?Me aplaudir¨ªan a m¨ª?
Talavante cort¨® una oreja a los sosos y descastado toros de Jandilla, y Juan Ortega estuvo muy por debajo de lo esperado
Finalizado el pase¨ªllo, la plaza entera irrumpe en una atronadora ovaci¨®n; tras unos instantes de titubeo, aparece por el burladero Alejandro Talavante (¡±ser¨¢ para m¨ª, que llevo retirado de esto desde octubre de 2018¡å), y en el tercio agradece ceremoniosamente la bienvenida. Talavante se encierra, pero la ovaci¨®n contin¨²a con el mismo ardor. ¡°Sal t¨², Juan (Ortega), que ser¨¢ para ti¡±. ¡°Pero si yo¡¡±. Y el torero sevillano saluda a la afici¨®n. Pero hete aqu¨ª que arrecian los aplausos. ?Y ahora para qui¨¦n? ¡°Estas palmas ser¨¢n para ?lvaro¡±, que no es otro que el sobresaliente, el torero que tuvo que matar cinco toros el Domingo de Resurrecci¨®n por el grave percance de Emilio de Justo.
Y con cierto pudor, ?lvaro de la Calle sali¨® del burladero (la plaza era ya un hervidero), se acerc¨® a Talavante como para pedirle la venia y recibi¨® el homenaje de una afici¨®n agradecida.
Como en los toros no existe la tecnolog¨ªa, nunca se sabr¨¢ qui¨¦n era desde el primer momento el depositario de los aplausos, si Talavante, el sobresaliente o Juan Ortega, pero lo cierto es que se vivieron unos instantes de sentida emoci¨®n.
Y ah¨ª, m¨¢s o menos, termin¨® la corrida. Y no hab¨ªan transcurrido ni cuatro minutos desde el comienzo, pero no se volvieron a escuchar ovaciones tan atronadoras en todo el festejo.
Mano a mano entre Talavante y Juan Ortega. ?A qui¨¦n se le ocurrir¨ªa tama?o desm¨¢n? ?Qu¨¦ sentido tiene enfrentar a dos toreros que nunca han rivalizado en el ruedo, con dos tauromaquias distintas y sin aparente deseo, como despu¨¦s se comprob¨®, de confrontar nada?
Y un detalle inapreciable: este festejo se publicit¨® como Corrida de la Cultura, pero nadie se acord¨® de ello, y no se le vio el pelo a ninguna autoridad cultural.
Hab¨ªa expectaci¨®n, eso s¨ª, por ver a Talavante, que se retir¨® en octubre de 2018, y durante la pandemia no hizo m¨¢s que una incursi¨®n en Francia. Y como se presum¨ªa, tres a?os de descanso no pasan en balde; tres a?os sin el contacto con el toro en la plaza pasan factura. Y as¨ª, Talavante mantiene sus excelsas cualidades toreras, pero no mostr¨® la facilidad y la seguridad de otros tiempos.
La corrida de Jandilla no sirvi¨®; noble, sosa y muy descastada, pero el deseado Talavante, hier¨¢tico, vertical, bien plantado, tard¨® un mundo en entender al tercero de la tarde, al que le cort¨® una oreja, tras dos tandas finales con la mano derecha, largas, ce?idas y desbordantes de su personalidad.
Exprimi¨® al noble primero sin mayor inter¨¦s, y pasaport¨® con rapidez al quinto, uno de los m¨¢s insulsos de la tarde.
A su lado, Juan Ortega dio la impresi¨®n de estar apocado, triste, apagado, como quien no estaba a gusto en tal circunstancia. Sus toros no fueron de triunfo, pero la imagen que transmiti¨® fue preocupante. Un manojo de bellas ver¨®nicas en el recibo a su primero, y ah¨ª se acab¨® su historia. Dio muchos muletazos sin decir nada. Se le vio torpe ante el muy soso primero; inseguro y poco confiado y corta la ambici¨®n con el cuarto, y desalentado ante el sexto. Adem¨¢s, escuch¨® unas leves protestas que deben hacerle reflexionar.
Aptitud le sobra, pero, a veces, no le acompa?a la actitud; parece conformista, y ese no el mejor camino para el triunfo.
Al menos, escuch¨® una ovaci¨®n, la que ¨¦l salud¨® tras romperse el pase¨ªllo, aunque tampoco sabr¨¢ nunca si era para ¨¦l o no. Lo que son las cosas¡
Por cierto, a ?lvaro de la Calle, el sobresaliente, no le dieron cuartelillo y pas¨® desapercibido. Mejor as¨ª, dir¨¢ ¨¦l.
Jandilla/Talavante y Ortega, mano a mano
Toros de Jandilla, bien presentados, mansurrones en líneas generales, sosos, descastados y nobles.
Alejandro Talavante: media atravesada y dos descabellos (palmas); estocada tendida _aviso_ (oreja); estocada tendida y baja (silencio).
Juan Ortega: estocada desprendida (silencio); media estocada (silencio); estocada (silencio).
Plaza de Las Ventas. 13 de mayo. Sexta corrida de la Feria de San Isidro. Lleno de ´no hay billetes’.
Babelia
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