¡®Madeleine Collins¡¯: la doble vida de una mujer b¨ªgama
Hay estilo en la narraci¨®n de Antoine Barraud y unas gotas de incertidumbre en las pocas frases que se dicen. De ah¨ª en adelante, la historia de este filme no te suelta
Un elegante pr¨®logo filmado en plano secuencia, con un magn¨ªfico manejo del punto de vista y del fuera de campo ¡ªla acci¨®n principal se desarrolla fuera del ojo de la c¨¢mara y, por tanto, lejos del ojo del espectador¡ª, abre la pel¨ªcula francesa Madeleine Collins. Hay desesperaci¨®n en el personaje que mueve la acci¨®n y suspense en cada una de sus maniobras. V¨¦rtigo, mentira, dolor. Y no ocurre nada particularmente misterioso: solo es una mujer en una tienda de lujo prob¨¢ndose unos vestidos y teniendo un baj¨®n de tensi¨®n. Hay estilo en la narraci¨®n de Antoine Barraud, su director; tambi¨¦n unas gotas de incertidumbre en las pocas frases que se dicen. De ah¨ª en adelante, la historia no te suelta. Y aunque el desenlace quiz¨¢ tenga algo de desilusionante, la pel¨ªcula se ve con el br¨ªo de lo enigm¨¢tico.
En el a?o 1953, la actriz, guionista y directora estadounidense Ida Lupino, cineasta pionera, compuso la soberbia El b¨ªgamo, obra de singular atrevimiento, desafiante con el c¨®digo Hays de autocensura, en la que un hombre experimentaba dos vidas en paralelo con dos mujeres a las que quer¨ªa de distinto modo, pero con igual verdad. Una pel¨ªcula valiente y nada maniquea sobre los roles de g¨¦nero, que deambulaba entre el drama social, el policiaco y la intriga, narrada en varios tiempos a partir de flashbacks de apoyo. Con semejantes elementos tonales y casi exacta situaci¨®n, Barraud, tambi¨¦n coguionista, articula su obra a partir de la doble existencia de una mujer que, por trabajo ¡ªcomo el viajante Edmond O¡¯Brien de la pel¨ªcula de Lupino¡ª, est¨¢ obligada a desplazarse con continuidad, lo que le facilita su no demasiado f¨¦rreo castillo de naipes sentimental.
La imponente Virginie Efira es esa mujer instalada en la mentira, en principio con sorprendente naturalidad, conforme avanza el relato con acechante desequilibrio. Un personaje, de nuevo como en El b¨ªgamo, alejado de lo especialmente negativo, ¡°que finge no tener miedo cuando lo tiene¡±, y que lleva a pensar en algunas de las grandes historias que el cine y la literatura nos han legado en los ¨²ltimos a?os basadas o inspiradas en pasmosas vidas reales, con El adversario, de Emmanuel Carr¨¨re como paradigma. Y a su lado, en una de las dos tramas, el espa?ol Quim Guti¨¦rrez, estupendo en un papel en el que debe pasar por la ternura, el desconsuelo y, finalmente, el agravio.
Con una inspirada banda sonora de corte intrigante de Romain Trouillet, Madeleine Collins tiene una gran virtud: la cadencia de la informaci¨®n ofrecida al espectador, sugestiva por las pistas m¨ªnimas y sutiles, que provocan que durante buena parte del relato el p¨²blico est¨¦ tan perdido como interesado. Y, por desgracia, tambi¨¦n un borr¨®n final que, de todos modos, no acaba de enturbiar el notable conjunto: un desenlace un tanto superficial, que quiz¨¢ nos hable de un personaje que ha convertido su destino en una adicci¨®n, pero que tambi¨¦n resulta decepcionante con respecto a la altura de miras desplegada hasta entonces.
Madeleine Collins
Dirección: Antoine Barraud.
Intérpretes: Virginie Efira, Quim Gutiérrez, Bruno Salomone, Jacqueline Bisset.
Género: intriga. Francia, 2021.
Duración: 102 minutos.
Estreno: 14 de enero.
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