Si el dinero no crece en los ¨¢rboles, ?de d¨®nde sale?
El documental ¡®Oeconomia¡¯ pregunta a bancos, grandes empresas y dem¨¢s actores del capitalismo por el origen del opaco sistema financiero sobre el que se sustenta el planeta
Como a tantos otros ciudadanos, la crisis financiera de 2008 gener¨® en la directora Carmen Losmann (Crailsheim, Alemania, 43 a?os) la sensaci¨®n de que algo no funciona en el sistema econ¨®mico del que depende la pr¨¢ctica totalidad del planeta. La opacidad con la que operan estos grandes actores financieros, principalmente los bancos, ha reforzado esa situaci¨®n de desconfianza. T¨¦rminos como "banco malo" o "rescate bancario", el que la Uni¨®n Europea inici¨® en 2012 con entidades financieras espa?olas, confunde e incluso indigna a buena parte de la poblaci¨®n. En la cinta Oeconomia, que se proyecta a lo largo de abril en salas de toda Espa?a dentro del programa El documental del mes de DocsBarcelona, la alemana intenta buscar respuestas a una pregunta b¨¢sica: ?C¨®mo nace el dinero? En el proceso, encuentra preguntas todav¨ªa m¨¢s complejas e inquietantes.
Con la intenci¨®n de pelar la cebolla de la espiral en la que se encuentra el mundo y de exponer las reglas del capitalismo, Oeconomia se acerca a algunos de los trabajadores de la gran rueda financiera. Busca que cuenten los modos y los valores que hay detr¨¢s de las estructuras b¨¢sicas que sostienen nuestra vida cotidiana. En concreto, que expliquen al espectador c¨®mo funciona un principio b¨¢sico de su actividad. Para que haya beneficios no vale con que el dinero se mueva de unas manos a otras, sino que tiene que haber dinero nuevo cada a?o. ?De d¨®nde sale ese nuevo dinero? Principalmente, de la deuda generada en aquellos que piden un pr¨¦stamo al banco, explican algunos economistas en la cinta. ¡°La parte m¨¢s aterradora de lo que aprend¨ª durante este tiempo fue el constatar que este sistema bancario funciona con la misma l¨®gica que la estafa de las cartas nigerianas¡±, comenta Losmann.
La directora alemana, tras recibir muchas negativas de todo tipo de bancos y entidades privadas, logra entrar en algunos de esos gigantes de cristal donde nace el enorme engranaje invisible del sistema financiero. Lo hace antes de que la crisis del coronavirus deje al capitalismo, y por tanto al mundo, en una incertidumbre todav¨ªa mayor. Es precisamente el vidrio de esos rascacielos lo ¨²nico transparente que obtiene en esas entrevistas que tanto le cuesta lograr. Lo que encuentra a menudo es una secuencia de balbuceos y salidas por la tangente. Aunque acceden a hablar ante la c¨¢mara, evitando la v¨ªa f¨¢cil del sin comentarios, ninguno de estos representantes de la econom¨ªa mundial da una respuesta clara. Algunos aseguran no saberlo: son un eslab¨®n m¨¢s de una cadena cuyo origen les queda ya muy alejado. Otros, como nada menos que el economista jefe del Banco Central Europeo, Peter Praet, dicen no ser capaces de explicarlo de forma que lo entienda el com¨²n de la poblaci¨®n. Y hay quien viene a decir que prefiere no ahondar en una respuesta que, sencillamente, no va a gustar, como es el caso de Andrew Bosomworth, alto cargo de la entidad gestora de inversiones PIMCO.
Una de las pocas cosas que logra Losmann sacar en claro es la paradoja con la que nuestras sociedades funcionan y que tiene dif¨ªcil alternativa. La econom¨ªa crece cuando el capital financiero tambi¨¦n lo hace. Por tanto, tiene que hacerlo continuamente. Y, para que eso ocurra, los beneficios solamente son posibles cuando hay endeudamiento. Los que no son ricos tienen que deber dinero al banco, y que sus generaciones siguientes hereden de forma literal o metaf¨®rica esa factura, para que los que s¨ª lo son aumenten unos beneficios con un dinero nuevo que no crece de los ¨¢rboles. ?Podemos mantener ese ciclo de forma indefinida? ?Qu¨¦ otras opciones nos asegurar¨ªan una vida pr¨®spera? ?Un sistema que se basa en el crecimiento infinito requiere por tanto de recursos naturales infinitos?
El an¨¢lisis que hacen muchos de los entrevistados de Oeconomia parece abocar a nuestras sociedades a un choque ante el que parece que nadie prepara un plan b. La alemana se rebela contra esa idea: ¡°No estoy de acuerdo con el ¡®no importa lo mucho que intentes entenderlo, el mundo no va a cambiar¡¯. El mundo s¨ª est¨¢ cambiando. La cuesti¨®n es saber en qu¨¦ direcci¨®n lo est¨¢ haciendo. Las reglas de apropiaci¨®n est¨¢n ahora mismo dise?adas en perjuicio de la mayor parte de la poblaci¨®n. Lo importante es que seamos conscientes de que es una estructura que puede variar. Es una idea que el neoliberalismo ha intentado quitarnos de la cabeza durante d¨¦cadas, pero creo que es solo propaganda para evitar que nos resistamos a un sistema injusto¡±.
¡°Una de las intenciones principales de Oeconomia es lanzar un mensaje conciso. S¨ª hay otras opciones econ¨®micas. Otras que causan menos da?o social y ecol¨®gico. No importa que Margaret Thatcher intentara convencernos de lo contrario en los a?os ochenta con su legendario ¡®No hay alternativa¡¯. As¨ª que es probable que mis pr¨®ximos proyectos ahonden en esas alternativas¡±, avanza.
Preguntas necesarias
Carmen Losmann, consciente de la paradoja en la que al trabajador ¡°le queda muy poco tiempo y motivaci¨®n como para escarbar en el funcionamiento del sistema econ¨®mico [al que pertenece], al estar demasiado ocupado haciendo frente a su vida en las circunstancias actuales¡± se pregunta por qu¨¦ los medios de comunicaci¨®n de masas, en especial los entes p¨²blicos, no resuelven cuestiones b¨¢sicas sobre nuestra econom¨ªa que deber¨ªan haber salido a la luz tras el desastre financiero del 2008. ¡°Sigo escuchando el argumento de que es un asunto demasiado complejo, que la gente no est¨¢ interesada en ello. Pero habr¨ªa que comprobar si eso es cierto¡±, afirma la responsable de este documental.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.