Luz, dibujante: ¡°Dej¨¦ de leer ¡®Charlie Hebdo¡¯ porque ve¨ªa demasiadas ausencias¡±
El artista, superviviente del atentado contra la revista en 2015, une fuerzas con Virginie Despentes para firmar una colosal adaptaci¨®n de su trilog¨ªa ¡®Vernon Subutex¡¯, que ambos han convertido en un r¨¦quiem por el siglo XX
?l nunca tuvo intenci¨®n de transformar una novela en c¨®mic. Ella siempre se neg¨® a que sus libros terminasen convertidos en un pu?ado de vi?etas. Y, sin embargo, el dibujante Luz y la escritora Virginie Despentes se rindieron a la evidencia. Al encontrarse, tuvieron la inexplicable sensaci¨®n de haberse conocido toda la vida, tal vez por ese inconformismo jocoso y algo punk que los dos parecen desprender. El resultado fue la adaptaci¨®n al c¨®mic de Vernon Subutex (Salamandra Graphic), la trilog¨ªa firmada por Despentes y publicada en medio mundo tras su ¨¦xito en Francia, donde lleg¨® a vender 1,5 millones de ejemplares. El protagonista del libro, que llega este jueves a las librer¨ªas espa?olas, es un rockero venido a menos que pierde todas sus posesiones, empezando por su amada tienda de discos, y acaba desahuciado y malviviendo como un indigente por las calles de Par¨ªs, con la pen¨²ltima transformaci¨®n del modelo econ¨®mico como funesto tel¨®n de fondo.
¡°Cuando empec¨¦ a leerlo, tuve la sensaci¨®n de reencontrarme con viejos amigos, con personajes que conoc¨ª en bares, tiendas de discos y festivales¡±, recuerda el ilustrador y expinchadiscos, superviviente del atentado de Charlie Hebdo en 2015, del que sali¨® ileso por puro milagro, al haberse quedado dormido aquella ma?ana. ¡°Era la persona que mejor pod¨ªa adaptarlo, por su enorme cultura musical y porque, al haber trabajado tanto para la prensa, estaba acostumbrado a trabajar r¨¢pido. Ha sido una tarea colosal que ha durado tres a?os¡±, precisa Despentes, quien propuso su nombre convencida de que dir¨ªa que no, solo para que su editor, que insist¨ªa en que su libro deb¨ªa convertirse en c¨®mic, la dejara en paz de una vez.
Luz: ¡°Intento caminar erguido. Sobrevivir consiste en eso. En el fondo, todos somos supervivientes, cada uno con sus desgracias¡±
A lo largo de este primer tomo de 300 p¨¢ginas ¡ªhabr¨¢ un segundo y ¨²ltimo que ya est¨¢n terminando¡ª, Vernon Subutex describe un mundo donde todo se desmorona. Todo lo que era s¨®lido se desvanece, por reciclar las c¨¦lebres palabras de Marx, y los hombres se ven forzados a ¡°considerar serenamente las condiciones de su existencia¡±, como rezaba el final de aquella m¨¢xima, menos conocido que su comienzo. El libro es un r¨¦quiem por una subcultura arrinconada por el neoliberalismo, el de las tiendas de discos y las peque?as salas de conciertos, las radios libres y las mediatecas p¨²blicas, empujadas a la irrelevancia tras la virtualizaci¨®n galopante del sector cultural. ¡°Son personajes que pertenecen a un mundo que desaparece. En el libro, la precarizaci¨®n del mundo de la m¨²sica sirve para describir una precarizaci¨®n de la sociedad en general¡±, sostiene Luz, nacido R¨¦nald Luzier (Tours, 49 a?os), que responde por videoconferencia con un gorro de lana en la cabeza y desde una ubicaci¨®n que no puede compartir, ya que sigue amenazado por los islamistas y vive bajo protecci¨®n policial.
El protagonista del libro, cruce improbable del Van Gogh m¨¢s iluminado y de un joven y apuesto Jacques Dutronc, camina encorvado, como cualquier cazador de vinilos que haya pasado horas y horas buscando discos en las tiendas con la espina dorsal inclinada hacia delante. Aunque tambi¨¦n parezca una met¨¢fora de sus torsiones internas, provocadas por los reveses que le ha dado la vida. En su historia se transparenta el calvario de quien sujeta la pluma, que tambi¨¦n lo perdi¨® casi todo, incluyendo a sus mejores amigos, y que parece vivir en un luto permanente. ¡°A diferencia de ¨¦l, yo intento caminar lo m¨¢s erguido que puedo¡±, bromea Luz, puntuando sus frases con risotadas c¨¢lidas, pero tambi¨¦n algo nerviosas. ¡°No siempre es f¨¢cil, pero no tenemos otra elecci¨®n, porque sobrevivir consiste en eso. En el fondo, todos somos supervivientes, cada uno con sus desgracias¡±, a?ade el dibujante, que estos d¨ªas lo est¨¢ leyendo ¡°todo¡± sobre el reci¨¦n iniciado juicio por el atentado del Bataclan, que tuvo lugar 10 meses despu¨¦s del que sufri¨® su revista, aunque no siempre consiga llegar al final de cada art¨ªculo.
