?lvaro Siza proyecta las sepulturas de los arzobispos gallegos del futuro
La catedral de Santiago y el arquitecto portugu¨¦s presentan un nuevo espacio funerario donde los religiosos reposar¨¢n dentro de un t¨²mulo de m¨¢rmol blanco, sin adornos ni inscripciones
Hab¨ªa un espacio sin nombre, de forma extra?a y arrinconado entre un patio y dos capillas de las que fueron surgiendo a lo largo de los siglos en una de las naves laterales de la catedral de Santiago. Y hab¨ªa un arquitecto muy mayor, ?lvaro Siza, con el que los responsables de sacar adelante el plan director de la bas¨ªlica compostelana llevaban tiempo tanteando proyectos sin concretar ninguno. Un d¨ªa le comentaron que albergaban la idea de ordenar el asunto de los enterramientos de arzobispos en la catedral. En el pasado los jefes de la iglesia en Galicia hab¨ªan ido ocupando muy diversos espacios y hoy sucede que de algunos, como el poderoso arzobispo Diego Xelm¨ªrez, ni tan siquiera se conoce la ubicaci¨®n.
A medida que hablaban con el arquitecto de las posibilidades del proyecto, ?lvaro Siza Vieira (Matosinhos, Portugal, 88 a?os), iba dibujando en un papel. All¨ª mismo plasm¨® la idea que le asalt¨® la cabeza al instante. Este viernes por la tarde, el artista visit¨® su creaci¨®n funeraria ya terminada. Para la construcci¨®n de los nichos, eligi¨® m¨¢rmol de un famoso fil¨®n portugu¨¦s que, seg¨²n los ¨²ltimos estudios, ya est¨¢ presente en la catedral desde tiempos del Maestro Mateo.
Adem¨¢s de con el m¨¢rmol, ¨²nico material con el que se edific¨® el t¨²mulo de formas limpias y pulidas, el arquitecto ha construido con la luz que ba?a este lugar que antes serv¨ªa de almac¨¦n y estaba cerrado. No ha a?adido m¨¢s que unas l¨¢mparas de iluminaci¨®n tenue que recuerdan a los cirios. El resto de la claridad procede de tres lucernarios que ya hab¨ªa y de una ventana lateral que asoma a un patio. ¡°No hay luz violenta, el efecto es confortable¡±, describe el creador. De esta manera, entre claros y oscuros, Siza juega con algo que dice que le ¡°gusta mucho¡±, ¡°el contraste entre materiales¡±, y logra un efecto ¡°casi on¨ªrico¡±, seg¨²n explic¨® al presentar su obra. Porque alrededor de esa gran urna de cuatro toneladas y media de m¨¢rmol que se alza aislada, en vertical, buscando la luz que entra por los ventanucos de la b¨®veda, en aquella sala sin nombre que nunca se remat¨® reina el granito gris, con paredes muy irregulares, y Siza las ha respetado como son.
¡°Los muros tienen deformidades, y eso le da un aspecto de cripta antigua¡±, describe el director de la Fundaci¨®n Catedral, el can¨®nigo fabriquero Daniel Lorenzo. El resultado, comenta satisfecho el responsable de las obras de restauraci¨®n que se llevan a cabo desde hace una d¨¦cada en el templo, es ¡°una estructura tan evocadora que sola, sin m¨¢s adorno, transmite el sentimiento de que se est¨¢ ante algo sacro¡±. Lorenzo, que despu¨¦s de impulsar la rehabilitaci¨®n casi integral de la catedral de Santiago ingres¨® en la Real Academia Galega de Belas Artes, califica la intervenci¨®n de Siza como ¡°obra maestra¡±.
El t¨²mulo ¡ªen el que tambi¨¦n la puerta es de m¨¢rmol, lisa, sin cerraduras visibles¡ª est¨¢ dividido interiormente en tres nichos para dar sepultura a tres religiosos. La catedral no prev¨¦ construir m¨¢s tumbas. Cuando pase el tiempo necesario y haya que liberar uno de los espacios para otro arzobispo difunto ¡°se retirar¨¢n los huesos y se pondr¨¢n en una urna¡± en otra sala diferente, anuncia Lorenzo: ¡°como hacen las familias¡± que tienen sepulturas en propiedad en un cementerio. No habr¨¢ inscripci¨®n alguna referente a las autoridades de la Iglesia que ocupen los huecos en las paredes exteriores del pante¨®n de m¨¢rmol.
Siza escogi¨® para esta obra una variedad blanca, pero ligeramente veteada, del anticlinal de Estremoz (Alentejo, sur de Portugal). Es el mismo lugar del que proced¨ªan los bloques con los que en el siglo XII se labraron tres columnas entorchadas del P¨®rtico de la Gloria bajo la direcci¨®n del Maestro Mateo, seg¨²n los an¨¢lisis que se llevaron a cabo en la reciente restauraci¨®n. La simplicidad de l¨ªneas de la sepultura est¨¢ tambi¨¦n presente en los dos bancos y el altar de madera, y en el peque?o crucifijo de plata (situado en una pared lateral) que dise?¨® el artista portugu¨¦s con un orfebre de Santiago, Antonio Gonz¨¢lez. Elaborar esa cruz de l¨ªneas ¡°esenciales¡±, para un espacio funerario al que tambi¨¦n se ha trasladado una Virgen del siglo XIII, fue casi el reto m¨¢s dif¨ªcil para el arquitecto. ¡°Hay siglos y siglos de cruces maravillosas¡±, reconoce Siza, ¡°intent¨¦ poner el cuerpo de Cristo, pero despu¨¦s de varios intentos entend¨ª que no era capaz¡±.
El color blanco de las casas de Santiago
El arquitecto habla entusiasmado de esta oportunidad que le brind¨® la catedral de Santiago. Asegura que para ¨¦l es ¡°un sue?o¡± firmar en este momento de su vida, cuando ya ha llevado a cabo tantos proyectos, esta obra ¡°espiritual¡± y diferente. En el t¨²mulo, las gruesas planchas de m¨¢rmol se engarzan sin herrajes ni ning¨²n tipo de elemento met¨¢lico. Al acto lo acompa?aba el marmolista que se encarg¨® de fabricar las piezas, transportarlas desde Portugal y montarlas en el viejo almac¨¦n que ahora es una capilla m¨¢s entre las que est¨¢n a su lado, la de la Comuni¨®n y la del Cristo de Burgos.
El uso del m¨¢rmol era, asegura Siza, ¡°una vieja historia¡± que ten¨ªa pendiente con la ciudad, porque cuando realiz¨® el proyecto del CGAC (Centro Galego de Arte Contempor¨¢nea, 1993), su primera idea era emplear este material que despu¨¦s no fue. El blanco, adem¨¢s, evoca para ¨¦l el color tradicional de las casas de la capital gallega, en contraste con esa ¡°obsesi¨®n del granito¡± que en Santiago domina los ¡°equipamientos¡±, la ¡°arquitectura a gran escala¡± y hasta las losas del suelo. Adem¨¢s del CGAC, ?lvaro Siza proyect¨® en la ciudad la transformaci¨®n en parque p¨²blico del camposanto de San Domingos de Bonaval (1994) y la Facultade de Ciencias da Comunicaci¨®n (1999).
Babelia
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