Caravaggio, el pintor de los cuadros desaparecidos
Los vaivenes de la vida criminal que llev¨® el artista italiano y el olvido qu¨¦ sufri¨® su obra durante varios siglos hicieron que muchos de sus lienzos se perdiesen y que peri¨®dicamente algunos reaparezcan donde nadie los esperaba
Caravaggio (Mil¨¢n, 1571-Porto Ercole, 1610), el gran artista del Barroco y de la Contrarreforma, fue un pintor muy apreciado en su ¨¦poca, cuyos servicios se disputaban nobles y cardenales, que encima le ayudaban a salir de todos los l¨ªos en los que se met¨ªa. Porque adem¨¢s de un creador que revolucion¨® la historia del arte, Caravaggio, seud¨®nimo de Michelangelo Merisi, fue un asesino pendenciero ¨Dalgunos bi¨®grafos creen que incluso lleg¨® a ser un proxeneta¨D que tuvo que huir varias veces para evitar la c¨¢rcel. Tras su muerte, su obra cay¨® en el olvido, aunque fue recuperada en los a?os cincuenta del siglo pasado por el cr¨ªtico de arte y profesor italiano Roberto Longhi. La combinaci¨®n de vida criminal y olvido ha hecho que muchas pinturas se perdiesen a lo largo de la historia: la obra y la vida de Caravaggio se pueden contar tambi¨¦n a trav¨¦s de sus cuadros desaparecidos.
Tras el redescubrimiento por parte de Longhi, Caravaggio se convirti¨® en uno de los pintores m¨¢s deseados y buscados, en un s¨ªmbolo de poder que se disputaban museos y coleccionistas de todo el mundo. El problema es que el n¨²mero de caravaggios indiscutibles desperdigados por numerosos pa¨ªses no llega a las 70 obras, 20 de las cuales se encuentran en Roma. Es imposible saber cu¨¢ntas se han perdido: Noah Charney calcula en su libro Museum of Lost Art que entre ocho y 115, una horquilla desconcertantemente alta, pero que refleja los enormes huecos que existen en la vida del artista. La inmensa mayor¨ªa de los documentos que se conservan sobre ¨¦l son judiciales, consecuencia de sus cr¨ªmenes, y en cambio existen muchos menos papeles sobre su trabajo como artista, por lo que resulta dif¨ªcil saber cu¨¢ntas obras pint¨® pese a que se le han dedicado innumerables biograf¨ªas.
Dos caravaggios se perdieron en la batalla de Berl¨ªn durante la Segunda Guerra Mundial, otro fue robado por la mafia en Palermo y otro desapareci¨® en un terremoto en N¨¢poles en 1798. Tampoco se sabe si se perdieron obras cuando fue desahuciado en Roma o cuando tuvo que salir disparado de la ciudad tras cometer un asesinato. Es seguro que cuando falleci¨®, durante su viaje de regreso a la capital, se desplazaba con tres pinturas con las que pretend¨ªa comprar su perd¨®n al poderoso cardenal Scipione Borghese, de las que solo se conserva un San Juan expuesto precisamente en la galer¨ªa Borghese de Roma.
De hecho, cuando Caravaggio muri¨® en Porto Ercole, el secretario de Estado del Vaticano envi¨® una misi¨®n para saber no tanto lo que hab¨ªa sido del artista ¡°sino lo que hab¨ªa pasado con su equipaje¡±, escribe Peter Robb en M. El enigma Caravaggio (Alba). ¡°Sin duda hab¨ªa estado esperando que llegara a Roma con un c¨²mulo de pinturas nuevo, el quid pro quo por el perd¨®n que hab¨ªa elaborado trabajosamente¡±, explica el experto australiano, quien se?ala que dos de los hombres m¨¢s poderosos de Italia en aquel momento, el virrey de N¨¢poles y el secretario de Estado, se disputaban aquellos cuadros.
