La falta de papel cambia la industria del libro: dificultades para reimprimir y primeras subidas de precios
Sellos grandes y peque?os mantienen su ritmo de lanzamiento de novedades, pero reducen o retrasan las reediciones y modifican las tarifas de algunas obras ante las complicaciones para imprimir
La tormenta perfecta que amenazaba con paralizar la recuperaci¨®n del sector editorial no ha terminado de producirse. Quedan, sin embargo, nubarrones (inflaci¨®n y falta de papel, por citar los dos m¨¢s acuciantes) que condicionan un negocio que celebra cifras y aumentos de ventas desconocidos desde la Gran Recesi¨®n. As¨ª, la carrera por publicar y recuperarse de la pandemia choca con nuevos problemas: un encarecimiento del coste de producci¨®n del libro que implica el reajuste de los m¨¢rgenes y alguna subida de precio, reimpresiones m¨¢s lentas, retrasos en las entregas, m¨¢s devoluciones. Salvo quiz¨¢s los grandes grupos, el resto del sector replantea y modifica sus estrategias estos meses: el futuro inmediato del libro se escribe ahora. Editores, libreros, autores, fabricantes de papel y distribuidores analizan dificultades y posibles soluciones.
La sensaci¨®n es que la crisis no afecta igual a todos. Ni Planeta ni Penguin Random House, que suman la mitad del negocio editorial en espa?ol, van a subir los precios a corto plazo, seg¨²n han asegurado a este diario, aunque el coste de producci¨®n haya aumentado. Los grandes grupos aprovechan su estructura para aguantar mejor la situaci¨®n y no aplicar en el lector subidas coyunturales, pero no todos pueden hacerlo. ¡°Se ha mezclado todo: huelga de transporte, subida de combustible, inflaci¨®n. Ahora se nota menos, tenemos una distribuci¨®n pr¨¢cticamente normal, pero el impacto ha sido alto. Adem¨¢s, tambi¨¦n vendemos por internet, pero ah¨ª el transporte es m¨¢s caro¡±, analiza Javier Arrevola, director general de la cadena de librer¨ªas Casa del Libro (propiedad del Grupo Planeta), que apunta a un problema a?adido para los libreros: los alquileres tambi¨¦n han subido.
Tal vez la ¨²nica consecuencia universal afecte a las reimpresiones: todos los editores entrevistados confirman que se han visto obligados a reducirlas, o aplazarlas. ¡°Antes quer¨ªa hacer una reimpresi¨®n de un mes para el siguiente y no sol¨ªa haber problema. Ahora es imposible¡±, resume Laureano Dom¨ªnguez, del sello Astiberri. Cuenta que, para la nueva edici¨®n de un t¨ªtulo reciente, una imprenta solo le dio disponibilidad para octubre: finalmente encontraron otra que les permiti¨® adelantar algunas semanas la operaci¨®n. En unos pocos casos, adem¨¢s, es probable que suban ¡°un par de euros¡± el precio de venta. ¡°Los tiempos de reimpresi¨®n y reedici¨®n se han duplicado. Nos toca hilar mucho m¨¢s fino a la hora de hacer pedidos iniciales y en cuanto ves que algo funciona reaccionar r¨¢pido para pedir m¨¢s porque las tiradas son menores y tardan m¨¢s en llegar. Los m¨¢rgenes con los que jugamos no permiten mucho. Hay que usar la intuici¨®n y estar al quite¡±, agrega Rafael Arias, propietario de la librer¨ªa Letras Corsarias en Salamanca. En 2020, se registr¨® una tirada media de 3.576 ejemplares por t¨ªtulo, seg¨²n la Federaci¨®n de Gremios de Editores, aunque la cifra habitual para la mayor¨ªa de libros resulta mucho m¨¢s baja, seg¨²n las fuentes consultadas.
Por tanto, el actual mercado del libro reh¨²ye la improvisaci¨®n. Astiberri, por ejemplo, tiene cerrados todos los pedidos hasta el final del a?o. ¡°Tenemos que anticipar mucho m¨¢s los plazos. Y estamos ajustando las tiradas al m¨¢ximo¡±, insiste Enrique Redel, responsable del sello Impedimenta. Ante la incertidumbre disparada, planificaci¨®n. Porque adem¨¢s, desde hace un tiempo, Amazon y otros colosos de la distribuci¨®n se llevan buena parte del cart¨®n disponible. Y la apuesta de supermercados y otras tiendas por reducir los embalajes de pl¨¢stico tambi¨¦n suma competencia para el sector editorial. ¡°Las grandes fabricantes y manipuladoras de papel prefieren hacer ciertos tipos de materiales, como el carton¨¦, m¨¢s dirigido a estas industrias que a los editores, que pagamos menos¡±, explica Redel. ¡°Es una cuesti¨®n m¨¢s de fuerte demanda del mercado editorial que de escasez de oferta, donde no ha habido cambios significativos¡±, responde Carlos Reinoso, director general de ASPAPEL (Asociaci¨®n Espa?ola de Fabricantes de Pasta, Papel y Cart¨®n).
Algunos estiman que tan solo un 3% de toda la pasta de papel que se fabrica se usa para los libros. Pero su precio ha subido un 30% o m¨¢s, seg¨²n los entrevistados. ¡°Hace poco habl¨¢bamos con una imprenta que hab¨ªa recibido un pedido con un aumento directamente del 80%. A veces piden un papel, han acordado un precio, y cuando les llega son 250 euros m¨¢s la tonelada. Incluso de una semana a otra te arriesgas a que el precio haya cambiado, aunque sea 10 o 20 c¨¦ntimos¡±, agrega Dom¨ªnguez.
