B¨¦cquer se deshace de su leyenda
La vida y la obra del escritor sevillano, un periodista que so?¨® con la gloria
¡°Los invisibles ¨¢tomos del aire / en derredor se agitan y abrillantan (No, ¡°en derredor palpitan y se inflaman,¡±) / el cielo se deshace en rayos de oro, / la tierra al respirar arroja llamas (No, ¡°la tierra se estremece alborozada¡±) / Oigo flotando en mares de armon¨ªa¡±. (No, ¡°Oigo flotando en olas de armon¨ªa¡±. No, ¡°Oigo vibrar en olas de armon¨ªa¡±. No, ¡°Oigo flotando en olas de armon¨ªas¡±).
Silencio. Es B¨¦cquer, domando las palabras. Vuelve para aclarar su verdadera vida envuelta en mitolog¨ªa rom¨¢ntica y malentendidos que lo ungieron en escritor maldito, para susurrar sus rimas en el orden en que ¨¦l las quer¨ªa pero que sus amigos cambiaron creando la idea falsa que se ha popularizado, y para contar lo que esconden sus leyendas en prosa con las cuales abri¨® una ruta para la literatura contempor¨¢nea.
Gustavo Adolfo Dom¨ªnguez Bastida B¨¦cquer (17 de febrero de 1836-22 de diciembre de 1870) es el gran poeta del tardorromanticismo espa?ol e iniciador de la modernidad que desde muy peque?o tiene de su parte la leyenda de artista malogrado (con su hermano Valeriano quedan hu¨¦rfanos de padre a los 6 a?os y de madre a los 11). Pero ya de joven sue?a con el ¨¦xito literario. Y lo que hace, en realidad, es ser un buen periodista que siembra su gloria en los recreos que le dejan su oficio, sus dibujos y sus embelecos pol¨ªticos.
As¨ª aparece en Rimas. Leyendas y relatos orientales, un volumen cr¨ªtico bajo la edici¨®n de Mar¨ªa del Pilar Palomo y Jes¨²s Rubio Jim¨¦nez, que publicar¨¢ la Fundaci¨®n Jos¨¦ Manuel Lara. Aqu¨ª se desmonta la imagen de creador atormentado, al ser un compendio de diversos estudios y biograf¨ªas que aspira a ser la edici¨®n can¨®nica sobre el escritor sevillano.
'Rimas. Leyendas y relatos orientales',? es una edici¨®n de Mar¨ªa del Pilar Palomo y Jes¨²s Rubio Jim¨¦nez
Deja claro qu¨¦ es vida-verdad y qu¨¦ es literatura-mito en los 34 a?os, 10 meses y 5 d¨ªas que vivi¨®. Un tercio del tomo son estudios preliminares que esclarecen ese fin. Le siguen las 79 rimas con pie de p¨¢gina que rastrean cada una de sus variantes e incluso, algunas, dan cuenta del soplo de inspiraci¨®n:
¡°Rumor de besos y batir de alas¡ (No, ¡°rumor de besos y batir de alas;¡±)
Mis p¨¢rpados se cierran¡ ¡ª¡®?Qu¨¦ sucede?
?Dime?¡¯... ¡ª¡®?Silencio! ?Es el amor que pasa!¡±.
Eso exclama B¨¦cquer en la rima 46, que condensa su concepci¨®n de la vida y de la literatura, y una de las que sirvi¨® para alentar su mito de autor bohemio, pobre, infeliz y en desencuentro con la existencia, la suerte y los sentimientos.
Esta edici¨®n cr¨ªticva recupera el orden que el poeta dio a sus rimas donde no hay un ciclo biogr¨¢fico como una historia de amor
Una imagen que no lo refleja ni como escritor ni como hombre, seg¨²n Ignacio F. Garmendia, editor del libro. Lo fundamental es que ¡°con ¨¦l empieza la modernidad. Juan Ram¨®n dej¨® claro que B¨¦cquer es el iniciador entre nosotros de la poes¨ªa contempor¨¢nea, y Cernuda destac¨® su papel como creador del poema en prosa¡±.
Ese gran salto en pos del sue?o de gloria lo da en oto?o de 1854, cuando viaja de Sevilla a Madrid. Tiene 20 a?os. All¨ª se casar¨¢ con Casta Esteban en 1861, tendr¨¢ dos hijos, se separar¨¢ y trabajar¨¢ en diferentes peri¨®dicos. Esa es su vida. ¡°Un periodista respetado en medios como El Contempor¨¢neo y La Ilustraci¨®n de Madrid que cuando es nombrado censor de novelas consigue un trabajo bien pagado y de cierta importancia pol¨ªtica que le permite moverse entre la clase de buenas condiciones¡±, cuenta Rubio Jim¨¦nez, catedr¨¢tico de Literatura Espa?ola en la Universidad de Zaragoza y autor de La fama p¨®stuma de Gustavo Adolfo y Valeriano B¨¦cquer.
Algo de su sue?o atisba en vida con la publicaci¨®n de varias rimas y leyendas en diarios, pero lo cierto es que no logra recopilar en un volumen toda su obra, recuerda Pilar Palomo (una de las mayores expertas en B¨¦cquer y quien fuera decana de la Facultad de Filosof¨ªa y Letras de M¨¢laga y directora del Departamento de Filolog¨ªa Espa?ola III de la Facultad de Ciencias de la Informaci¨®n y docente en esta misma facultad). B¨¦cquer lo intenta en 1868 con Libro de los Gorriones, que entrega al ministro Luis Gonz¨¢lez Bravo; con la mala suerte de que se pierde cuando la casa de su protector es asaltada en los disturbios que derrocan a Isabel II.
