Juan Valdivia: el retiro callado del creador de la magia s¨®nica de H¨¦roes del Silencio
El guitarrista abre las puertas de su casa a EL PA?S para contar los motivos de su ausencia del escaparate musical, reflexionar sobre la carrera del grupo y aportar datos sobre su personal estilo
En un escritorio reposa un dibujo al carboncillo de un lobo. Recorre un paisaje nevado sin otro ser vivo al alcance de la vista. Anda cabizbajo el animal. Lo pint¨® anoche Juan Valdivia y puede funcionar como met¨¢fora de lo que representa este m¨²sico en el imaginario de la gente: un tipo solitario, t¨ªmido, inmerso en unos pensamientos que, a diferencia de otros m¨²sicos de ¨¦xito, ¨¦l nunca ha querido compartir. Valdivia (Zaragoza, 56 a?os) est¨¢ aprendiendo a pintar. Lo hace con tutoriales de YouTube. Ha comprado botecitos de colores y algunos pinceles. Poca cosa. Pero practica, mucho. Todo descan...
En un escritorio reposa un dibujo al carboncillo de un lobo. Recorre un paisaje nevado sin otro ser vivo al alcance de la vista. Anda cabizbajo el animal. Lo pint¨® anoche Juan Valdivia y puede funcionar como met¨¢fora de lo que representa este m¨²sico en el imaginario de la gente: un tipo solitario, t¨ªmido, inmerso en unos pensamientos que, a diferencia de otros m¨²sicos de ¨¦xito, ¨¦l nunca ha querido compartir. Valdivia (Zaragoza, 56 a?os) est¨¢ aprendiendo a pintar. Lo hace con tutoriales de YouTube. Ha comprado botecitos de colores y algunos pinceles. Poca cosa. Pero practica, mucho. Todo descansa en una de las mesas del sal¨®n de su casa en el centro de Zaragoza, unos 80 metros cuadrados de vivienda. En la misma estancia cuelgan tres guitarras: una negra, con la que comenz¨® profesionalmente; el modelo Fender Stratocaster con la que registr¨® el disco Senderos de traici¨®n (1990), y una Gibson Les Paul que utiliz¨® en la grabaci¨®n de Avalancha (1995), el ¨²ltimo ¨¢lbum de su grupo, H¨¦roes del Silencio. Al lado de esta ¨²ltima guitarra cuelga una fotograf¨ªa suya enmarcada. Aparece tocando la Les Paul, con la cabeza inclinada, como el lobo que ha dibujado, ensimismado en la interpretaci¨®n. ¡°Ese fue el concierto en el que empec¨¦ a notar el dolor en la mano¡±, apunta refiri¨¦ndose a la imagen, capturada en 1995 en un recital de H¨¦roes del Silencio en Suiza.
Los destinos de los dos l¨ªderes de H¨¦roes del Silencio se han vuelto a fundir esta misma semana. El cantante, Enrique Bunbury, anunci¨® el pasado 15 de mayo que su voz no da para m¨¢s y que ya no realizar¨¢ m¨¢s giras. Juan Valdivia se tuvo retirar de la m¨²sica, su profesi¨®n, en 1996, con solo 30 a?os, tambi¨¦n por problemas de salud. En la gira de H¨¦roes del Silencio de 1995 empez¨® a sentir calambrazos en su mano izquierda. Eran como latigazos. ?Zas, zas! El m¨²sico lleg¨® a pensar que eran descargas el¨¦ctricas producidas por un desajuste en el cableado. Pero no: le diagnosticaron diston¨ªa focal, una patolog¨ªa que afecta a algunos m¨²sicos que se caracteriza por una p¨¦rdida involuntaria del control y la coordinaci¨®n de los movimientos de los dedos al tocar el instrumento. Valdivia tiene claro el origen: su obsesi¨®n por tocar como Slash, el guitarrista de Guns N¡¯ Roses, y el empe?o por impresionar al productor canadiense Bob Ezrin, responsable del sonido de discos de Lou Reed, Pink Floyd, Alice Cooper o Kiss, y que produjo Avalancha, de H¨¦roes del Silencio. ¡°Yo quer¨ªa estar a la altura de la persona que hab¨ªa producido The Wall. Me sent¨ª presionado en ese sentido. Adem¨¢s, en ese momento escuchaba mucho a Slash. Quer¨ªa tocar como ¨¦l, con sensibilidad, pero a la vez con mucha ca?a. Forc¨¦ demasiado y me pas¨® eso¡±. Un proceso que mezcla lo psicol¨®gico con lo art¨ªstico: el guitarrista entend¨ªa lo que escuchaba y quer¨ªa tocar a la misma velocidad que sus h¨¦roes. Practic¨® una y otra vez y lleg¨® lejos, como se puede comprobar escuchando canciones como Rueda fortuna o Deshacer el mundo. Pero se rompi¨®. ¡°No hab¨ªa otra salida, porque yo lo que quer¨ªa era mejorar. Todo m¨²sico quiere ir a m¨¢s. Si no, te aburres. En un momento que sabes tocar algo ya no te motiva. Vas a por otro objetivo. Y entonces me pas¨® lo que me pas¨®¡±.
