La princesa tejana, el mural de Caravaggio y las maravillas del palacio que nadie quiere comprar
La residencia hist¨®rica de la familia Boncompagni Ludovisi atesora obras de Guercino, Dominichino, Paul Bril o Giambattista Viola, un telescopio regalado por Galileo y un imponente archivo hist¨®rico
Rita Carpenter lanz¨® una moneda a la fontana de Trevi en su viaje a Roma cuando ten¨ªa 16 a?os y pidi¨® casarse con un italiano y vivir en la ciudad eterna. Por aquel entonces, era una turista estadounidense en su primera visita a Europa y no imaginaba que lo que vendr¨ªa despu¨¦s sobrepasar¨ªa sus expectativas. Casi cinco d¨¦cadas m¨¢s tarde, contrajo matrimonio en segundas nupcias con un pr¨ªncipe romano, Nicol¨° Boncompagni Ludovisi y se instal¨® en una lujosa villa del siglo XVI, repleta de historia y de tesoros de valor incalculable, entre ellos el ¨²nico mural que se conserva de Caravaggio.
Ahora, tras el fallecimiento de su esposo en 2018 y la consiguiente disputa familiar por la herencia, Carpenter se ve obligada a abandonar el impresionante palacio que ha sido su casa los ¨²ltimos 20 a?os. La Villa de la Aurora es una mansi¨®n de seis plantas y un gran jard¨ªn, con una superficie de unos 2.800 metros cuadrados situada en el coraz¨®n de Roma y que ha sido la residencia hist¨®rica de la familia Boncompagni Ludovisi, cuna de cardenales e incluso de dos papas a lo largo de los siglos.
Aunque la princesa Rita Boncompagni Ludovisi es la ¨²nica que vive all¨ª, comparte la propiedad con los hijos fruto del anterior matrimonio del pr¨ªncipe. En conjunto, tienen una deuda tributaria que no son capaces de saldar, pero tampoco pueden afrontar los gastos de la villa, por lo que un juez ha ordenado su venta. Aunque, curiosamente, por el momento nadie ha querido comprarla. La primera subasta, celebrada en enero con un precio de salida de 471 millones de euros, se declar¨® desierta. Volver¨¢ a subastarse el 7 de abril con una rebaja del 20%. ¡°Conozco a gente muy adinerada que estaba interesada en hacer una oferta, pero tuvieron problemas con el sistema inform¨¢tico. La subasta se hizo totalmente a trav¨¦s de internet¡±, dice la princesa sin desvelar ning¨²n nombre.
En el pasado el impresionante palacio fue uno de los centros de poder de Roma cuya belleza elogiaron Goethe, D¡¯Annunzio y Stendhal, que describi¨® el jard¨ªn de la villa como uno de los m¨¢s bellos del mundo. Hoy, la mayor parte de la propiedad est¨¢ en desuso; en su interior hace fr¨ªo, est¨¢ oscuro y se siente la humedad. La estructura necesita urgentemente una reparaci¨®n considerable y las pinturas piden a gritos pasar por el taller de restauraci¨®n. Pero tal c¨²mulo de maravillas en un mismo lugar lo convierten en ¨²nico.
Las cerca de 40 estancias del palacio est¨¢n repletas de reliquias: infinidad de piezas de arte, libros, cartas o una obra maestra del pintor Guercino, exponente del barroco romano; y de otros pintores como Dominichino, Paul Bril o Giambattista Viola. O multitud de retratos de los miembros ilustres de la familia Ludovisi, entre ellos varios cardenales o el papa Gregorio XV. A todo ello se suma un telescopio que les regal¨® Galileo Galilei quien, como relata la princesa Rita, visitaba all¨ª frecuentemente al cardenal Francesco Maria del Monte, conocido mecenas de Caravaggio. Tambi¨¦n cuenta que en el mismo lugar se hab¨ªa levantado la villa de Julio C¨¦sar, y que por all¨ª pas¨® Cleopatra.
Llama la atenci¨®n el sal¨®n anexo a la sala principal, donde las pinturas antiguas se entremezclan con detalles m¨¢s mundanos, como fotos recientes de la familia, una bendici¨®n del papa Francisco para la pareja, tres grandes tomos en color rojo de anuarios de las familias de la nobleza italiana que llegan hasta 2020 o el libreto de la boda real de Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton. La princesa Ludovisi recuerda las conversaciones con su marido en ese sal¨®n. ¡°Los momentos sencillos son los m¨¢s hermosos cuando los pasas con la persona que amas. Aqu¨ª viv¨ª los 20 a?os m¨¢s felices de mi vida¡±, confiesa. Su obra favorita de toda la colecci¨®n es un retrato a partir de una fotograf¨ªa de ella y su esposo que ha colocado a la entrada de la villa.
La princesa, de or¨ªgenes texanos, se siente indispuesta el d¨ªa de la visita y pide realizar la entrevista por videollamada. A trav¨¦s de la pantalla, se emociona recordando los v¨ªnculos de la familia Ludovisi con Espa?a y sale de su cuarto para mostrar en persona las cartas del rey Felipe V de Espa?a (1683-1746), que nombr¨® al pr¨ªncipe Antonio Boncompagni Ludovisi caballero de la famosa Orden del Tois¨®n de Oro. ¡°Voy en pijama¡±, bromea, ¡°en cinco minutos estoy¡±. Al poco tiempo, aparece ataviada con un elegante abrigo largo y unas botas de tac¨®n. ¡°Solo 400 familias en el mundo tienen el honor de ser Grandes de Espa?a¡±, presume, mientras se?ala la firma que cierra un buen pu?ado de misivas: ¡°Yo, el rey¡±. Las conserva en un armario de madera en la sala principal de la villa, coronada por el imponente mural de la Aurora elaborado por el pintor Guercino en los mejores a?os de su carrera, seg¨²n los historiadores. Gran parte de los documentos de la familia se conservan en el archivo secreto del Vaticano, pero otros muchos se custodian a¨²n en la villa. La princesa ha pasado los ¨²ltimos 13 a?os digitalizando 150.000 escritos hist¨®ricos.
