La herencia de Camar¨®n tiene voz de mujer
Remedios Amaya, La Kaita, La Fabi y Montse Cort¨¦s cierran el Festival Flamenco Madrid con un homenaje al cantaor 30 a?os despu¨¦s de su muerte y reavivan el debate sobre la presencia de las mujeres en el arte jondo

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El cartel de la gala de clausura del Festival Flamenco Madrid el pasado domingo no pod¨ªa ser m¨¢s atractivo: Remedios Amaya, La Kaita, La Fabi y Montse Cort¨¦s interpretando temas de Camar¨®n de la Isla en el 30 aniversario de su muerte. Cuatro mujeres fundamentales en el panorama flamenco actual revisitando la leyenda. D¨ªas antes del concierto, La Fabi contaba a EL PA?S sus impresiones por tel¨¦fono desde su casa de Jerez. A la cantaora se le notaba un deje de Arcos de la Frontera y ¡°la ilusi¨®n enorme¡± que le hac¨ªa formar parte del homenaje. Es la ¨²nica de las cuatro que no conoci¨® personalmente a Camar¨®n, a pesar de que es fan desde los nueve a?os y reconoce en ¨¦l su principal influencia. De fondo, mientras hablaba emocionada de las camisetas que tiene con la cara de su ¨ªdolo, de las fotos enmarcadas y de todo lo que en su casa recuerda a Camar¨®n, se pod¨ªa o¨ªr a tres ni?os reclam¨¢ndola, un sonido de vida dom¨¦stica que la periodista no suele escuchar cuando llama a un flamenco para preguntarle por su pr¨®xima actuaci¨®n.
La escena es cotidiana y elocuente. Remite a algo que la catedr¨¢tica en Antropolog¨ªa de la Universidad de Sevilla Cristina Cruces Rold¨¢n analiz¨® en su investigaci¨®n Mujeres flamencas: etnicidad, educaci¨®n y empleo: la diferencia entre esfera privada y p¨²blica, una brecha que marc¨® y a¨²n marca la vida de muchas artistas de lo jondo. En esa divisi¨®n entre los mundos se cuece tambi¨¦n ¡°una conciencia sobre lo dom¨¦stico que hace sucumbir incluso a las profesionales¡±, como cuenta la antrop¨®loga recordando el caso de Pastora Pav¨®n Cruz, La Ni?a de los Peines, que, a pesar de ser ¡°la m¨¢s grande¡±, acab¨® abandonando su carrera para dedicarse a su casa, su marido y su hija. Esa brecha tambi¨¦n explica que algunas ni llegaran a profesionales, pues su talento era deseado y celebrado en fiestas familiares, pero no sobre un escenario.
Esa teor¨ªa, comprobada con cientos de casos, explicar¨ªa tambi¨¦n por qu¨¦ el mito al que se le rinde tributo en 2022 por el aniversario de su muerte actuara con tan pocas mujeres. Un ejemplo es Remedios Amaya, la ¨²nica a quien se ha comparado hasta la saciedad con el cantaor de San Fernando y a quien se ha llegado a apodar ¡°la Camarona de Triana¡±. Ella misma cont¨® en una entrevista a Canal Sur que hab¨ªa cantado ¡°tres veces¡± con ¨¦l, cifra que Paco Cepero, uno de los guitarristas de Camar¨®n, eleva a ¡°miles¡±. De ninguna queda registro sobre las tablas.

