para encontrar los dos relatos de desencuentros entre inteligencia artificial y humanos que vertebran el documental, la cineasta primero localiz¨® a los robots y luego logr¨® convencer a los humanos con los que conviv¨ªan a que formaran parte del proyecto.
"La idea era que los robots fueran los protagonistas. No hay muchos de ellos que habiten en entornos reales, que est¨¦n en un hogar en vez de en un laboratorio o un museo, pero al final sus due?os robaron nuestra atenci¨®n. As¨ª que empezamos tal y como se ruedan las pel¨ªculas de ciencia-ficci¨®n para confundir ligeramente al espectador y que se cuestionara ?Es esto el mundo real? ?Es el futuro o ya es presente? ?Hemos llegado hasta aqu¨ª como especie?", cuenta.
Lo que comenz¨® como un retrato de la vida humana de estos robots, termin¨® siendo el testimonio de los deseos insatisfechos de las personas que los rodean, con la mirada abierta al cambio. "No podemos juzgar el futuro con la mirada del presente. Lo m¨¢s f¨¢cil es mostrarse pesimista, pensar que es muy bizarro el intentar encontrar compa?¨ªa en una m¨¢quina y que es el fin de nuestra civilizaci¨®n. ?Qu¨¦ hubiesen pensado nuestros tatarabuelos si nos hubiesen visto ligar con nuestros tel¨¦fonos m¨®viles? Hubiesen visto en ello el fin de nuestra sociedad. Y, sin embargo, aqu¨ª estamos. Esta nueva vida tiene sus desventajas, pero tambi¨¦n lidiamos con ellas. Y no olvidemos que, hasta hace pocos a?os, buscar pareja a trav¨¦s de internet nos parec¨ªa que era propio de gente rara".
Pero Robots tampoco hace apolog¨ªa de estos nuevos modos de vida. Dos semanas despu¨¦s de que el equipo terminara el rodar, Pepper se rompi¨® y la familia decidi¨® dejarlo en el sal¨®n como un objeto decorativo. "Cada vez que lo ve la abuela, inerte, se siente aliviada", comenta divertida Willinger.
Babelia
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