Pero al igual que los caravaggios desaparecen, vuelven a resurgir de forma misteriosa. Una de las noticias culturales del a?o ha sido la aparici¨®n en una subasta en Madrid de un eccehomo atribuido en un principio a un autor desconocido y con un precio de salida de 1.500 euros. Sin embargo, en apenas unos d¨ªas los especialistas en el pintor barroco lo identificaron como un caravaggio sin ning¨²n g¨¦nero de dudas y comenzaron a surgir documentos que lo relacionaban con el pintor: en el mercado internacional podr¨ªa haber alcanzado los 100 millones. No se ha llegado a saber cu¨¢ndo lo pint¨® ¨Cseguramente en la primera etapa napolitana¨C, pero s¨ª c¨®mo lleg¨® a Espa?a (a trav¨¦s del conde del Castrillo) y como acab¨® en poder de la familia P¨¦rez Castro (por una permuta con la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando).
Se trataba de un cuadro cuya existencia era conocida por los expertos, ampliamente documentado, con al menos dos copias de ¨¦poca, pero parec¨ªa que se lo hab¨ªa tragado la historia. Lo mismo ocurri¨® con una de sus obras m¨¢s significativas, el Prendimiento de Cristo ¨Cque contiene un autorretrato del pintor¨C, una met¨¢fora brutal sobre el poder del Estado pintada en los tiempos oscuros de la Contrarreforma, en 1602. Fue propiedad de la familia Mattei hasta el siglo XIX y luego se esfum¨®. Hab¨ªa acabado en el refectorio de los jesuitas de Dubl¨ªn. Cuando decidieron restaurarlo en 1990, consultaron al historiador del arte italiano Sergio Benedetti, que entonces trabajaba en la Galer¨ªa Nacional de la capital irlandesa. Aunque sospech¨® desde el principio que se encontraba ante un caravaggio perdido, Benedetti tard¨® tres a?os en autentificarlo y en trazar la historia de los diferentes propietarios. Hoy es una de las joyas de la Galer¨ªa Nacional de Dubl¨ªn.
Antes del eccehomo de Madrid, apareci¨® en 2014 otro posible caravaggio en el desv¨¢n de una casa cercana de Toulouse, un Judith y Holorfenes que se vendi¨® en Nueva York por entre 100 y 150 millones de euros. Aunque algunos expertos dudan de su autenticidad, la mayor¨ªa consideran que es un original, pintado en 1607 y desaparecido desde 1617. Nadie tiene la m¨¢s leve idea de c¨®mo acab¨® en aquel desv¨¢n, aunque las sospechas apuntan a un antepasado, soldado de Napole¨®n, que lo pudo traer de alguna de sus campa?as. ?Existen m¨¢s desvanes en el mundo, m¨¢s conventos o salones madrile?os con caravaggios olvidados? Los especialistas en el pintor nunca pierden la esperanza.
El investigador John Gash, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Aberdeen (Escocia) y notable caravaggista, asegura: ¡°El cuadro perdido que m¨¢s me gustar¨ªa recuperar es el retablo de La resurrecci¨®n de Cristo de la capilla Fenaroli de Sant¡¯Anna dei Lombardi, en N¨¢poles, que, junto con las dos pinturas laterales, desaparecieron (quiz¨¢s fueron destruidos, quiz¨¢s saqueados) tras el terremoto de 1798. Esta obra solo se conoce a trav¨¦s de descripciones escritas. En cambio, las pinturas del Museo Kaiser Friedrich de Berl¨ªn, San Mateo y El ¨¢ngel y Cristo en el Monte de los Olivos, que probablemente fueron destruidas en 1945 (aunque podr¨ªan haber sido saqueadas por el Ej¨¦rcito sovi¨¦tico), se conocen a trav¨¦s de fotograf¨ªas en blanco y negro¡±.
