Cecilia B?hl de Faber, o Fern¨¢n Caballero, la escritora que enga?¨® a todo el mundo
Dos investigadoras de la Universidad de Sevilla descubren un cuadro de juventud de la autora espa?ola que certifica que la mayor¨ªa de las pinturas conocidas hasta ahora est¨¢n mal atribuidas
La escritora rom¨¢ntica espa?ola Cecilia B?hl de Faber (Morgues, Suiza, 1796-Sevilla, 1877) vivi¨® su pasi¨®n literaria como un constante juego de espejos, cuando no directamente de ocultaci¨®n de su imagen, adem¨¢s de su identidad. Firm¨® la mayor parte de su obra bajo el seud¨®nimo masculino Fern¨¢n Caballero y protegi¨® tanto su apariencia que, seg¨²n certifican ahora dos profesoras de la Universidad de Sevilla, la mayor¨ªa de los retratos con los que ha pasado a la historia ¨Dpinturas, grabados y dibujos en su mayor¨ªa¨D son falsos.
Primer caso: Museo del Romanticismo de Madrid. Con el n¨²mero de ...
La escritora rom¨¢ntica espa?ola Cecilia B?hl de Faber (Morgues, Suiza, 1796-Sevilla, 1877) vivi¨® su pasi¨®n literaria como un constante juego de espejos, cuando no directamente de ocultaci¨®n de su imagen, adem¨¢s de su identidad. Firm¨® la mayor parte de su obra bajo el seud¨®nimo masculino Fern¨¢n Caballero y protegi¨® tanto su apariencia que, seg¨²n certifican ahora dos profesoras de la Universidad de Sevilla, la mayor¨ªa de los retratos con los que ha pasado a la historia ¨Dpinturas, grabados y dibujos en su mayor¨ªa¨D son falsos.
Primer caso: Museo del Romanticismo de Madrid. Con el n¨²mero de inventario CE7058 aparece ¡°Pintura. Autor: Valeriano Dom¨ªnguez B¨¦cquer (Sevilla, 1833¨CMadrid, 1870). T¨ªtulo: Cecilia B?hl de Faber, Fern¨¢n Caballero¡±. Sin embargo, y a pesar de esta precisa descripci¨®n, el cuadro refleja en realidad la imagen de Manuela Monnehay, que fue alumna de Jos¨¦ Dom¨ªnguez B¨¦cquer ¨Dpadre del pintor¨D y madrina de bautizo de uno de sus hijos, el poeta Gustavo Adolfo B¨¦cquer.
Segundo caso: Biblioteca Virtual del Instituto Cervantes. Entrada sobre Fern¨¢n Caballero: la imagen que aparece para ilustrar la biograf¨ªa de la escritora rom¨¢ntica es ¡°una obra del pintor Eduardo Cano de la Pe?a (1823-1897), sin fecha, depositada en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, que se titula solo Retrato de se?ora, y basta compararlo con los otros de Cecilia confirmados para saber que no es ella¡±, asegura la investigadora y profesora de la Universidad de Sevilla Mercedes Comellas, especializada en la obra de Fern¨¢n Caballero. Y as¨ª hasta media docena de retratos falsos y una iconograf¨ªa m¨¢s que confusa de esta escritora crucial para entender la literatura espa?ola del XIX.
La imagen que devuelve, por tanto, una simple b¨²squeda en Google con los nombres de Cecilia B?hl de Faber o su seud¨®nimo no solo es incorrecta, sino que la muestra habitualmente como una mujer enlutada, siempre en retratos de ancianidad, con un aire calvinista, de mirada melanc¨®lica, ¡°que nada tienen que ver con la Cecilia verdadera. El imaginario gr¨¢fico de Fern¨¢n Caballero ha abusado de sus representaciones (falsas, sobre todo) como anciana, asociadas siempre a esa lectura de Fern¨¢n como encarnaci¨®n de lo rancio y lo reaccionario¡±, explica la especialista.
Comellas ha llegado a estas conclusiones en pleno proceso de elaboraci¨®n del cat¨¢logo cient¨ªfico en torno a la escritora andaluza encargado por el Centro Andaluz de las Letras (CAL), que ha elegido a Cecilia B?hl de Faber como Autora del A?o 2022 en Andaluc¨ªa con la firme intenci¨®n de ¡°contemplarla desde la modernidad y apartarla de los t¨®picos y clich¨¦s que la envuelven¡±, explica su directora, Eva D¨ªaz P¨¦rez, en relaci¨®n a los valores ultraconservadores asociados hasta ahora con Fern¨¢n Caballero, como su defensa de las virtudes tradicionales ¨Dincluida la virtud femenina¨D, la monarqu¨ªa y una moral cat¨®lica a ultranza.
Y es ah¨ª donde considera Comellas que radica el origen de la confusi¨®n. ¡°En otros trabajos anteriores, como la edici¨®n de las Obras escogidas (Fundaci¨®n Jos¨¦ Manuel Lara, 2010), ya me propuse demostrar que esa se?ora que dec¨ªan tan rancia hab¨ªa sido una gran experimentadora literaria; pero aquella vez no estudi¨¦ la iconograf¨ªa¡±, prosigue la especialista. Sin embargo, en esta ocasi¨®n, un cat¨¢logo cient¨ªfico de un escritor del XIX deb¨ªa dedicar una parte muy importante a la ilustraci¨®n del autor, para lo que Mercedes Comellas entr¨® en contacto con la profesora de Historia del Arte en la Universidad de Sevilla Magdalena Ill¨¢n, experta en pintura del XIX, cuya investigaci¨®n la condujo a un hallazgo fundamental: un cuadro de juventud de Cecilia en una colecci¨®n privada andaluza ¨Dcuando a¨²n no era Fern¨¢n Caballero¨D que supuso el punto de partida para desmontar toda la iconograf¨ªa consensuada hasta la fecha. ¡°Se sabe con certeza que es verdadero, forma parte de una trilog¨ªa, encargada por su padre, en la que est¨¢n retratadas las tres hermanas¡±, adem¨¢s de por la propia genealog¨ªa de la colecci¨®n, cuyos propietarios insisten en mantener el anonimato, explica Ill¨¢n.
