?De qui¨¦n es ese cuadro expoliado por los nazis?
El caso del ¡®pisarro¡¯ que cuelga en el Thyssen y el de un cuadro de Mondrian expuesto en Filadelfia reviven en los tribunales para tratar de dirimir la propiedad del arte que se expoli¨® desde principios de los a?os treinta
La trama suele repetirse: una familia jud¨ªa se ve obligada a vender su patrimonio para huir de los nazis. En ese patrimonio hay piezas de arte que el tiempo se encarga de revalorizar. Las obras acaban en manos de marchantes y galer¨ªas de distintas partes del mundo despu¨¦s de largos periplos de los que no se conocen todas sus paradas. Es decir, en los que se pierden papeles o se realizan transacciones que siempre perjudican a los mismos, a los primeros due?os. Estos viajes suelen terminar cuando acaudalados coleccionistas compran estas joyas (a inmejorables precios) y las depositan en grandes museos. No las ocultan, al contrario, cuelgan de las paredes de sus pinacotecas hasta que un d¨ªa un amigo, un familiar o alguien que conoce a los herederos de los propietarios ve las piezas en un paseo por una exposici¨®n, los avisa y la historia del cuadro revive con una denuncia judicial. Esto es lo que ha sucedido en las ¨²ltimas semanas con un cuadro de Pisarro y otro de Mondrian, ambos expoliados por los nazis y exhibidos desde hace d¨¦cadas en importantes instituciones culturales.
La primera batalla judicial en resurgir ser¨¢ el 18 de enero entre la Fundaci¨®n Colecci¨®n Thyssen-Bornemisza y el Tribunal Supremo de Estados Unidos por los derechos del cuadro Rue Saint-Honor¨¦ por la tarde. Efecto de lluvia, pintado en 1897 por el impresionista franc¨¦s Camille Pissarro. La corte estadounidense ha aceptado revisar un caso que el museo espa?ol dio por cerrado en agosto de 2020. Entonces, un tribunal de San Francisco determin¨® que la fundaci¨®n es la leg¨ªtima propietaria del ¨®leo y no la familia Cassirer-Neubauer, herederos de Lilly, una acaudalada mujer jud¨ªa que tuvo que desprenderse de ¨¦l en 1939 por 360 d¨®lares para poder salir de Alemania y evitar ser trasladada a un campo de concentraci¨®n.
Han pasado casi dos d¨¦cadas de litigios y dos sentencias judiciales (la primera fue en 2018 en un tribunal de Los ?ngeles) a favor de la legalidad de la compra que el bar¨®n Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza hizo en 1976 en una galer¨ªa de Nueva York por 300.000 d¨®lares (unos 251.000 euros al cambio actual). La obra pas¨® a manos del Estado espa?ol en 1993 dentro de la colecci¨®n Thyssen y desde entonces se expone en el museo que alberga su colecci¨®n en Madrid. Antes de acabar en estas paredes, la tela fue primero confiscada por la Gestapo. Posteriormente, se perdi¨® su rastro y en 1958, aunque se desconoc¨ªa su ubicaci¨®n, el Estado alem¨¢n indemniz¨® a los Cassirer-Neubauer por la p¨¦rdida de la obra con una suma equivalente a su valor en el mercado en aquel momento.
En 2001 un amigo de los herederos estadounidenses de los Cassirer que visitaba el museo en Madrid vio el ¨®leo y se lo comunic¨® a la familia, que decidi¨® presentar una demanda alegando que la fundaci¨®n y sus anteriores propietarios conoc¨ªan los antecedentes y la peripecia de la obra. Fue entonces cuando comenz¨® la pelea judicial que revivir¨¢ en enero.
Lo que dirimir¨¢ el Supremo de Estados Unidos es si la ley espa?ola que se hab¨ªa aplicado hasta ahora para determinar la propiedad de la pieza es la adecuada o no. ¡°El recurso se basa en una diferencia de criterio entre los tribunales de los distintos circuitos federales en cuanto a la regla de determinaci¨®n del derecho aplicable en los casos que implican a organismos o agencias de un soberano extranjero, en este caso, el Reino de Espa?a, de acuerdo con la Ley de Inmunidad de Soberan¨ªa Extranjera¡±, explican los abogados de la Fundaci¨®n Thyssen. ¡°Estamos convencidos de que se confirmar¨¢ su leg¨ªtima propiedad del cuadro¡±, adelantan sobre un posible veredicto.
