¡®Nosferatu¡¯, un siglo de vampiros y ocultismo
Hace cien a?os el productor y experto en esoterismo Albin Grau y el director F. W. Murnau crearon una obra maestra repleta de s¨ªmbolos que estuvo a punto de desaparecer
Friedrich Wilhelm Murnau vivi¨® solo 42 a?os. De sus 21 pel¨ªculas, han sobrevivido 12. En una ¨¦poca, la del salto de cine mudo al sonoro, en la que reinaban los directores prol¨ªficos y los trabajos industriales (ah¨ª est¨¢n las m¨¢s de 100 pel¨ªculas de John Ford), Murnau rod¨® poco, y un tercio de su filmograf¨ªa se ha desvanecido en el tiempo. Sin embargo, a¨²n hoy es uno de los cineastas m¨¢s importantes de la historia, exponente m¨¢ximo del expresionismo, un creador cuya vida y carrera fue cercenada en un accidente de coche. Incluso su mejor filme, Nosferatu (1922), un cl¨¢sico que ahora cumple un siglo, estuvo a punto de desaparecer cuando los productores perdieron el juicio por plagio contra la viuda de Bram Stoker, el escritor de Dr¨¢cula, novela que inspir¨® en demas¨ªa a la pel¨ªcula de Murnau.
A pesar de eso, un siglo despu¨¦s, ah¨ª est¨¢ la silueta de Nosferatu, el no muerto, recortada en el ¨²ltimo tramo de la escalera, esas u?as largas, nariz prominente, espalda chepuda y abrigo largo. El conde Orlok, su encarnaci¨®n mundana, sigue provocando miedo all¨¢ donde aparece. ¡°A m¨ª me vol¨® la cabeza¡±, recuerda el estadounidense Robert Eggers, cineasta de referencia en el terror moderno, en una entrevista con EL PA?S. Werner Herzog, que la considera la pel¨ªcula alemana m¨¢s importante de la historia, realiz¨® una versi¨®n en 1979. Eggers lleva a?os intentando dirigir su propio remake. ¡°No me gusta la pel¨ªcula de Herzog, a pesar de que le venero y de que cont¨® con un estupendo reparto. Pero no funciona¡±. Y sobre su proyecto, apunta: ¡°Yo ya he fracasado en el empe?o dos veces. Lo mismo es un proyecto maldito, lo mismo Murnau me est¨¢ diciendo que no estoy a la altura del reto¡±.
?Qu¨¦ tienen Nosferatu y Murnau para fascinar todav¨ªa? Primero, que siendo un enorme exponente del expresionismo alem¨¢n, el filme anuncia otros caminos. Murnau, a lo largo de su carrera, fue un innovador. Encarg¨® uno de los primeros storyboards de la historia para Las finanzas del gran duque (1924), puso la c¨¢mara en un carro de beb¨¦ y as¨ª invent¨® la m¨¢quina dolly para El ¨²ltimo (1924), su pel¨ªcula m¨¢s arriesgada, un trabajo excelso que le proporcion¨® el pasaporte a Hollywood. Lotte Eisner, la maestra de los cr¨ªticos alemanes y estudiosa de la obra de su compatriota, apunta: ¡°El desdoblamiento demon¨ªaco aparece en muchas pel¨ªculas alemanas [...]. El vampiro Nosferatu, amor de un castillo feudal, quiere comprar una casa a un agente inmobiliario que tambi¨¦n est¨¢ imbuido de diabolismo [...]. El lado demon¨ªaco del individuo conlleva siempre un contrapunto burgu¨¦s. En el mundo ambiguo del cine alem¨¢n nadie est¨¢ seguro de su identidad, y adem¨¢s puede perderla en el camino¡±. Murnau mismo llev¨® una doble vida como homosexual en una ¨¦poca de absurdos criterios morales; m¨¢s a¨²n, se llamaba Friedrich Wilhelm Plumpe: el apellido Murnau se lo puso en 1911 para romper con su padre, que rechazaba sus aspiraciones art¨ªsticas y su sexualidad. Manuel Lamarca Rosales, en su biograf¨ªa de Murnau (ediciones C¨¢tedra), recuerda que desde Tahit¨ª, donde rodaba su ¨²ltima pel¨ªcula, Tab¨² (1931), le escribi¨® a su madre: ¡°Me encuentro en casa cuando estoy en ning¨²n lugar y en ning¨²n pa¨ªs¡±.
