La Mari de Chambao: ¡°Me he casado conmigo misma, me lo deb¨ªa. Muchas veces te faltas al respeto por no desagradar a otros¡±
La cantante del m¨ªtico grupo de ¡®flamenco chill¡¯ vuelve a los escenarios ¡°m¨¢s libre que nunca¡± tras a?os de silencio y prepara un disco con canciones sobre Lorca compuesto por Emilio Arag¨®n
Llega a la terraza del hotelazo de Madrid donde hemos quedado mientras fuera atruena una de esas tormentas apocal¨ªpticas que dejan la Gran V¨ªa a la vez ca¨®tica y reluciente, y no la reconozco. A La Mari, digo. Pelo largo y liso azabache, camisa rosa de seda abrochada hasta el galillo, corbat¨ªn de raso negro, pantalones grises de pinzas, deportivas blancas de plataforma. Solo sus ojazos verdes, y, sobre todo, su voz c¨¢lida y su risa contagiosa remiten a la hippiosa imagen de la Mari de Ah¨ª est¨¢s t¨², el himnazo del grupo malague?o Chambao que, al menos a quien escribe estas l¨ªneas, la pasaporta directamente al verano. Ya queda menos.
Est¨¢ cambiad¨ªsima. ?Qu¨¦ hay detr¨¢s de ese viraje de estilo?
Ganas, motivaci¨®n, una renovaci¨®n total de m¨ª misma. Por edad, por todo lo que he vivido, por todo lo que he desechado de mi vida y que no me hac¨ªa feliz. Antes quer¨ªa agradar y quedar bien con todo el mundo, y, al final, esa carga la llevas t¨² a la espalda. Pero resulta que nadie te exige nada. Te lo exiges todo t¨².
?Antes dec¨ªa que s¨ª a todo?
A casi todo. Y, al final, no se trata de cantidad, sino de calidad en la vida. Pero me lo llevo todo puesto. Lo positivo y lo negativo te ense?a las cosas que quieres hacer, las que no, y las que quieres hacer de otra manera. Ahora me siento agradecida, bendecida.
?Tantos golpes le ha dado la vida?
M¨¢s bien me los he dado yo. Pero he venido a la vida para rozarme con ella, para desollarme, no para protegerme. Me he mojado en todos los charcos: profesionales, de amores, an¨ªmicos. Estoy llena de cicatrices, pero no estoy da?ada, ?sabes? Estoy viva. Hola, ?qu¨¦ tal? Qu¨¦ regalo haberme despertado hoy y que no me duela nada y poder hacer cosas y estar aqu¨ª contigo.
Tambi¨¦n se ha desollado sola la piel a base de tatuajes. Est¨¢ cosidita.
Me encantan. Mira, este es el ¨²ltimo, de abril [muestra un coraz¨®n de tinta en la falange del dedo ¨ªdem, al lado de la sortija del anular]. Me compr¨¦ un anillo con una esmeralda y un diamantito y me he casado conmigo misma, como Candela Pe?a en La boda de Rosa, de Ic¨ªar Bolla¨ªn. Me toc¨® mucho esa pel¨ªcula.
?Tanto se quiere a s¨ª misma?
Me lo deb¨ªa. Por muchos motivos, porque muchas veces te faltas al respeto por no desagradar a otros. Yo lo que quiero es irme liviana cuando me muera, llevarme solo las cosas que aprendo.
Su voz evoca paz, alegr¨ªa, plenitud. ?Alguna vez le ha pesado esa losa?
Qu¨¦ va. Eso es gloria bendita. Alguna vez me han dicho que se han hartado de llorar conmigo, con Papeles mojados, por ejemplo, y yo no quiero hacer llorar a nadie. O que se han hartado de follar con mi m¨²sica, tambi¨¦n, con Duende del sur, y me muero de la verg¨¹enza. Pero, a la vez, qu¨¦ bonito. Llorar es como quedarte desnuda, y lo de follar, ya ves. Cantar, cantan muchos, pero cuando te traspasa la emoci¨®n es otra cosa.
?Ese poder que reconoce en otros lo reconoce en s¨ª misma?
Ya s¨ª. Antes, no. Me ha costado mucho. Siempre me he quitado flores. Te crees que eres buena por ser humilde y es al contrario. Ahora no es que me lo crea, pero tengo mi lugar en m¨ª misma. Me he poblado. Me he pose¨ªdo, jajaja [se parte] y me estoy disfrutando. me veo hasta m¨¢s guapa.
Hasta se ha casado con usted.