La huelga de los transportistas espa?oles en marzo retras¨® las entregas de papel igual que las de otras muchas materias primas. Y, en un mercado globalizado, los parones en Finlandia ¡ªel sindicato Paperiliitto mantuvo su lucha desde enero hasta finales de abril y la fabricante de papel y celulosa UPM-Kymmene fue una de las empresas que m¨¢s ralentiz¨® su producci¨®n¡ª tienen consecuencias en Espa?a. La mayor¨ªa de la pasta de papel, al fin y al cabo, procede de Canad¨¢ y Europa del Norte. Una diferencia clave es que grupos como Planeta o Penguin Random House adquieren el material directamente de los fabricantes. Sellos medianos o peque?os, como Astiberri o Impedimenta, en cambio, trasladan sus pedidos a imprentas de confianza, que gestionan la compra. ¡°Nosotros estamos a la espera de lo que sobra de esos grandes grupos. Tiene la ventaja de que no tiras tanto. Pero la desventaja de que al final es m¨¢s complicado acceder a determinados tipos de papel¡±, tercia Redel.
La propia Impedimenta ha subido un 5% los precios de una colecci¨®n que coedita. Y est¨¢ realizando un estudio de mercado para decidir si deber¨ªa aumentar el precio de algunas de sus obras y, en ese caso, cu¨¢nto. En el mercado tambi¨¦n se est¨¢n dando cambios de material, por ejemplo, libros cuya portada debi¨® editarse en r¨²stica en lugar del carton¨¦ previsto originalmente. Y, ante la escasez, algunos sellos se han concedido renuncias a su conciencia ambiental: cuando no hab¨ªa papel certificado (aquel que tiene menor impacto, y que hoy supone un 62% del mercado, en c¨¢lculos de la Asociaci¨®n espa?ola de fabricantes de pasta, papel y cart¨®n, ASPapel), se recurri¨® a otro con tal de sacar adelante alg¨²n libro.
Porque nadie, al menos entre los entrevistados, est¨¢ parando su ritmo de lanzamiento de novedades. Y menos en uno de los periodos fundamentales del a?o editorial, el que va de Sant Jordi a la Feria del Libro de Madrid. ¡°Estamos vendiendo en 2022 como vend¨ªamos en 2014. Mucho m¨¢s que en los a?os de crisis¡±, afirma un editor que prefiere no dar su nombre. Tras las duras heridas de la pandemia, el sector tiene prisas y ganas de recuperarse. Pero el riesgo es que una desaceleraci¨®n en el consumo, por ejemplo, incida en todo el proceso. ¡°Se est¨¢ notando, s¨ª. Hay mucho retraso acumulado. El a?o pasado se hicieron muchas m¨¢s novedades de lo habitual porque con la pandemia muchos editores reservaron novedades que ya ten¨ªan preparadas y 2021 fue una fiesta. A finales del a?o pasado y este 2022 se ha empezado a notar: hay menos colocaci¨®n y sube la devoluci¨®n¡±, comenta Ver¨®nica Garc¨ªa, de la distribuidora Machado Libros, adem¨¢s de librera.
¡°Ninguna editorial est¨¢ deteniendo su nivel de producci¨®n a pesar de que la crisis del papel es inminente. El nivel es tal que se est¨¢ comprando papel sin tenerlo f¨ªsicamente, todo con incrementos del 30% y m¨¢s. La industria se enfrentar¨¢ a su mayor crisis y nadie habla de ello¡±, denunci¨® el 20 de abril la dibujante y escritora Carla Berrocal en la red social Twitter. Al tel¨¦fono, la creadora a?ade otros puntos al debate: ¡°Las editoriales sobreproducen libros [50.698 t¨ªtulos nuevos en 2020, ¨²ltimo dato disponible de la Federaci¨®n de Gremios de Editores]. Y las librer¨ªas no pueden almacenarlo todo. As¨ª que pasado cierto tiempo, la obra ya no se considera una novedad, est¨¢ algo as¨ª como fuera del circuito, y se quieren deshacer de ella: se la ofrecen al autor a un precio muy bajo o acaba destruida [para crear nueva pasta de papel]¡±. Es lo que se conoce como devoluciones. Y abre otro frente en esta crisis: el de los autores. Es decir, las principales v¨ªctimas de la renovada incertidumbre, seg¨²n Berrocal y Marta C. Dehesa, abogada y gestora cultural especializada en propiedad intelectual.
¡°Una editorial tiene entre sus obligaciones la de hacer un trabajo no solo de impresi¨®n sino de difusi¨®n, mantener el libro para que alcance la m¨¢xima venta posible. Les interesa m¨¢s en [los departamentos de] marketing ofrecer 50 novedades en un a?o y hacer publicidad que sacar 20 y cubrirlas bien. Tienen m¨¢s rentabilidad vendiendo poco de muchos. Una vez vendida la mitad de la primera tirada ya suele ser rentable para el editor¡±, lamenta Dehesa. Y Redel, que precisamente publica unos 25 libros al a?o en Impedimenta, aclara: ¡°Todo el sector se basa en ese juego: cuando te viene una devoluci¨®n de una obra que has colocado en las librer¨ªas hace tres meses, tienes que cubrir ese lucro cesante con otros libros. Lo que resta no devuelto es lo que has vendido. Es un c¨ªrculo vicioso y malvado, pero al final de todo el negocio funciona. Y las editoriales independientes y peque?as somos m¨¢s responsables en cuanto a la tirada: no somos los culpables de la sobreproducci¨®n, no hacemos libros para rellenar espacios¡±. Resulta que el futuro no depende solo del papel f¨ªsico: tambi¨¦n del que cada uno quiera jugar en el mundo editorial.
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