Quedan dos a?os para que nazca la leyenda. En su entierro, sus amigos deciden cumplir su deseo de publicar su obra. Lo hacen en 1871 alterando el orden de las rimas. Las reordenan en un ciclo biogr¨¢fico que confunde vida y literatura al crear una historia artificial de teor¨ªa, amor, desenga?o y muerte.
Es la versi¨®n que se populariza y contribuye a la falsificaci¨®n y angelizaci¨®n de B¨¦cquer. La fuerza del mito es tal que no importa que en 1914 Franz Schneider diera a conocer Libro de los Gorriones, del cual Pilar Palomo hace una de sus ediciones en 1977. En este volumen ella insiste en presentar las rimas como B¨¦cquer las concibi¨®. Una sucesi¨®n que refleja el pulso natural de la vida, ¡°los avatares sin un orden preestablecido¡±.
Para ¨¦l, como para los grandes, el poeta es el amante y la poes¨ªa la amada, afirma Palomo: ¡°Siempre es una amada imposible. Si B¨¦cquer, Petrarca o Dante no la tienen, se la inventan, porque necesitan apresar ese amor¡±. Ah¨ª est¨¢ para desmontar parte de esa leyenda el celeb¨¦rrimo:
¡°?Qu¨¦ es poes¨ªa? Dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul;
?Qu¨¦ es poes¨ªa! ?Y t¨² me lo preguntas?
?Poes¨ªa¡ eres t¨²¡±.
La gente cree que es inspirado en alguien pero es una metapoes¨ªa, explica Palomo. Nadie dice que ¨¦l no fuera proclive a enamorarse, pero esos primeros poemas son metaliterarios, de lo contrario no ser¨ªa el creador de la poes¨ªa moderna, en la l¨ªnea de los simbolistas franceses, asegura la experta. Recuerda que ¡°lo primero que tiene que hacer el poeta es sentir la poes¨ªa, y quien la escribe tener una mente l¨²cida porque es un problema del lenguaje. Se escribe con la raz¨®n¡±. B¨¦cquer lo dice en Cartas literarias a una mujer: ¡°Yo cuando siento no escribo¡±. Y cuando lo hace se libera de prejuicios:
¡°?Llora! No te averg¨¹ences
de confesar que me has querido un poco.
?Llora! Nadie nos mira.
Ya ves; yo soy un hombre¡ y tambi¨¦n lloro¡±.
Dos a?os despu¨¦s de los disturbios de 1868, con el libro so?ado perdido, en medio de vaivenes pol¨ªticos y econ¨®micos y ya divorciado, muere su hermano en septiembre de 1870. Desolaci¨®n. Llega el oto?o, y B¨¦cquer ejerce de reportero con la ruta de tranv¨ªas tirados por caballos que pone a Madrid en el futuro, y a ¨¦l, camino de la muerte. Es un d¨ªa polar. Va a la Puerta del Sol, toma un tranv¨ªa y se sienta en la terraza descubierta de uno de los coches rumbo a su casa, en la calle de Claudio Coello. Madrid moderno. Modelo de los coches del tranv¨ªa que ha de cruzar la poblaci¨®n, titula un art¨ªculo el 12 de noviembre. Cae enfermo de una bronquitis, ¨¦l, que padeci¨® de tuberculosis y reforzaba sus pulmones en los mares del Cant¨¢brico. El 20 de diciembre quema su correspondencia. Dos d¨ªas despu¨¦s hay un eclipse total de sol. Hacia la una de la tarde, dicen que sus ¨²ltimas palabras fueron: ¡°Todo mortal¡±. Nace la leyenda.
Desmitificaci¨®n y modernidad
El libro de B¨¦cquer de la Fundaci¨®n Jos¨¦ Manuel Lara se basa en documentaci¨®n administrativa para fijar con precisi¨®n los datos, y en la correspondencia, que ofrece aportaciones de los ¨²ltimos a?os. Por ejemplo ayudan, seg¨²n Jes¨²s Rubio, uno de los autores, a aclarar cu¨¢l fue su relaci¨®n con Julia Esp¨ªn, "m¨¢s all¨¢ de suposiciones imaginativas. Se a?ade la menci¨®n del ¨²ltimo hallazgo becqueriano: su trabajo como libretista junto con Luis Garc¨ªa Luna en la zarzuela inacabada El talism¨¢n,que ofrece la particularidad de que el m¨²sico fue el padre de Julia Esp¨ªn, Joaqu¨ªn Esp¨ªn".
Si las Rimas recuperan el orden concebido por B¨¦cquer, para las Leyendas se ha procurado tener a la vista todas las que salieron en prensa de la ¨¦poca y alguna que no se ha tenido en cuenta, 15 m¨¢s tres relatos orientales. El libro proporciona claves de lectura que inciden en la modernidad del autor sevillano: "Que radica en su car¨¢cter fant¨¢stico y en el di¨¢logo que establece con las artes. Escribe como un pintor, cuidando la plasticidad y la musicalidad. Prosa que se acerca al poema, que es m¨¢s del dominio de la l¨ªrica", dice Rubio. La tarea pendiente sobre B¨¦cquer, dice Pilar Palomo, es su faceta de periodista.
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