A ves, los a?os pasan, tengo 47, pero tampoco me miro tanto al espejo, y si me miro, no tengo la piel de los 20, pero, como dec¨ªa Lola Flores, el brillo de los ojos no se opera. Siendo la misma, soy otra Mari, y voy a seguir cambiando, porque estoy viva. La ropa de entonces, las faldas, los vestidos, los pantalones cagaos, la voy a poner en el merchandising de la gira y la voy a vender, baratita, para que otras, u otros, la disfruten tanto como la he disfrutado yo.
?D¨®nde ha estado todo este tiempo sin verla en los medios?
Cursando un m¨¢ster en coaching e inteligencia emocional. Desde peque?a me ha encantado el arte, la filosof¨ªa, la cabeza de las personas. Quer¨ªa entenderme y entender mejor a quien tengo delante para poder ayudar. Me encanta ayudar, desde chica.
El coaching se paga, y no barato. ?Tiene ya clientes?
Tengo a toda mi gente cont¨¢ndome su vida, pero no cobro. Todav¨ªa no me he puesto en esa tesitura. Pero, s¨ª, me veo haciendo eso, y quiero montar una escuelita de oficios. Talleres para ayudar a la gente a ser m¨¢s feliz.
Su imagen sin pelo, cuando sufri¨® c¨¢ncer en 2005, fue un icono. ?C¨®mo recuerda aquella ¨¦poca?
No recuerdo una ¨¦poca, recuerdo momentos. El zurriagazo cuando te dan el notici¨®n, que no me lo cre¨ªa. ?C¨®mo iba a tener c¨¢ncer a los 29 a?os? Recuerdo la angustia de temer que los tuyos se derrumben. Hasta que me dijeron que de eso no me iba a morir, los reun¨ª y les dije que no les quer¨ªa ver con las caras largas, que nos hart¨¢ramos de llorar, si nos sal¨ªa, pero que ya. Yo he venido aqu¨ª a vivir. El miedo se aplaca. Del pecho izquierdo me han dado el alta. Del otro tengo revisiones anuales, la pr¨®xima en Navidad. Soy m¨¢s libre que nunca.
?M¨¢s as¨ª, abrochada hasta el cuello, que cuando posaba con los pechos al aire en sus discos?
Totalmente. Lo del pecho tambi¨¦n tiene su aquel. Me quitaron un trozo del izquierdo y no quise reconstruirlo. He estado 13 a?os con relleno, poni¨¦ndome o quit¨¢ndome, a veces calcetines, seg¨²n tuviera el otro de hinchado ese d¨ªa, hasta que decid¨ª ponerme la pr¨®tesis. Pero lo hice y me sent¨ªa rara. Corriendo, se me mov¨ªa una teta y la otra no, si me echaba se me iba cada una para un lao [r¨ªe], as¨ª que me la he quitado, me han puesto mi propia grasa y ahora estoy feliz.
Comienza una gira tras a?os de ausencia. ?Espera que el p¨²blico siga ah¨ª?
Yo no espero nada. A m¨ª me regalan un momentazo brutal. El otro d¨ªa cant¨¦ en Jerez, de d¨ªa, de telonera de la fiesta , en un concierto gratuito, en el escenario peque?o, sin mascarilla, todo llen¨ªsimo, y aquello me vol¨® la cabeza. Ve¨ªa los escenarios tochos, donde yo he actuado otras veces, tan arriba, y yo all¨ª, abajo, con la gente. Vi a un chico que sub¨ªa a una chica a hombros para verme. Y me dije: esto es. Fue tan bonito...
?Eso no es bajar de nivel?
Eso es maravilloso. De hecho, ahora busco ese tipo de conciertos. Esas cosas las he vivido y ahora tengo otro punto de vista. No soy m¨¢s artista porque me den la primera hora, mi show no es m¨¢s peque?o porque sea de d¨ªa. Eso ya lo tengo quitado de mi cabeza y lo disfruto un mont¨®n.
Siempre le quedar¨¢ el coaching. Vi¨¦ndola tan serena estoy por pedirle una sesi¨®n personal.
Ya la hemos hecho. ?A que no te vas de aqu¨ª igual que has venido? Pues eso que nos llevamos.
?Qu¨¦ se debe?
Un beso.
LA MARI CANTA POR LORCA
"Renacida y bendecida", así dice sentirse María del Mar Rodríguez Carnero (Málaga, 47 años), La Mari, el alma de Chambao, aquel grupo de flamenco chill que le puso música a los veranos de principios de siglo. Himnos como Déjate llevar que aún suenan en la radio y en la memoria de muchos como el epítome de la plenitud de la vida. Tras separarse del grupo y superar un cáncer a los 30 años, La Mari vuelve a escena tras la pandemia con una gira mientras graba un disco de poemas de Lorca versionados por Emilio Aragón.
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