Cara a cara en el teatro: la verdad de Primo Levi frente al miembro de la Cruz Roja que se crey¨® la versi¨®n de los nazis
Antonio de la Torre regresa a los escenarios en un montaje sobre el Holocausto que supone el debut como director de escena del cineasta Manuel Mart¨ªn Cuenca
¡°Es un olvido que me inquieta y que no presagia nada bueno¡±. Las palabras de Primo Levi estallan de golpe en el escenario. En un sal¨®n de espejos del hotel Roma de la melanc¨®lica ciudad de Tur¨ªn, donde naci¨® el autor italiano, se enfrentan dos maneras de contar la historia, dos memorias personales. La de Levi, que se suicid¨® en abril de 1987 incapaz de superar el horror tras su paso por Auschwitz, frente a la mirada condescendiente de Maurice Rossel, ciudadano suizo que elabor¨® en 1944 un informe elogioso sobre el campo de Terez¨ªn (Checoslovaquia) ¨C¡±era una ciudad casi normal¡±¨C tras su visita oficial como miembro de la Cruz Roja Internacional. Los nazis hab¨ªan realizado d¨ªas antes una acci¨®n de embellecimiento del campo y Rossell no quiso ver la realidad. Incumpli¨® su promesa de ¡°ver m¨¢s all¨¢¡± y, deliberadamente, mir¨® hacia otro lado.
Sucede en la obra teatral Un hombre de paso, del guionista y realizador Felipe Vega, que parte de esos dos personajes reales para recrear un encuentro ficticio y sobrecogedor entre ellos en 1983, bajo la incisiva mirada de una periodista. Su estreno este jueves en Sevilla supone la vuelta a los escenarios del actor Antonio de la Torre tras diez a?os volcado en el cine y el debut como director de escena del cineasta Manuel Mart¨ªn Cuenca. Mar¨ªa Morales y Juan Carlos Villanueva completan el reparto de este espect¨¢culo que podr¨¢ verse hasta el domingo en el Lope de Vega de la capital andaluza, con todo el aforo ya pr¨¢cticamente vendido. Despu¨¦s empezar¨¢ una gira por Espa?a cuya primera parada ser¨¢ Madrid, donde se representar¨¢ del 3 al 23 de febrero en Las Naves del Espa?ol en Matadero.
Escenas de la pel¨ªcula que los nazis obligaron a rodar en Terez¨ªn en las fechas de la visita de Rossel, en un intento de lavar su imagen internacional, acogen a los espectadores a la entrada de los teatros. Lo que no se contar¨¢ fue que el director de este documental, Kurt Gerron, y todo su equipo fueron asesinados en Auschwitz nada m¨¢s terminar el trabajo. Ni que la cinta estuvo desaparecida hasta hace poco. La intenci¨®n de Mart¨ªn Cuenca es hacer del p¨²blico un testigo inc¨®modo de lo que ocurre en el escenario. Una veintena de espectadores estar¨¢n sentados en el escenario, a escasa distancia de los actores. ¡°El p¨²blico se convertir¨¢ en una especie de jurado¡±, asegura el director tras un ensayo en el Lope de Vega, que no ha interrumpido pero durante el cual ha subido al escenario y se ha acercado varias veces a los actores para susurrarles sentimientos al o¨ªdo. ¡°M¨¢s dolor¡±, se le escucha desde el patio de butacas.
La complicidad entre De la Torre y Mart¨ªn Cuenca es evidente, tras a?os de trabajo juntos (cuatro pel¨ªculas, un telefilme y un cortometraje). Llevaban tiempo indagando en proyectos teatrales hasta que surgi¨® la obra de Vega. ¡°Si soy sincero, m¨¢s que el texto, que reconozco que es un tema apasionante, porque retrata como en la normalidad est¨¢ la atrocidad, ten¨ªa muy claro que quer¨ªa hacer teatro con Manolo para trabajar desde las tripas, desde el alma, olvidando de alguna manera la t¨¦cnica¡±, asegura el actor, todav¨ªa con el pelo engominado, bufanda de seda al cuello y la elegante gabardina que luce su personaje, sentado en una mesa del decorado de la obra junto al director.
¡°Yo no s¨¦ si podr¨ªa vivir sabiendo como mi personaje que tuve posibilidad de cambiar algo y mir¨¦ para otro lado¡±, a?ade De la Torre. ¡°Est¨¢ clara la importancia del relato y la memoria. Estamos rodeados de personas como Rossel. Es un hombre como cualquiera de nosotros, que se esconde tras la comodidad. Frente a ¨¦l, Primo Levi levanta la voz para que los hechos no se olviden¡±, interviene Mart¨ªn Cuenca, para quien Un hombre de paso es una obra contra el olvido del Holocausto, pero tambi¨¦n contra ¡°todos los olvidos¡±, contra aquellos que miran hacia otro lado en situaciones de horror. ¡°El Holocausto nos mostr¨® que lo inimaginable es posible¡±, apunta el director, mientras que De la Torre a?ade que no hay mayor brutalidad imaginable que la del Holocausto. ¡°Los nazis arrebataron la condici¨®n de humano a las personas¡±, se horroriza el int¨¦rprete.
En un momento de la funci¨®n, el propio Rossel se pregunta si esa confesi¨®n ante la periodista, tantos a?os despu¨¦s de aquella visita al campo de concentraci¨®n, sirve para algo. ¡°?Qui¨¦n no es Rossel o ha sido alguna vez Rossel?¡±, se pregunta Mart¨ªn Cuenca. Y a?ade: ¡°El arte, todo el arte, es aquello que la gente no quiere ver. El arte tiene que ser hiriente para el p¨²blico, tiene que despertar conciencias. El arte amable no es arte¡±. ¡°Cuando se produce un ERE en una gran empresa, ?cu¨¢ntos trabajadores no se han callado? Eso es tambi¨¦n ser un Rossel¡±, a?ade De la Torre.
Primo Levi abandona el encuentro, asqueado ante las disculpas de ese hombre que no vio ni hambre ni terror en los prisioneros del campo. ¡°Todo el mundo sab¨ªa lo que pasaba y todos miraron hacia otro lado¡±, dice el escritor italiano poco antes de levantarse de la butaca. ¡°Tal vez no deber¨ªa haber aceptado. ?ltimamente, no mido bien mis propias fuerzas¡±, se despide Levi, que solo reaparece al final de la funci¨®n para leer al p¨²blico un hermos¨ªsimo poema.
Babelia
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