Ense?a tambi¨¦n un picasso y varias pinturas de Dal¨ª que ella misma adquiri¨® en Nueva York y que contrastan con el entorno. La princesa Ludovisi, de 72 a?os, actriz y reportera en el pasado, accede a posar ante la c¨¢mara sin maquillaje y habla de lo duro que le est¨¢ resultando desprenderse de un lugar que significa tanto para ella. ¡°Es muy dif¨ªcil vender todo esto a alguien, aunque con los a?os aprendes que la vida da vuelcos dram¨¢ticos y que, sin embargo, contin¨²a. Como decimos en Texas, hay que aclimatarse a cualquier cambio en el camino¡±, afirma. Y a?ade: ¡°Despu¨¦s de vivir tanto tiempo, empiezas a desarrollar esa filosof¨ªa. He bajado sin maquillaje, hace 10 a?os, hubiera dicho ¡®no, necesito r¨ªmel¡¯, pero llegas a un punto en el que realmente no te importa. Si a alguien no le gusta mi aspecto o lo que sea, no me importa. Supongo que te vuelves menos superficial a medida que pasa el tiempo¡±.
Rita Boncompagni Ludovisi es generosa: abre su casa a los visitantes, ofrece caf¨¦ y se muestra hospitalaria y amable. Fue suya la idea de abrir la villa al gran p¨²blico en 2010. Sobre una mesa grande en la sala de la Aurora hay un recorte de peri¨®dico de The New York Times que lo atestigua. ¡°La primera vez que se lo propuse a mi marido me dijo: ¡®Pero vivimos aqu¨ª, es nuestra casa¡¯, y yo le respond¨ª: ¡®Lo s¨¦, pero la gente necesita ver todo esto, vivimos en un museo, querido¡±.
La princesa habla de ¨¦l con pasi¨®n. ¡°Era ingeniero qu¨ªmico, brillante en todo¡±, dice. Y vuelve a emocionarse al repasar las maravillas que esconde su mansi¨®n. ¡°Es un lugar ¨²nico y espectacular¡±, resume. ¡°Aqu¨ª naci¨® la ¨®pera: Vittoria Archilei cant¨® por primera vez en solitario en esta sala, en 1601. En esa ¨¦poca, las sopranos deb¨ªan cantar acompa?adas por un hombre¡±, se?ala sobre la artista, una de las cantantes m¨¢s famosas de su tiempo y patrocinada por los Medici. Repasa tambi¨¦n la veintena de estatuas del jard¨ªn, entre ellas, una de Miguel ?ngel. Por ah¨ª pasearon, entre tantas personalidades ilustres: Chaikovski, Hawthorne o Henry James y, m¨¢s recientemente, Madonna o Woody Allen. ¡°El cardenal Ludovico Ludovisi jugaba aqu¨ª a las cartas con el escultor Gian Lorenzo Bernini¡±, evoca la princesa. Quiere volver a abrir la villa, actualmente cerrada por la pandemia, a los visitantes este abril, ¡°para que la gente disfrute de un lugar tan rico¡±. Asegura: ¡°Es un gran honor y una responsabilidad vivir en un sitio as¨ª¡±.
Cuando lleg¨® a la villa, hace casi dos d¨¦cadas, esta estaba pr¨¢cticamente abandonada. ¡°Arreglamos todo lo que hab¨ªa que arreglar, no nos ¨ªbamos de vacaciones ni en verano ni en Navidad: nos qued¨¢bamos en la villa, invertimos todos nuestros recursos y nuestro tiempo en ella¡±, dice. Entre otras cosas, repararon el tejado y el viejo ascensor de madera, que junto a la escalera de caracol firmada por el arquitecto barroco Carlo Maderno, disea?ador de la fachada de la Bas¨ªlica de San Pedro, conduce a los tres pisos superiores. En el primero se encuentra el mural que Caravaggio pint¨® en 1597, que se titula J¨²piter, Neptuno y Plut¨®n y que est¨¢ valorado en 310 millones de euros. ¡°Para m¨ª, siempre fue un gran privilegio sacrificar todo por la villa, por la historia¡±, a?ade la princesa. Y puntualiza: ¡°Mi marido dec¨ªa: ¡®Mis hijos nunca entender¨¢n ni apreciar¨¢n todo lo que has hecho para restaurar los archivos, digitalizarlos y abrir la villa al p¨²blico¡¯. Nunca recibimos ninguna ayuda¡±.
Hace unos meses recuper¨®, gracias al trabajo del FBI y la brigada cultural de los Carabinieri, varias cartas de Don Bosco que hab¨ªan sido robadas y vendidas en California. ¡°Estoy satisfecha, he dejado un legado para la familia, con los archivos y todo lo dem¨¢s que va a perdurar¡±, explica. ¡°Espero que haya alguien que pueda comprar y restaurar esta incre¨ªble villa hist¨®rica. Ser¨ªa famoso en todo el mundo, alguien con sensibilidad por el arte y con los bolsillos llenos. Restaurarla ser¨¢ muy costoso¡±, precisa. Y agrega: ¡°Todav¨ªa hay mucho por descubrir en esta villa. Aqu¨ª todo es una aventura¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.