La historia del guitarrista de H¨¦roes del Silencio (grupo del que se reedita estos d¨ªas su primer disco, el EP H¨¦roes de Leyenda, 1987) se construye desde una tenacidad autodidacta. Nacido en Zaragoza, con pocos meses su familia se mud¨® a Segovia, donde trasladaron laboralmente a su padre, m¨¦dico militar. Su madre se dio cuenta de la querencia del ni?o hacia la discograf¨ªa del padre, un gran mel¨®mano (mucha m¨²sica cl¨¢sica, pero tambi¨¦n Beatles o Cat Stevens), y le compr¨® una guitarra espa?ola. Cuando ten¨ªa ocho a?os su padre muri¨®. ¡°Un golpe dur¨ªsimo que nos hizo replantearos la vida¡±, afirma hoy. Su madre se matricul¨® en enfermer¨ªa. Al terminar los estudios, busc¨® trabajo para sostener econ¨®micamente a la familia. Ten¨ªa 14 a?os cuando su madre decidi¨® que era hora de volver a Zaragoza, donde ten¨ªan familiares y estar¨ªan m¨¢s arropados. Juan ya hab¨ªa aprendido a tocar un poco la guitarra con el disco Matr¨ªcula de honor, de Tequila. No paraba hasta que se sab¨ªa todos los punteos de Ariel Rot. La primera vez que vio una guitarra el¨¦ctrica en acci¨®n fue en 1982 en las Fiestas del Pilar de Zaragoza: la de Rosendo Mercado al frente de Le?o. Mientras repet¨ªa COU se obsesion¨® con el juego de guitarras de Sultans Of Swing, de Dire Straits. Casi a final del curso lleg¨® la recompensa: lo clav¨®. Ya ten¨ªa 18 a?os y pod¨ªa empezar a so?ar con ser m¨²sico. Llegaron bandas de diversos nombres, hasta que form¨® Zumo de Vidrio, el antecedente a H¨¦roes del Silencio, donde construy¨® su m¨¢gico sonido al que puso voz Enrique Bunbury.
La modestia de Valdivia resulta extrema. Hay youtubers guitarristas de ¨¦xito que analizan durante extensos v¨ªdeos los secretos de su sonido. ?l lo explica de forma espartana: ¡°Yo creo que esos youtubers conocen mejor que yo lo que hice. Es que no sab¨ªa muy bien lo que hac¨ªa. Iba a mi bola. Buscaba un sonido sobre todo profundo. Creo que lo importante son las melod¨ªas. Nos gustaban grupos siniestros como The Cure, tambi¨¦n U2, claro. Utiliz¨¢bamos efectos, como el delay, el echo, el chorus. Y, nada, est¨¢s ah¨ª y sale un sonido que te gusta y dices: ¡®Ya est¨¢¡¯. Tampoco es que yo fuera muy t¨¦cnico. Me pon¨ªa, y en el momento que me encontraba a gusto, ya tiraba¡¡±.