El galerista espa?ol Jos¨¦ Antonio de Urbina, experto en arte antiguo, apuesta en cambio por un cuadro perdido que puede estar en Espa?a. ¡°Juan Alfonso Pimentel, conde de Benavente y virrey de N¨¢poles, encarg¨® en 1607 dos obras a Caravaggio para su capilla familiar de Valladolid, la Crucifixi¨®n de San Andr¨¦s, que acab¨® en Estados Unidos, y un San Genaro, que sigue desaparecido¡±, explica. El primer cuadro fue localizado en 1973 por el marchante madrile?o Jos¨¦ Manuel Arnaiz en un convento vallisoletano y obtuvo el permiso de exportaci¨®n porque se pensaba que era una copia. Sin embargo, fue autentificado en Estados Unidos y hoy se considera de forma un¨¢nime un original, expuesto en el Museo de Arte de Cleveland. El otro lleva cuatro siglos desaparecido.
Los caravaggios fantasma que m¨¢s han dado que hablar son los dos cuadros que en 1610 se quedaron en la fal¨²a que le conduc¨ªa camino de Roma a Porto Ercole, donde muri¨® no se sabe si por unas fiebres o por una septicemia provocada por una herida mal curada de una pelea. Mina Gregori, la mayor experta en el pintor y presidenta de la Fundaci¨®n Roberto Longhi, asegur¨® en 2016 que hab¨ªa visto la Mar¨ªa Magdalena en una colecci¨®n privada europea, aunque sus due?os no quer¨ªan que se revelase su nombre por seguridad. Se trata de un cuadro muy conocido por sus copias, sobre las que incluso se celebr¨® una exposici¨®n en Par¨ªs en 2018, pero Gregori sostuvo que se trataba del original. ¡°Reconozco un caravaggio cuando lo veo. El cuerpo, las variaciones de color, la intensidad del rostro¡ Pero tambi¨¦n las mu?ecas fuertes y las manos entrelazadas y fl¨¢cidas con extraordinarias variaciones de color y luz y con una sombra oscureciendo la mitad de los dedos son los aspectos m¨¢s interesantes de la pintura. Es Caravaggio¡±, explic¨® a La Repubblica.
De todos los caravaggios perdidos, el que existen menos esperanzas de recuperar es parad¨®jicamente el que desapareci¨® m¨¢s recientemente. En octubre de 1969, unos desconocidos robaron por encargo de la Mafia en el Oratorio de San Lorenzo de Palermo la Natividad con San Francisco y San Lorenzo. Cortaron el lienzo con una cuchilla de afeitar y dejaron el marco. La leyenda dice que la Cosa Nostra lo utiliz¨® durante un tiempo para presidir sus reuniones: poseer un caravaggio era un s¨ªmbolo del poder absoluto y despiadado que la organizaci¨®n criminal ejerc¨ªa sobre la isla. Han existido todo tipo de teor¨ªas sobre el destino final de este cuadro y ninguna buena para la historia del arte: el arrepentido Gaetano Grado narr¨® a la Comisi¨®n Antimafia que acab¨® vendido en seis u ocho trozos en el extranjero en una operaci¨®n dise?ada por el famoso capo Gaetano Badalamenti. Otra teor¨ªa barajada por la polic¨ªa apunta a que acab¨® tirado de cualquier manera y devorado por los cerdos.
Ni siquiera despu¨¦s de su muerte, Caravaggio se ha librado de la maldici¨®n que marc¨® su vida y su arte: sus cuadros se convirtieron r¨¢pidamente en un s¨ªmbolo de poder y de prestigio social, codiciados por amantes del arte y, a la vez, personajes influyentes sin escr¨²pulos de la violenta Italia de los siglos XVI y XVII. Siempre se movi¨® en los l¨ªmites del arte y de la sociedad, entre la codicia y la genialidad. El triste destino de la Natividad de Palermo, de los cuadros que se quedaron en una fal¨²a o que se trag¨® la batalla final contra el nazismo son una met¨¢fora de la compleja existencia de un pintor que 400 a?os despu¨¦s de su muerte sigue lleno de misterios. Nadie duda de que, en alg¨²n lugar, en alg¨²n momento, volver¨¢ a surgir un caravaggio que espera a ser descubierto.
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