En la sombra
Es cierto que en estos 30 a?os de ausencia tampoco ha aparecido otro Camar¨®n, pues, como explic¨® el cr¨ªtico Manuel Boh¨®rquez, la mayor¨ªa de los que estaban llamados a sucederlo ¡ªDuquende o Potito, entre los m¨¢s destacados¡ª tampoco alcanzaron su nivel, ni su fama, ¡°y se han dejado la voz intentando imitarlo¡±. Problemas de salud y malas decisiones est¨¢n entre las causas principales, causas que tambi¨¦n se encuentran entre las mujeres, pero a las que deben sumar unas dificultades extra. ¡°En aquellos a?os hab¨ªa menos cantaoras en primera l¨ªnea, les costaba m¨¢s solo por ser mujeres, algo que por ley y por suerte est¨¢ cambiando¡±, cuenta ?ngel Rojas, director del citado festival y del homenaje, que titul¨® 30 a?os. Las mujeres cantan al mito.
Esa idea la comparte Montse Cort¨¦s, que aporta una experiencia personal que arroja a¨²n m¨¢s luz sobre el tema: ¡°Cuando yo trabajaba en el Tablao de Carmen en Barcelona, hab¨ªa bailaoras que no quer¨ªan que les cantara una mujer, prefer¨ªan a un hombre porque les daba m¨¢s fuerza y m¨¢s seguridad¡±. Eran los a?os noventa y el rechazo que sent¨ªa la catalana por parte de otras compa?eras da la medida de qui¨¦n mandaba tambi¨¦n sobre el escenario. Cort¨¦s es la que m¨¢s conciencia tiene del agravio comparativo, de ah¨ª que grabara en 2014 un disco titulado Flamencas en la sombra, donde rescat¨® a artistas que no alcanzaron la notoriedad que merec¨ªan: Mar¨ªa Pe?a, Isabelita de Jerez, Paca Aguilera, o Aurora Losada, entre otras.
Para La Fabi, sin embargo, las razones de ese agravio afectan por igual a los hombres y se hallan tambi¨¦n en el momento que le toc¨® vivir al m¨ªtico cantaor: ¡°Estaba tocado por dios, llamado a ser un n¨²mero uno. Lo que ¨¦l hizo, sacar el flamenco de las minor¨ªas y que lo conociera hasta quien no le gustaba, lo hizo primero. Por eso cuando apareci¨® Remedios Amaya ya era menos llamativa¡±. Pero Cruces Rold¨¢n da otro dato que redunda en la desigualdad que explica ese ¡°retraso¡± de las mujeres respecto a Camar¨®n y otras estrellas masculinas del cante: hist¨®ricamente, el ¨¢mbito de las flamencas ha sido el baile, el lugar m¨¢s feminizado, m¨¢s sexualizado, el que m¨¢s tiene que ver con el cuerpo y la cosificaci¨®n de la mujer. Y eso a¨²n se arrastra. Como ejemplo, un libro fundacional: el que escribi¨® Fernando el de Triana en 1935 titulado Arte y artistas flamencos. En ese paisaje humano y jondo de la ¨¦poca, aparecen el triple de bailaoras que de cantaores.

Maestro o clich¨¦
A pesar de ese pasado y en estas tres d¨¦cadas desde que muri¨® Camar¨®n, Cruces Rold¨¢n afirma que el flamenco ya ¡°tiene nombre de mujer¡±, al menos en la rama m¨¢s vanguardista, incluido el cante. En esa esfera aparecen nombres como el de Roc¨ªo M¨¢rquez o Rosario La Tremendita, pero ninguna de los dos puede llamarse camarona, ni camaronera. ¡°Camar¨®n sigue siendo un referente, pero hoy en las cantaoras j¨®venes veo otra moda m¨¢s marcada: la de cantar a m¨¢s velocidad, con gorgoritos, mir¨¢ndose m¨¢s en Antonio Molina o Pepe Marchena que en Camar¨®n, que estiraba much¨ªsimo el cante¡±, opina Cort¨¦s de la tendencia de voces m¨¢s blancas y m¨¢s estudiadas.
Camar¨®n fue un fen¨®meno irrepetible, un referente, pero no un maestro. A pesar de que las an¨¦cdotas y las leyendas en torno al genio son innumerables, no hay entre ellas ninguna relacionada con una escena de ense?anza. ¡°Era el mejor cantaor, humilde y buen gitano¡±, dijo Amaya durante el concierto en una frase que es ya clich¨¦ y que contrasta con los apelativos de ¡°maestro¡±, ¡°creativo¡± o ¡°innovador¡± con los que se habla de Enrique Morente, que m¨¢s que morentianos o morentianas dej¨® disc¨ªpulos. De distinto modo y ni siquiera al 100% en esa etiqueta, est¨¢n en ese grupo Mayte Mart¨ªn y La Tremendita. Que ni sus voces ni sus estilos se parezcan en nada tambi¨¦n explica que, al rev¨¦s que las camaroneras, lo que cogen del maestro no es algo f¨ªsico (un timbre o un quej¨ªo) ni emocional, sino m¨¢s bien una forma de entender el acto creativo en el flamenco.
Cruces Rold¨¢n habla de artistas que crean y de las que, aunque no sea poco, b¨¢sicamente transmiten. Y es en el segundo grupo donde durante d¨¦cadas estuvieron relegadas las flamencas, con excelsas excepciones como la de La Ni?a de los Peines, que hizo su carrera como quiso y tambi¨¦n su vida. Pero no es en Pastora en quien se miran principalmente las camaroneras. As¨ª lo reconoce La Fabi: ¡°Mi principal referente es Camar¨®n, a la Ni?a de las Peines la descubr¨ª ya mayor, cuando empec¨¦ a investigar por mi cuenta. La figura de mujer que m¨¢s me ha marcado y a¨²n me marca es Remedios Amaya¡±, relata, lo que remite a lo que contaba Cort¨¦s sobre la mayor relevancia y autoridad que a¨²n ostentan los hombres y que es la misma idea que lleva a expertos, periodistas e incluso a artistas a buscar al nuevo Camar¨®n o ¡°Camarona¡± pero nunca, desde que muri¨® en 2004, a buscarle sucesor o sucesora a otra estrella del cante como fue La Paquera de Jerez.