Habla pausadamente, en un tono bajo y pocas veces sus respuestas se extienden varios minutos. Se muestra afable, ofrece cervezas y apetitivos a los periodistas, y no para de fumar cigarrillos de liar. Cuesta romper con su actitud reservada, pero en varias ocasiones sonr¨ªe, algo que el periodista recibe como una gran victoria. Con el paso del tiempo y la acumulaci¨®n de cervezas se siente m¨¢s c¨®mplice. Se sincera sobre la ruptura de H¨¦roes del Silencio, en 1996. ¡°Influy¨® mucho m¨ª diston¨ªa focal. Lo pas¨¦ muy mal, porque trataba de tocar algo que sab¨ªa, pero no pod¨ªa. En un grupo puede haber muchas broncas, pero si est¨¢s tocando a gusto la situaci¨®n es llevadera. Pero cuando ya no disfrutas tocando y encima hay discusiones ya no tiene sentido. En el fondo para m¨ª fue un alivio la separaci¨®n del grupo, aunque es lo que menos quer¨ªa en el mundo. Esta idea la he ido desarrollando con el tiempo, porque en el momento que pas¨® me volv¨ª loco de tristeza y desesperaci¨®n¡±. Desde que irrumpi¨® la enfermedad hasta que se retiraron Valdivia tuvo que soportar 100 conciertos. ¡°Fue un gran sufrimiento. Los ¨²ltimos meses fumaba marihuana como paliativo y consegu¨ª disfrutar un poco m¨¢s porque no me dol¨ªa tanto. Pero s¨ª, fue un final muy duro¡±. Despu¨¦s de un largo silencio a?ade sobre la ruptura: ¡°Hab¨ªa mucha presi¨®n, e igual tambi¨¦n nos pod¨ªamos haber llevado mejor. Ha habido grupos que han durado m¨¢s porque, dentro de las diferencias, se han llevado mejor. Pero hay veces que ni el ¨¦xito te mantiene unido¡±.
Tras la disoluci¨®n se desplom¨® an¨ªmicamente. ¡°No quer¨ªa ni tocar ni escuchar m¨²sica. Hasta odiaba a los Rolling¡±. Lo prob¨® todo. Visit¨® m¨¦dicos, hizo ejercicios de fuerza, se oper¨® dos veces, le quitaron las muelas del juicio (¡°que apenas asomaban¡±) porque cre¨ªan que estaban conectadas al nervio de la mano¡ Pero nada. Al final le dijeron que deb¨ªa dejar de tocar la guitarra al menos un a?o, que as¨ª su cerebro se liberar¨ªa de las presiones y tendr¨ªa alguna posibilidad de recuperarse. ?l lo acept¨® y plante¨® a los m¨¦dicos la posibilidad de ejercitarse con el piano. Le dijeron que adelante. ¡°Me fui a una calle paralela a la de mi casa y me apunt¨¦ a piano. Ten¨ªa 30 a?os. Pens¨¦: ¡®Como me voy a quedar sin mi modo de vida, voy a estudiar solfeo. As¨ª alg¨²n d¨ªa puedo ser profesor de m¨²sica. Tuve que aprender lo que era una negra, una corchea. El piano fue mi salvaci¨®n¡±.
Se r¨ªe al recordar que en su clase solo hab¨ªa ni?os, de ocho y nueve a?os, y una estrella del rock. ¡°Estaba muy contento, la verdad¡±. Estudi¨® diez a?os: cuatro de grado elemental y seis de grado medio. ¡°?Quieres ver el t¨ªtulo?¡±, pregunta al periodista. Se levanta, abre un armario y lo muestra, con orgullo. Aquel papel aplac¨® en parte la frustraci¨®n por una carrera frenada bruscamente. Cuando lleg¨® la propuesta de gira de H¨¦roes en 2007, Valdivia dud¨®. Eran solo diez conciertos, pero llevaba casi una d¨¦cada sin tocar la guitarra. Solo lo hizo para su ¨²nico ¨¢lbum en solitario, Trigonometralla (2001), ¡°pero lo grab¨¦ empujado por familiares y amigos¡±. Realiz¨® un concierto de presentaci¨®n del disco en Zaragoza y no fue una experiencia satisfactoria: ¡°Toqu¨¦ cinco canciones. Lo hice muy mal, fatal¡±. ?Podr¨ªa controlar la diston¨ªa focal en una gira que iban a seguir miles de personas? ¡°Llevaba diez a?os sin escuchar los discos de H¨¦roes. Entonces me puse Senderos de traici¨®n y pens¨¦: c¨®mo cojones toqu¨¦ esto. Me cost¨® meses volver a interpretar aquello. Pero lo consegu¨ª despu¨¦s de mucho practicar. Fue fundamental que tuviera las manos fuertes tras 10 a?os de piano¡±. En esa gira cambi¨® el tono de algunas guitarras para que no le costara demasiado y recibi¨® la ayuda de su hermano Gonzalo, que estuvo a su lado en los conciertos con otra guitarra.
Asume que en la actualidad no puede tocar profesionalmente. Calcula que su mano izquierda podr¨ªa afrontar ¡°unas diez canciones de H¨¦roes, solo las f¨¢ciles¡±. Cita algunas: El estanque, H¨¦roe de leyenda, Maldito duende, La carta¡ ¡°Pero no puedo con algo complicado. Me frustro al no poder hacerlo y lo mando todo a tomar por culo. Me tengo que decir: ¡®Frena, Juan, frena¡±.
