Coco, dibujante: ¡°Re¨ªr es lo que nos queda cuando estamos en lo m¨¢s bajo¡±
La autora sobrevivi¨® al atentado de ¡®Charlie Hebdo¡¯ en 2015. Lo cuenta en ¡®Seguir dibujando¡¯
El 7 de enero de 2015, a media ma?ana, la dibujante Corinne Rey (Annemasse, 39 a?os) sal¨ªa de la sede del semanario sat¨ªrico Charlie Hebdo, en Par¨ªs, donde trabajaba, cuando llegaron dos terroristas islamistas. La enca?onaron. La obligaron a subir e introducir el c¨®digo para abrir la puerta de la redacci¨®n. Mataron a once dibujantes, redactores y empleados, adem¨¢s de un polic¨ªa durante la huida.
Coco, nombre con el que firma en Charlie Hebdo y Lib¨¦ration, lo cuenta en Seguir dibujando (Bang), uno de esos libros de los que no se sale igual que se entr¨®. Lo mismo le ocurre a quien la entrevista.
PREGUNTA. ?Perdi¨® las ganas de re¨ªr?
RESPUESTA. S¨ª y no. Siempre he considerado el dibujo como una burbuja en la que pod¨ªas salir de la gravedad y las desgracias del mundo. Re¨ªr es lo que nos queda cuando estamos en lo m¨¢s bajo. Es la posibilidad de remontar y de elevarse.
P. ?C¨®mo logr¨® usted seguir ri¨¦ndose, y ri¨¦ndose del mundo?
R. Despu¨¦s del atentado, lo que nos mantuvo fue continuar escribiendo y dibujando para decir que los terroristas no hab¨ªan ganado, que no hab¨ªa matado el peri¨®dico ni el esp¨ªritu que hace que Charlie Hebdo sea lo que es: la risa, la s¨¢tira.
P. ?Sigue pensando en el momento en que llegaron los terroristas y la enca?onaron?
R. Con menos regularidad. Hubo un trabajo con el psic¨®logo. El tiempo ayuda, pero no lo hace todo. A veces vuelvo a pensar en ello. En momentos de soledad.
P. En momentos de soledad.
R. S¨ª, porque me siento particularmente sola desde aquello. Convulsion¨® el orden de las cosas. Yo ten¨ªa 33 a?os entonces. Acababa de ser mam¨¢ por primera vez. No imaginaba que iba a morir as¨ª. Todo se desgarr¨®. Estaba sola en la escalera ante dos terroristas. Sent¨ª culpabilidad. Cuando los hermanos Kouachi me dijeron: ¡°O tu o Charb¡±, durante tiempo, en mi cabeza, ten¨ªa la sensaci¨®n de haber elegido entre yo y Charb [St¨¦phane Charbonnier, director de Charlie Hebdo], cuando realmente no era una elecci¨®n, sino una no-elecci¨®n. No se elige cuando se tienen unos kal¨¢shnikov apunt¨¢ndote.
P. ?Se siente sola porque nadie de verdad puede comprender lo que vivi¨®?
R. He intentado compartir cosas, cosas que puedo decir, y otras que est¨¢n en m¨ª, en mi interior. Vivo mejor ahora. He vuelto a aprender a ir de fiesta. Durante tiempo sent¨ªa que no ten¨ªa legitimidad para vivir, para hacer esto o aquello. Estaba viva y no entend¨ªa muy bien por qu¨¦.
P. Dibuja a los terroristas como sombras.
R. Para m¨ª eran unas masas negras, pesantes y amenazantes. Como ve yo soy peque?a. Ellos aparecieron con sus trajes negros, el pasamonta?as negro, las armas negras, el chaleco antibalas negro. Imponentes y determinados, aplastantes.
P. En el libro hay una imagen que regresa una y otra vez: usted bajo las olas del mar.
R. La imagen me vino porque no lograba expresar lo que sent¨ªa y me ven¨ªa una palabra que viv¨ªa como una sensaci¨®n profunda: sumergida. Me sent¨ªa sumergida. Como soy un poco p¨²dica y no quer¨ªa que en el libro hubiese demasiado pathos, us¨¦ la met¨¢fora de la ola. El dibujo me permit¨ªa evocar los movimientos en mi interior: a veces est¨¢s fatal, otros vas mejor. Es un vaiv¨¦n incesante, remolinos.
P. Las p¨¢ginas sobre el momento del asalto a la redacci¨®n son todas negras.
R. No verdaderamente todas negras. Es imposible representar esto. Philippe Lan?on [sobreviviente del atentado contra Charlie Hebdo] hizo gran relato sobre ello [El colgajo, publicado en espa?ol por Anagrama]. Pero la escritura es distinta del dibujo. En el dibujo, representar frontalmente la muerte de Cabu [dibujante de Charlie Hebdo y maestro de Coco], tal como la vi, era imposible. Y eran im¨¢genes que quer¨ªa guardar, que no pod¨ªa compartir. Se quedar¨¢n en mi cabeza. Estas p¨¢ginas negras son tachaduras. Las tachaba tarde en la noche, como en un de cara a cara con el silencio. Quer¨ªa representar el silencio de muerte que se abati¨® sobre aquel lugar. Quer¨ªa representar un ruido. Era un silencio tan fuerte que era como un silbido, una crepitaci¨®n. Las p¨¢ginas vibran, porque son como los ¨²ltimos sobresaltos de la vida.
P. ¡°?Y si yo hubiese gritado auxilio? ?Y si hubiese intentado escaparme? ?Y si les hubiese empujado escaleras abajo?¡±, se pregunta en el libro. ?Se plantea todav¨ªa esta pregunta?
R. No. He salido de los ¡°y s¨ª¡±. Pero fue algo absorbente durante dos o tres a?os. Hoy he aprendido a reforzarme cuando veo, por ejemplo, observaciones muy violentas, como es habitual en las redes sociales, del tipo: ¡°Abri¨® la puerta a los terroristas, fue cobarde¡±. He aprendido a blindarme ante esto. Y hace tiempo que entend¨ª que nadie estaba en mi lugar en aquel momento. ?Decir ¡°en tu lugar hubiese hecho esto o aquello¡±? Es una pregunta que no existe ni puede existir, porque yo estaba completamente sola. Y porque no es posible figurarse la fulguraci¨®n del acontecimiento: las armas, su violencia, su determinaci¨®n, c¨®mo hablaban. He aprendido a vivir con esto. A veces duele volver a pensar en ello, seguro. Es verdad que le digo que he salido del bucle de los ¡°y s¨ª¡±, pero en mi cabeza lo habr¨ªa querido hacer todo para detener aquello. Pero estoy segura de que incluso el militar m¨¢s entrenado quiz¨¢ no podr¨ªa hacer nada ante unas Kal¨¢shnikov. Pero el inconsciente trabaja todo el tiempo. As¨ª es.
P. ?Tras el atentado de Charlie Hebdo, o la decapitaci¨®n del profesor Samuel Paty en 2020, hay m¨¢s autocensura o se vigila m¨¢s lo que se escribe o dibuja?
R. Por mi parte, no. Tras los atentados segu¨ª haciendo dibujos sobre la religi¨®n o sobre temas divisivos. Nuestro trabajo tambi¨¦n consiste en molestar. El dibujo de prensa no es ilustraci¨®n, no se hace para complacer o para que quede bonito. Ahora la gente reacciona ante cualquier cosa con el pretexto de respetar. Soy atea y laica, no tengo por qu¨¦ respetar las religiones. Mi trabajo es buscar el debate, ser irreverente.
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