Luz: ¡°D¨ªas despu¨¦s del atentado, millones de personas salieron a la calle. Se habl¨® de un gran impulso colectivo pero no hubo una catarsis. Dos a?os despu¨¦s, Le Pen llegaba a la segunda vuelta de las elecciones¡±
El espectacular ¨¦xito de las tres novelas sorprendi¨® a su autora, que estaba acostumbrada a que sus libros feministas, como F¨®llame o Teor¨ªa King Kong, se convirtieran en best sellers, aunque ninguno alcanzase el nivel de esta trilog¨ªa. ¡°Supongo que los libros lograron reflejar lo que suced¨ªa en Francia: el auge de la extrema derecha y un ambiente de depresi¨®n que hace tiempo que dura, un baj¨®n de moral que nunca termina¡±, opina Despentes. Esa crisis de identidad francesa ¡ªy, qu¨¦ duda cabe, tambi¨¦n europea¡ª es el tema de fondo de esta adaptaci¨®n, en la que cualquier horizonte colectivo se esfuma ante el nuevo imperio del individualismo. Luz reconoci¨® en ella la aventura com¨²n de los dibujantes de la que fue su revista durante 20 a?os. ¡°Tambi¨¦n me record¨® a lo que vivimos tras el atentado. D¨ªas despu¨¦s, millones de personas salieron a la calle para protestar. Se habl¨® de un gran impulso colectivo. Pero, en realidad, no hubo ninguna catarsis. Dos a?os despu¨¦s, Marine Le Pen llegaba a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales¡±, lamenta Luz.
El dibujo sat¨ªrico podr¨ªa encontrarse, igual que esa cultura marginada, en v¨ªas de extinci¨®n. ¡°En realidad, ya lleva 20 a?os desapareciendo¡±, afirma el dibujante, citando un pu?ado de referentes longevos, como la brit¨¢nica Private Eye, la alemana Titanic o la espa?ola El Jueves, como ¨²nicas excepciones. ¡°Cuando lleg¨® la crisis de la prensa, las primeras v¨ªctimas fueron los fot¨®grafos y los dibujantes. Se consider¨® que no eran esenciales, que se pod¨ªa prescindir de ellos¡±. Pese a su defensa ac¨¦rrima de ese legado, el propio Luz ha tomado distancia con su antigua revista, que abandon¨® ¡°por motivos personales¡± en 2015, nueve meses despu¨¦s de firmar la primera portada tras el atentado, donde Mahoma aparec¨ªa con una l¨¢grima en la mejilla y un cartel de Je suis Charlie. ¡°Dej¨¦ de leer Charlie Hebdo, porque ve¨ªa demasiadas ausencias. Veo agujeros, gente que ya no est¨¢. Incluso detecto mi propia ausencia. Me cuesta mucho pasar las p¨¢ginas sin pensar qu¨¦ hubieran dibujado Charb o Cabu [dos de los dibujantes asesinados en 2015], o qu¨¦ hubiera hecho yo mismo¡±, admite.
Un cameo de Houellebecq
El mismo d¨ªa del ataque contra el semanario, dos novelas llegaron a las librer¨ªas francesas: el primer tomo de Vernon Subutex y Sumisi¨®n, el c¨¢ustico relato sobre una invasi¨®n musulmana que firm¨® Michel Houellebecq, que cuenta con un cameo en el c¨®mic. ¡°El libro de Houellebecq se convirti¨® en un or¨¢culo de los atentados, cuando yo creo que la que realmente adivin¨® el futuro fue Despentes. ?l habla de un personaje que se rinde y colabora. Ella, de alguien que lo pierde todo pero logra cambiar las vidas de los dem¨¢s¡±, resume.
Despentes: ¡°Es una obra propia del fin de una ¨¦poca. La aventura del siglo XX ha terminado, ya hemos pasado a otra fase¡±
En los ¨²ltimos a?os, el trazo de Luz se ha vuelto m¨¢s expresionista. M¨¢s colorista y, a la vez, m¨¢s torturado. Hay una pizca de Crumb y otra de Jaime Hern¨¢ndez, otro vi?etista con una s¨®lida cultura rockera. Lo inesperado es que, a ratos, sus p¨¢ginas, narradas con un flujo de conciencia digno de las vanguardias literarias, tambi¨¦n recuerden a la caricatura social que ejercieron los pintores alemanes de entreguerras, como George Grosz y Otto Dix, de quienes Luz se declara admirador. ¡°Es un gran cumplido. Me gusta su uso desbocado del color y la libertad que desprende su manera de dibujar¡±, responde. ¡°Pero, sobre todo, tal vez esa comparaci¨®n surja de otra idea: esta tambi¨¦n podr¨ªa ser una obra de entreguerras. Hace tiempo que nos encontramos en esa situaci¨®n¡¡±. A la autora de los di¨¢logos, esa frase le provoca una sonrisa triste. ¡°Entiendo por qu¨¦ dice eso, pero espero que se equivoque¡±, rebate Despentes. ¡°En cualquier caso, dir¨ªa que es una obra propia del fin de una ¨¦poca, haya una guerra o no la haya. La aventura del siglo XX ha terminado. Ya hemos pasado a otra fase¡±.
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