¡®C¨®digo emperador¡¯: la Espa?a corrupta del comisario Villarejo

Las maquinaciones del comisario Villarejo han calado hondo en el cine espa?ol. En los ¨²ltimos a?os, las pel¨ªculas alrededor de la corrupci¨®n pol¨ªtica y empresarial, principalmente thrillers policiales con ramificaciones sociales, han sido una constante. Rodrigo Sorogoyen dio un paso m¨¢s hacia la concreci¨®n con uno de los personajes secundarios de su soberbia serie de televisi¨®n Antidisturbios: un hombre com¨²n con pinta de reci¨¦n jubilado, ataviado con la gorra caracter¨ªstica del inquietante expolic¨ªa, que mov¨ªa hilos a su antojo. Y ahora Jorge Coira, con la mediaci¨®n de Jorge Guerricaechevarria en el guion, se ha servido en C¨®digo emperador de la campechan¨ªa del actor Miguel Rell¨¢n, de su aspecto de bonhom¨ªa y de su tono de voz de no haber roto nunca un plato, para montar una intriga con toques de cine negro acerca de las cloacas del estado espa?ol. Nadie pronuncia en la pel¨ªcula el apellido Villarejo, pero su negra imagen sobrevuela todo el relato, en torno a las acciones encubiertas de un grupo de polic¨ªas y de miembros del servicio secreto a su mando.

C¨®digo emperador, con t¨ªtulo de famosa operaci¨®n policial a¨²n en manos de los jueces, est¨¢ protagonizada por uno de esos fontaneros a cargo del siniestro personaje, con dos claves de actuaci¨®n: el descubrimiento de ese error que todo cristo ha cometido en su vida, con el peligro de que sea conocido por los medios de comunicaci¨®n, la familia y la ciudadan¨ªa; o la provocaci¨®n de ese fatal yerro, si es que a¨²n no se ha producido, llevando a la persona en cuesti¨®n hacia esa rec¨®ndita tentaci¨®n que le haga preso del chantaje para siempre. La cuesti¨®n es tener a los nombres elegidos atados de pies y manos. Miembros, c¨®mo no, de los grandes poderes: del legislativo, del ejecutivo y del judicial.

El libreto de Guerricaechevarria acaba alcanzando lugares tenebrosos previo paso, eso s¨ª, por un c¨²mulo de tem¨¢ticas y casu¨ªsticas que no siempre acaban de encajar durante el primer trecho del metraje. Por la historia circulan desde famosos futbolistas a los que se les va la mano con las mujeres hasta la fabricaci¨®n de bombas sucias; desde neonazis ucranios hasta narcotraficantes latinoamericanos; desde empleadas filipinas en hogares de adineradas familias que trafican con armas hasta un diputado de un grupo pol¨ªtico de referencia con un perfil falso de Facebook. El cad¨¢ver en el armario puede ser m¨¢s o menos grande, pero los de las cloacas siempre se las arreglan para que el muerto les acabe sirviendo para sus extorsiones.

La pel¨ªcula no arranca del todo bien y tarda en encauzarse, entre otras cosas porque a Coira le falta estilo visual. Al ya veterano director gallego, de carrera desigual en cine, aunque con una estupenda comedia dram¨¢tica asentada en la improvisaci¨®n llamada 18 comidas (2010), y que ha ido forjando su oficio en la televisi¨®n, le ha ido muy bien ¨²ltimamente con la direcci¨®n de Hierro, la serie de Movistar creada por su hermano Pepe, con la que hay algunos paralelismos tem¨¢ticos. Sin embargo, en la convencional puesta en escena de C¨®digo emperador, Coira no es el Sorogoyen de El reino ni el Alberto Rodr¨ªguez de El hombre de las mil caras. Quiz¨¢ sea injusta la comparaci¨®n, pero es justo del notabil¨ªsimo lugar del que venimos, y no es m¨¢s que una forma de acotarla un claro escal¨®n por debajo de sus hermanas mayores.

M¨¢s entretenida que trascendente, pese a sus apuntes a las alturas, la pel¨ªcula, en todo caso, tiene una ¨²ltima media hora en la que sus m¨²ltiples hilos se acaban hilvanando, y en la que el discurso final del personaje de Rell¨¢n ante el de Luis Tosar, partiendo del clasicismo de la intriga pol¨ªtica del cine americano, planea de un modo sombr¨ªo sobre la realidad espa?ola de la ¨²ltima d¨¦cada y media.