El tir¨®n del mito
?ngel Rojas explica que quiso hacer este homenaje al de la Isla con mujeres para dar cuenta del papel protagonista que est¨¢n cogiendo las cantaoras y dejarlas a su aire. ¡°La idea era igualar posiciones con el mito, ponerlas en un mismo escenario, no demostrar sumisi¨®n¡±. Algunas de ellas, en sus carreras, han intentado hacerlo, pero sin alejarse demasiado del fulgor del referente. En su disco Fruto y flores, La Fabi tiene un corte titulado El potro de Camar¨®n y Montse Cort¨¦s hizo en su d¨ªa una versi¨®n de Canastera, pero en la pr¨¢ctica, ni Amaya ha llegado a darle un aire que se pueda llamar propio a esa herencia recibida y, aunque sigue d¨¢ndole las gracias a Camar¨®n, lo cierto es que hizo m¨¢s por su carrera el guitarrista Vicente Amigo al grabarle Me voy contigo (Hispavox, 1997) que el cantaor tantas veces homenajeado. Con ¨¦l, la trianera resucit¨® para el gran p¨²blico con aquellos tangos titulados Turu turai y alcanz¨® una fama mayor que la de sus compa?eras, pero como la de ellas (a excepci¨®n de La Kaita, un verso libre que apenas sale de Badajoz) tambi¨¦n ha sido una fama con altibajos.
Esa falta de continuidad y de acceso a las masas la explican Rojas y La Fabi con el mismo argumento: Camar¨®n muri¨® muy joven y si su talento lo convirti¨® en una estrella de un arte minoritario capaz de llenar estadios, su fallecimiento a los 41 a?os fue lo que lo transform¨® en mito. Hoy, a excepci¨®n de La Fabi, que acaba de cumplir 40 a?os, las dem¨¢s superan ya la edad con la que Camar¨®n falleci¨®. Pero ni con esa ventaja de a?os vividos ni sumando las carreras de las cuatro alcanzan el reconocimiento que tuvo su maestro. Tampoco tienen sus hits, muchos de los cuales recordaron el domingo en la gala, en la que ?ngel Rojas habl¨® en todo momento de camaroneras y no de camaronas.
Esa palabra s¨ª la pronunci¨® Amaya en su actuaci¨®n para referirse a ella y sus compa?eras en un concierto que roz¨® el lleno. ?Ser¨ªa el im¨¢n de Camar¨®n o el de ver, algo improbable, a cuatro voces camaroneras juntas? La cola para acceder al concierto atravesaba el recibidor del teatro Fern¨¢n G¨®mez de Madrid y llegaba hasta la calle, mientras que el p¨²blico que fue a ver a Rosario La Tremendita el 18 de mayo en el mismo escenario no lleg¨® a la mitad del aforo. En el homenaje, sin embargo, hubo gente de todas las edades, que aplaudi¨® a rabiar la soltura y afinaci¨®n que demostr¨® La Fabi y la dulzura tan profunda de Montse Cort¨¦s, pero tambi¨¦n jale¨® con pasi¨®n la desubicaci¨®n de La Kaita, a quien su incontrolable libertad vital y est¨¦tica no favorece cuando act¨²a en grupo, y que Remedios hablara y bailara m¨¢s que cantara. Porque aunque dice Cruces Rold¨¢n que en el flamenco del siglo XXI las mujeres mandan, es el mito, por encima incluso de la tradici¨®n, el que maneja esa barca.

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