Jos¨¦ Manuel L¨®pez de Abiada, humanismo y gran literatura
El escritor y cr¨ªtico literario fallece a los 77 a?os. Por su c¨¢tedra de Berna pasaron los mejores escritores contempor¨¢neos
El nombre del profesor Jos¨¦ Manuel L¨®pez de Abiada ha estado presente durante d¨¦cadas en el campo de la cr¨ªtica literaria espa?ola, que es decir global, porque trabajos como Im¨¢genes de Espa?a en culturas y literaturas europeas (siglos XVI-XVII), de 2004, o Entre el ocio y el negocio: Industria editorial y literatura en la Espa?a de los 90 (2001) son ejemplos se?eros de literatura comparada que le habr¨ªan gustado por igual a Georges Steiner que al mismo ...
El nombre del profesor Jos¨¦ Manuel L¨®pez de Abiada ha estado presente durante d¨¦cadas en el campo de la cr¨ªtica literaria espa?ola, que es decir global, porque trabajos como Im¨¢genes de Espa?a en culturas y literaturas europeas (siglos XVI-XVII), de 2004, o Entre el ocio y el negocio: Industria editorial y literatura en la Espa?a de los 90 (2001) son ejemplos se?eros de literatura comparada que le habr¨ªan gustado por igual a Georges Steiner que al mismo Borges. No se explica que no hayan tenido m¨¢s ediciones, al menos en Espa?a.
Claro que la biograf¨ªa de este profesor c¨¢ntabro, fallecido el domingo a los 77 a?os, va unida a la oscura posguerra y a la obligada emigraci¨®n. Lo que ocurre es que, en este caso, el que empez¨® haciendo de caddy para los golfistas suizos, result¨® ser un self-made man.
Primero estudi¨® Derecho y Econ¨®micas y despu¨¦s se inclin¨® por la filolog¨ªa. Tras ejercer durante a?os de abogado laboralista, siempre vinculado al PSOE de los ochenta, se doctor¨® en lo suyo, la gran literatura.
Como disc¨ªpulo de Eugenio de Nora, de quien hered¨® su c¨¢tedra en Berna, comenz¨® centr¨¢ndose en el exilio. El grupo Espada?a y su literatura comprometida no parecen mal otero para vislumbrar su trayectoria. Ya pol¨ªglota, italiano, franc¨¦s, alem¨¢n y val¨®n, de pitanza, Abiada pas¨® de Cr¨¦mer y Celaya ¡ªah¨ª est¨¢n sus estudios¡ª a lo que se ha llamado ¡°letra peque?a del 27¡å. Sus trabajos y ediciones de La Venus mec¨¢nica y El nuevo romanticismo, de Jos¨¦ D¨ªaz Fern¨¢ndez, as¨ª como los de Balbont¨ªn, son de obligada referencia.
Tradujo, ya en 1981, en edici¨®n biling¨¹e, al alem¨¢n Gottfried Benn (J¨²car), y en la misma colecci¨®n a Goethe (1985). Se emple¨® en componer, con un criterio innovador, la antolog¨ªa consultada Poemas memorables (1939-1999), de 1999.
Sus cientos de art¨ªculos de prensa est¨¢n, sobre todo, en Diario 16, La Verdad y en revistas especializadas, de Quimera a Clar¨ªn, por no citar en alem¨¢n e italiano.
Pero, sobre todo, su mejor faceta: por su c¨¢tedra de Berna, tambi¨¦n por Berl¨ªn, ha pasado durante lustros lo mejor de la literatura espa?ola contempor¨¢nea, de Juan Mars¨¦ y Chirbes, a Javier Mar¨ªas, Prada y P¨¦rez¨CReverte, sobre quien public¨® Alatriste. La sombra del h¨¦roe (Alfaguara, 2009). Y de los dem¨¢s en Verbum, su editorial, de cuya colecci¨®n de ensayo fue director. ?Por qu¨¦? Pues porque as¨ª trabaja la inteligencia cr¨ªtica en literatura: se organiza un ciclo de ponencias en torno al autor, con los mejores cr¨ªticos, y despu¨¦s se publican las conferencias puntualmente corregidas. Esa ha sido la labor de este corredor de fondo. Por no citar, pues nos dejamos mucho, obviamente, la direcci¨®n de tesis doctorales sobre poetas tan necesarios como Roger Wolfe o Antonio Gamoneda. Y ya el ep¨ªtome es que, adem¨¢s era lo que se llama una buena persona. De ah¨ª el lamento.