Con Enrique Bunbury, ya es sabido, no tiene contacto. Acab¨® mal en 1996, en la gira 2007 tuvieron un trato meramente profesional y no contactan desde aquellos conciertos. Quince a?os de incomunicaci¨®n entre los dos l¨ªderes de H¨¦roes del Silencio. ?Se ha enterado de que su excompa?ero se ha retirado de los conciertos por problemas en la voz, justo esta semana? ¡°S¨ª, algo he o¨ªdo. Pero no tengo mucha informaci¨®n. Lo siento por ¨¦l y le deseo lo mejor. Pero es mejor que no hablemos de eso. No tenemos relaci¨®n¡±. M¨¢s adelante pone en valor al cantante: ¡°Enrique tiene una voz muy buena y yo hice algunas guitarras que estaban bien. Ya est¨¢. Tuve mucha suerte al tener al lado a un cantante de verdad. Creo que es el mejor vocalista espa?ol, claro que s¨ª. Cuando estuvimos entendi¨¦ndonos todo fue bien¡±.
H¨¦roes del Silencio (1984-1996) editaron cuatro discos. Valdivia apunta que la mejor ¨¦poca fue la de Senderos de traici¨®n (1990). Tanto El esp¨ªritu del vino (1993) como Avalancha (1995) dibujaron etapas convulsas. Con los otros dos miembros de H¨¦roes, el bater¨ªa Pedro Andreu y el bajista Joaqu¨ªn Cardiel, afirma que se ven alguna vez, ¡°pero tampoco tenemos relaci¨®n¡±. ¡°Todo el mundo es de s¨ª mismo. Una relaci¨®n siempre es una cosa de dos, as¨ª es como han ido las cosas¡±, afirma con un hilillo de voz. Y a?ade: ¡°Yo soy muy optimista. Nunca me deprimo. Bueno, s¨¦ que no me deprimo nunca porque me deprim¨ª a los 14 a?os, no s¨¦ muy bien por qu¨¦. Tuve unos decaimientos que no entend¨ªa y que no los he vuelto a sentir. Cuando me pas¨® lo de la mano estuve jodido, pero no fue una depresi¨®n. Yo no me suelo caer, y cuando me caigo, me levanto¡±.
Habla de grupos favoritos como Sex Pistols, The Ramones, Guns N¡¯ Roses, ZZ Top¡ De los guitarristas actuales destaca a Joe Bonamassa, del que tiene libros de partituras en las estanter¨ªas de su sal¨®n, al igual que manuales de blues. Lleva una vida tranquila con su pareja, Eugenia, que fue manager de carretera de H¨¦roes del Silencio. Se casaron en 1994. En la estanter¨ªa del sal¨®n reposan varias fotos enmarcadas del ¨²nico hijo de la pareja, Isaac. Tiene 23 a?os y trabaja de ingeniero inform¨¢tico en Barcelona. Tambi¨¦n hace m¨²sica. ¡°?Quieres ver alg¨²n v¨ªdeo?¡±, pregunta con amabilidad. En la pantalla gigante aparece un apuesto chico tocando el piano, la guitarra, cantando¡ Temas de Coldplay, Muse, la m¨²sica del videojuego Final Fantasy¡ El padre se emociona. ¡°Claro que he llorado al verlos, mucho¡±.
Dice que todos estos a?os ha vivido de los derechos de autor de H¨¦roes del Silencio. ¡°No tengo ni chalet ni barco, pero estoy feliz. No quiero nada m¨¢s¡±, sentencia. Sigue componiendo, por no con aspiraciones comerciales: ¡°Soy muy exigente. Sabiendo lo que les di a la gente con H¨¦roes ahora no voy a comercializar cualquier cosa solo porque soy yo¡±. Algunas piezas las ofrece para causas solidarias. Existen dos escuelas de m¨²sica en la India que se llaman Juan Valdivia. Y acude a convenciones de seguidores de H¨¦roes del Silencio. En Guatemala, Costa Rica, Panam¨¢, Zaragoza¡ Existe alg¨²n v¨ªdeo en YouTube donde aparece en un banco de la calle ense?ando a algunos chavales los acordes de guitarra de alg¨²n cl¨¢sico de H¨¦roes. Tambi¨¦n pinta, su nueva actividad, pasa tiempo con su mujer e hijo y toma cervezas con los amigos. Una vida apacible despu¨¦s de la tormenta que vivi¨® con una de las bandas m¨¢s rompedoras del rock espa?ol. ¡°Estoy en paz conmigo mismo, m¨¢s de lo que estuve nunca¡±, se despide.