Merit¨ªsimo Escribano
El torero, solvente y poderoso, solo cort¨® una oreja, pero estuvo muy por encima de la deslucida y correosa corrida de Miura
Una tarde con toros de Miura no es una corrida normal; anunciarse con seis, una aut¨¦ntica heroicidad, y hacerlo en La Maestranza, una proeza reservada a unos pocos extraterrestres. Si, adem¨¢s, aparece el triunfo se trata, sin duda, de una intervenci¨®n celestial.
Manuel Escribano, el protagonista de la gesta, puede estar muy satisfecho porque ha salido airoso de su complicad¨ªsima apuesta. Solo pudo pasear una oreja, pero estuvo muy por encima de la muy complicada miurada, toros grandes y largos, que, en general, empujaron en los petos, y algunos, como el primero, segundo, cuarto y sexto, acudieron de lejos y con alegr¨ªa a los caballos; casi todos, adem¨¢s, galoparon en banderillas, pero se desfondaron en el tercio final, con la cara por las nubes, sin recorrido ni fijeza, deslucidos, inc¨®modos y sin fortaleza, y solo el quinto permiti¨® que el torero pudiera bajar la mano y trazar varias tandas de muy aceptables muletazos por ambas manos.
Pero la actitud de los miuras no impidi¨® que se viera a un torero muy solvente, con las ideas claras, preparado a conciencia para tan seria ocasi¨®n, poderoso, firme, asentado, seguro y variado.
A tres toros los recibi¨® de rodillas en los medios frente a la puerta de toriles, y all¨ª demostr¨® su sangre fr¨ªa al esperar como si tal cosa la incierta mirada de sus oponentes. A todos los tore¨® a la ver¨®nica con m¨¢s entrega que lucimiento por las cortas embestidas de casi todos ellos, y particip¨® en quites por chicuelinas y delantales.
Banderille¨® a los seis con m¨¢s serenidad y acierto de lo que es habitual en ¨¦l; espectaculares fueron dos pares, ambos al quiebro, apretad¨ªsimo en el tercer toro y brillante en el sexto. Invit¨® a coger los palos a Jos¨¦ Chac¨®n y dos veces a Fernando S¨¢nchez, y ambos se lucieron con arreglo a su contrastada categor¨ªa.
Muleta en mano, Escribano ofreci¨® una lecci¨®n de t¨¦cnica, conocimiento y firmeza ante unos toros de escas¨ªsimo recorrido, que embest¨ªan con la cara por encima del estaquillador, que lanzaban un derrote al final de cada muletazo y desluc¨ªan sobremanera las buenas intenciones del torero.
Afortunadamente, no hubo quinto malo, y este toro acudi¨® al enga?o con alegr¨ªa y humillaci¨®n, y permiti¨® que Escribano respirara tranquilo, bajara las manos y dibujara los mejores muletazos de la tarde. La espada cay¨® baja, y aunque la petici¨®n de la segunda oreja fue mayoritaria, el presidente aguant¨® la tentaci¨®n ¨Dque la tuvo y gorda¨D y solo sac¨® un pa?uelo.
Una ¨²nica oreja puede parecer un raqu¨ªtico balance, pero nada de eso. La apuesta de Escribano fue una gesta heroica de la que sali¨® muy reforzado, aunque cualquiera sabe si este mundo cruel de los taurinos se lo recompensar¨¢ con la justicia que merece.
Honor y gloria a los h¨¦roes; honor y gloria para Manuel Escribano.
Miura/Manuel Escribano, ¨²nico espada
Toros de Miura, bien presentados, cumplidores en los caballos, duros, correosos, deslucidos, incómodos y desfondados. Solo el quinto tuvo movilidad y recorrido en la muleta.
Manuel Escribano: gran estocada (ovación); estocada baja (ovación); estocada (silencio); tres pinchazos _aviso_ y estocada (silencio); estocada baja (oreja); pinchazo hondo _aviso_ y dos descabellos (gran ovación de despedida).
Plaza de La Maestranza. Decimocuarta y última corrida de la Feria de Abril. 8 de mayo. Casi lleno.
Babelia
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