El museo Thyssen se muestra confiado en quedarse el ¡®pissarro¡¯ pese al fallo del Supremo de EE UU
El centro emite un comunicado donde recuerda las numerosas sentencias favorables a su criterio, un d¨ªa despu¨¦s de que el alto tribunal diera la raz¨®n a los herederos del cuadro que les fue expoliado por los nazis en 1939
La reacci¨®n del museo Thyssen se resume en que, sustancialmente, no ha cambiado nada. Y as¨ª lo ha dejado claro hoy viernes en un comunicado que expresa una confianza llena de lenguaje y matices jur¨ªdicos, un d¨ªa despu¨¦s de que el Supremo de Estados Unidos diera la raz¨®n por unanimidad a la familia Cassirer, herederos de un cuadro de Camille Pissarro que les fue expoliado por los nazis en 1939 y que pertenece desde los a?os noventa al Estado espa?ol como parte de la colecci¨®n del centro madrile?o, abriendo as¨ª la puerta a su devoluci¨®n.
El alto tribunal estadounidense no estableci¨® que la pintura impresionista Rue Saint-Honor¨¦ por la tarde. Efecto de lluvia, de 1897, tenga que regresar a las manos de los nietos de Lilly Cassirer, jud¨ªa, que la tuvo que malvender para obtener un visado y abandonar Alemania al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, huyendo de un destino que pudo haber acabado en un campo de concentraci¨®n. Pero el Supremo s¨ª se mostr¨® de acuerdo con los herederos en que el caso deber¨¢ resolverse por la ley californiana, favorable a que la pintura sea devuelta, y no la espa?ola, como reclama el Thyssen.
La cuesti¨®n, as¨ª, pasa ahora de nuevo frente al Tribunal de Apelaci¨®n del Noveno Circuito. ¡°La Fundaci¨®n est¨¢ convencida de que el fallo del Juzgado de Distrito, conforme al cual [¡] la ley aplicable al caso es la espa?ola (y en consecuencia la Fundaci¨®n es la leg¨ªtima propietaria del cuadro de Pissarro), ser¨¢ confirmado por el Tribunal de Apelaci¨®n¡±, asevera el comunicado. La posesi¨®n p¨²blica del cuadro durante seis a?os es suficiente, seg¨²n la ley espa?ola, para considerar al Thyssen como a su leg¨ªtimo due?o. En cambio, para la ley de California, un objeto obtenido de esa manera no puede generar un t¨ªtulo de propiedad leg¨ªtimo.
A lo largo de cinco folios, el museo enumera adem¨¢s las razones por las que considera que el cuadro le pertenece leg¨ªtimamente, desde que el Bar¨®n Thyssen-Bornemisza lo adquiriera por 360.000 d¨®lares en la galer¨ªa Stephen Hahn Gallery de Nueva York en 1976. Hoy la pintura est¨¢ valorada en unos 28 millones de euros. E igual que hizo ayer la sentencia del Supremo, el propio centro tambi¨¦n repasa en una larga cronolog¨ªa el periplo de la pintura, cuyo primer cap¨ªtulo se escribi¨® en 1939: ¡°Lilly Cassirer Neubauer vende el cuadro por debajo de su valor de mercado a Jakob Scheidwimmer, marchante y miembro del partido nazi [¡]. El cuadro fue adquirido posteriormente por D. Julius Sulzbacher, a quien le fue confiscado despu¨¦s por la Gestapo¡±.
En 1958, ¡°Lilly Cassirer Neubauer alcanza un acuerdo con el Gobierno alem¨¢n, con el marchante Jakob Scheidwimmer y con D. Julius Sulzbacher, por el que acepta una compensaci¨®n de 120.000 marcos alemanes del Gobierno federal alem¨¢n, una cifra que est¨¢ comprobado que corresponde al valor de mercado en ese momento. [¡] Ese acuerdo pon¨ªa fin a todas las reclamaciones entre las partes. A partir de esa fecha, ni Lilly Cassirer Neubauer ni sus herederos hicieron m¨¢s esfuerzos por localizar o recuperar el cuadro¡±, seg¨²n el comunicado. Tras la compra del bar¨®n, a?os m¨¢s tarde, la cronolog¨ªa destaca tambi¨¦n que en 1993, cuando ¡°el Estado espa?ol acuerda la compraventa de la Colecci¨®n Thyssen-Bornemisza¡±, no se detecta ¡°ninguna irregularidad en el t¨ªtulo del vendedor¡±.
El museo recuerda que expuso el pissarro en varias ocasiones, en distintos pa¨ªses y durante casi ochos a?os antes de que Claude Cassirer lo reclamara, en 2002. En todo caso, el heredero de Lilly Cassirer interpuso en 2005 una demanda desde el lugar en que se hab¨ªa jubilado, California. El hombre falleci¨® cinco a?os despu¨¦s, a los 89 a?os, y desde entonces el litigio fue continuado por sus hijos David y Ana.
En la ¨²ltima d¨¦cada el caso ha ido rebotando entre distintas cortes de EE UU, del Juzgado de Distrito, al Tribunal de Apelaci¨®n del Noveno Circuito incluyendo al propio Supremo, tanto por cuestiones de forma como de fondo, hasta que ayer se escribiera la pen¨²ltima entrega de la historia. Mientras se decide definitivamente qui¨¦n es su due?o, eso s¨ª, el cuadro sigue colgando de las paredes del Thyssen.
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