El caso Mondrian
En 1927 el artista vanguardista Piet Mondrian entreg¨® a la coleccionista de arte Sophie Ku?ppers Composici¨®n con azul, un cuadro en forma de diamante que hab¨ªa realizado un a?o antes. La marchante lo deposit¨® en un museo en Hannover que en 1937 fue allanado por los nazis. Poco tiempo despu¨¦s, el artista huy¨® a Londres sin saber qu¨¦ hab¨ªa sucedido con su creaci¨®n. La pieza fue adquirida dos a?os despu¨¦s por A. E. Gallatin, un coleccionista estadounidense que fue cliente de la galer¨ªa Buchholz en Nueva York, un lugar que en el mundo del arte era conocido por ser el dep¨®sito de las obras con las que hab¨ªa traficado el nazismo.
En 1952, Gallatin leg¨® toda su colecci¨®n, incluida esta obra, al Museo de Arte de Filadelfia, donde lleva expuesta 70 a?os. Antes estuvo colgada en la Universidad de Nueva York. Hace unas semanas, el Elizabeth McManus Holtzman Irrevocable Trust, la organizaci¨®n que gestiona la herencia de esta mujer y su marido, el pintor Harry Holtzman, quienes ayudaron a Mondrian a escapar de los nazis hasta llegar a Estados Unidos y se convirtieron en 1944 en sus leg¨ªtimos herederos, present¨® una reclamaci¨®n. Los herederos alegan que el artista muri¨® sin conocer ¡°las v¨ªas para recuperar su preciado cuadro¡±, seg¨²n una declaraci¨®n que recoge el medio especializado Art News, en la que la familia tambi¨¦n asegura que Holtzman falleci¨® ¡°sin saber que la obra era de su propiedad¡±. El museo se defiende y, una vez m¨¢s, como en el caso pisarro, niega que la obra fuera adquirida de manera ilegal o ileg¨ªtima y recuerdan que Holtzman nunca reclam¨® Composici¨®n con azul antes de morir en 1987.
El antecedente Gurlitt
Para tratar de evitar que estos litigios se alarguen durante a?os y los casos se desperdiguen por distintos tribunales del mundo donde son susceptibles de juzgarse seg¨²n la ley de cada pa¨ªs, el nuevo Gobierno alem¨¢n, liderado por Olaf Scholz, anunci¨® antes de tomar posesi¨®n que se crear¨ªa una corte central para juzgar los casos de restituci¨®n del arte expoliado por los nazis. Su objetivo, seg¨²n anunci¨® el Ejecutivo de coalici¨®n, es eliminar cualquier traba burocr¨¢tica y mejorar la comisi¨®n que hasta ahora recibe las reclamaciones relacionadas con las obras que est¨¢n en colecciones p¨²blicas, como puede ser el caso del Thyssen o el Museo de Filadelfia.
El Gobierno alem¨¢n pretende de esta manera tratar de solucionar las cientos de demandas que recibe sobre este tipo de obras y que se incrementaron a partir de 2013 con el conocido caso Gurlitt. En 2010, en un control aduanero en un tren, la polic¨ªa b¨¢vara interrog¨® a un hombre que viajaba con m¨¢s de 10.000 euros en met¨¢lico en el bolsillo. Se llamaba Cornelius Gurlitt y lo que parec¨ªa una investigaci¨®n por posible fraude fiscal se convirti¨® en una de las mayores operaciones contra el arte robado por los nazis. En su apartamento aparecieron 1.258 obras de finales del XIX y del XX. Cifra a la que se sumaron 200 obras m¨¢s que guardaba en otro apartamento de Salzburgo y que salieron a la luz en a?os posteriores. Gurlitt ten¨ªa obras de Pissarro, C¨¦zanne, Monet, Otto Dix... y como se supo despu¨¦s, la mayor parte proven¨ªan del expolio y el saqueo. Muy pocas han sido restituidas hasta la fecha.
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