Por la vestimenta, asegura Ill¨¢n, puede fecharse entre 1826 y 1828, y representa a una joven ¡°de pelo y ojos m¨¢s claros, reflexiva pero no de mirada melanc¨®lica, y coqueta, vestida a la ¨²ltima moda¡±. Pero lo que es m¨¢s importante para las especialistas: est¨¢ retratada en su faceta profesional, con una pluma en una mano y la otra apoyada en el bufete. ¡°Es muy poco habitual en esa ¨¦poca encontrar retratos de mujeres escritoras¡±, valora la historiadora del arte, a lo que Comellas une otra certeza de lo que para ella era una sospecha: que ya estaba escribiendo en esos a?os tempranos, aunque no publicara. Cuando comienza a hacerlo, en el a?o 1849, publica cuatro novelas ese a?o y dos el siguiente, ¡°nadie escribe seis novelas en a?o y medio¡±, sostiene la profesora.
Hace dos semanas, las profesoras pusieron otra pica en la investigaci¨®n con el hallazgo crucial de otro cuadro verdadero del que se ten¨ªa constancia, pero que estaba sin localizar: el retrato que le pinta Federico Madrazo en Sevilla por encargo del duque de Montpensier. ¡°Se ha confundido a menudo a Fern¨¢n con el retrato que hizo Madrazo de otra escritora del XIX, Carolina Coronado, y que abunda tambi¨¦n en internet. Pero su atribuci¨®n es totalmente falsa¡±, explica Ill¨¢n. Del retrato verdadero, que tambi¨¦n pertenece a una colecci¨®n privada que prefiere permanecer en el anonimato, se sab¨ªa su existencia porque hay una copia que se conserva en la Universidad de Sevilla, encargada igualmente por el duque de Montpensier para que se incluyera en la Galer¨ªa de Personajes Ilustres de la instituci¨®n acad¨¦mica. ¡°A ella nunca le gust¨® ese cuadro y no se difundi¨® apenas, le parec¨ªa que la avejentaba mucho¡±, sostiene Comellas. Existen varias cartas en las que habla del cuadro. Por ejemplo, una a su amigo Ca?ete, del 2 de septiembre de 1859, respondiendo a la solicitud que le hab¨ªa hecho de enviarle una fotograf¨ªa del lienzo. All¨ª escribe: ¡°?Ojal¨¢ no hubiese consentido en que malgastase Madrazo su magn¨ªfico pincel en copiar este mal modelo!¡±.
De este modo, como segundo gran argumento de este galimat¨ªas sobre la imagen de la autora sobrevuela la propia voluntad de Cecilia de ocultar su imagen y, en definitiva, su identidad. ¡°Fern¨¢n Caballero no quiere que la retraten desde que escoge el seud¨®nimo masculino por razones obvias. Ella se quiso presentar como un hombre porque quer¨ªa hacer literatura reservada entonces exclusivamente para los hombres¡±, explica Comellas. ¡°Ella misma dice que no escribe novela, que hace ensayo, por eso se tiene que poner un nombre masculino, porque una mujer entonces pod¨ªa escribir novela sentimental, amorosa, pero no hacer literatura seria, esa que sirve para explicar la sociedad¡±.
En esta defensa de Fern¨¢n Caballero como autora experimental ¨D¡±a pesar de tener un ideario conservador¡±, reconoce Comellas¨D, la investigadora valora que la autora andaluza fue la primera, antes de Gald¨®s, en escribir la novela de la clase media espa?ola, preocupada por explicar los problemas sociales y que incluso se inspira en la prensa como material literario, hasta entonces algo ins¨®lito. En lo personal, Cecilia B?hl (¡°no existe una sola firma donde escriba De Faber¡±, aprecia la profesora como otro de los grandes malentendidos sobre la escritora) se cas¨® tres veces, una de ellas con un hombre 20 a?os m¨¢s joven que ni siquiera pertenec¨ªa a su clase social, e incluso se podr¨ªa considerar ¡°la primera se?ora que se emperra en vivir del dinero de su producci¨®n literaria, de los art¨ªculos que consigue vender a una revista o a otra, y hace c¨¢balas para llegar a fin de mes. Eso no es solo algo absolutamente novedoso, sino que no me parece nada carca¡±, insiste Comellas, que lo define muy bien: ¡°Ahora sabemos que su literatura era tan chic como ella misma¡±.
El cat¨¢logo cient¨ªfico ver¨¢ la luz el pr¨®ximo mes de junio junto a un amplio programa de actividades programado por el CAL para homenajear a la escritora andaluza. A juicio de su directora, esta investigaci¨®n ¡°va a obligar a revisar las autor¨ªas de los cuadros del Museo del Romanticismo y otras instituciones con pinturas, dibujos y grabados donde se representa a Fern¨¢n Caballero. Ha sido algo absolutamente revelador¡±.