Con todo, Murnau no es Nosferatu, afirman todos los expertos en su carrera. Eggers apunta claramente a que el gran urdidor de la pel¨ªcula fue el productor Albin Grau, liderazgo que subraya el restaurador Luciano Berriat¨²a, que en 2006 acometi¨® la fascinante labor de devolver a Nosferatu a su estado original, incluido su tintado en color, y que tres a?os despu¨¦s public¨® un excepcional y pormenorizado estudio del filme junto a la edici¨®n en DVD. ¡°Grau fue quien encarg¨® el guion, quien contrat¨® al ya reputado Murnau por c¨®mo constru¨ªa atm¨®sferas, usando el clima para reflejar el estado emocional de los personajes, incluso quien dise?¨® los escenarios y posteriormente los carteles y los anuncios de su lanzamiento, toda la publicidad en general. Adem¨¢s, Grau cre¨ªa en el ocultismo, motor narrativo fundamental en Nosferatu¡±, explica el director de El hombre del norte. Murnau, sostiene Lamarca, aporta la atm¨®sfera, el uso en algunos momentos de la c¨¢mara r¨¢pida, la animaci¨®n fotograma a fotograma para algunos efectos y la proyecci¨®n de negativo directamente a c¨¢mara (as¨ª logra una carroza negra en un bosque blanquecino). Berriat¨²a reflexiona en su libro: ¡°Supera las puestas en escena teatrales del cine de la ¨¦poca, gracias a la aplicaci¨®n de recursos pict¨®ricos [...] con im¨¢genes realistas¡±. Y yendo a rodar a escenarios naturales.
En esa inmersi¨®n en el otro mundo, Murnau y Grau dieron una profundidad asombrosa a Nosferatu. De ah¨ª que Berriat¨²a subtitule su estudio: ¡°Un film er¨®tico-ocultista-espiritista-metaf¨ªsico¡±. Grau pertenec¨ªa a varias logias berlinesas, escribi¨® incluso un manual de iniciaci¨®n a las ciencias ocultas; hasta el logo y el nombre de su productora, Prana Film, surge del ocultismo. Prana es un t¨¦rmino s¨¢nscrito que define el fluido vital, la esencia de la vida que encierra diversos misterios, y Grau sembr¨® Nosferatu de signos ocultistas, de reflejos de lo que bautizaron como matem¨¢tica m¨¢gica. En 1925, Florence Stoker logr¨® que las autoridades judiciales ordenaran la destrucci¨®n de todas las copias de Nosferatu, porque su guion se basaba en Dr¨¢cula, la obra maestra de su marido, fallecido en 1912. Casi lo logra. Pero por el enorme ¨¦xito de la pel¨ªcula quedaron algunas copias en varios pa¨ªses adonde no lleg¨® la sentencia. Gracias a ellas, Berriat¨²a logr¨® sacar adelante su restauraci¨®n. Sin embargo, en aquel lejano 1925, la resoluci¨®n judicial acab¨® con Prana Film.
Tras estrenar Nosferatu, Murnau sigui¨® rodando en Alemania. En julio de 1926, antes del estreno en su pa¨ªs natal de su ¨²ltimo filme alem¨¢n, Fausto, el cineasta viaj¨® a Estados Unidos contratado por el productor William Fox. All¨ª rod¨® cuatro pel¨ªculas m¨¢s: la obra maestra Amanecer (1927), la hoy desaparecida Los cuatro diablos (1928) ¡ªde la que realiz¨® dos versiones, una muda y otra sonora¡ª, El pan nuestro de cada d¨ªa (1930) ¡ªpor la que fue despedido del estudio Fox¡ª y Tab¨², que no lleg¨® a ver estrenada. El 10 de marzo de 1931 Murnau sufri¨® un accidente de coche junto a varios amigos. Conduc¨ªa su amante filipino de 14 a?os, Garc¨ªa Stevenson. A la ma?ana siguiente, el cineasta se convirti¨® en la ¨²nica v¨ªctima mortal. En 2015, su tumba fue profanada en un cementerio berlin¨¦s. Del largo cad¨¢ver (midi¨® 1,93 metros) del director, envuelto en un sudario, desapareci¨® la cabeza. En cambio, los ladrones no tocaron nada m¨¢s, ni los cuerpos de sus hermanos, y dejaron restos de alg¨²n rito sat¨¢nico. El cr¨¢neo de Murnau nunca ha sido recuperado.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.