La lecci¨®n de honestidad de Josep Maria Fradera
El historiador recibe el homenaje del mundo acad¨¦mico en la Complutense, rodeado de amigos y disc¨ªpulos de universidades espa?olas, europeas y americanas
Llamadle Stravinski. Alguien le bautiz¨® as¨ª en la clandestinidad y a principios de la d¨¦cada de los setenta, en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona reci¨¦n estrenada, Stravinski era Josep Maria Fradera. Por entonces ya hab¨ªa pagado un precio por su precoz militancia antifranquista. En Matar¨® hab¨ªa sido el sindicalista Jos¨¦ Luis L¨®pez Bulla quien le dio el alta en el partido ¡ªnaturalmente el PSUC¡ª y entonces no solo le sancionaron con la expulsi¨®n del bachillerato, sino que no tard¨® en pasar por la c¨¢rcel Modelo. De esos d¨ªas conserva unas fotograf¨ªas en blanco y negro y ya ten¨ªa esa melena y esa mirada de poeta beat. Dicho con otras palabras, seguramente hubiese preferido que le llamasen Dylan ¡ªsu fidelidad m¨¢s antigua, a simple twist of fate¡ª, pero se impuso Stravinski y en la universidad ya era un mito.
Lo cont¨® el catedr¨¢tico Juan Francisco Fuentes en el homenaje acad¨¦mico tributado a Fradera por su jubilaci¨®n en la Universidad Complutense. Porque no fue en Barcelona. Tuvo que ser en Madrid. El ministro de Universidades Joan Subirats mand¨® un v¨ªdeo de reconocimiento, amistad y felicitaci¨®n. Lo acompa?aron acad¨¦micos de universidades espa?olas, europeas y americanas.
Cuando empez¨® a militar, Fradera visit¨® al principal intelectual marxista del siglo XX espa?ol: Manuel Sacrist¨¢n. ?C¨®mo formarse como intelectuales? Su lecci¨®n fue de exigencia y Fradera la interioriz¨® a fondo para construir una obra de historia comparada sobre los imperios que es de referencia internacional. El profesor Jos¨¦ Antonio S¨¢nchez Rom¨¢n, que describi¨® cu¨¢l ha sido esa aportaci¨®n, sintetiz¨® con precisi¨®n la actitud intelectual de Fradera: ¡°un compromiso moral que no ha sido un obst¨¢culo para el trabajo exigente¡±. El estudio sistem¨¢tico de la pol¨ªtica de fiscalidad, interrelacionando as¨ª metr¨®polis y colonias, ha sido el camino a trav¨¦s del cual Fradera ha mostrado c¨®mo funcionaban los imperios. No solo el espa?ol, como demostr¨® primero en Colonias para despu¨¦s de un imperio y luego en el colosal La naci¨®n imperial, sino los imperios atl¨¢nticos con ramificaciones en Asia. Esa capacidad para analizar el cambio de los sujetos hist¨®ricos, trascendiendo la naci¨®n, la subray¨® Jos¨¦ ?lvarez Junco en la glosa del homenajeado.
Al leer la lista de instituciones y acad¨¦micos que quer¨ªan constar en el homenaje, el catedr¨¢tico Fuentes se?al¨® que la diversidad de los presentes era la traslaci¨®n de la diversidad de intereses intelectuales que convergen en la obra de Fradera. Historia pol¨ªtica, econ¨®mica o constitucional con el objetivo de pensar la historia no en clave nacional ni como una suma de historias nacionales, sino una interrelaci¨®n que permita escribir una historia global. Esa mirada le permite descodificar ¡°la historia de las mercanc¨ªas¡± ¡ªKarl Marx¡ª como la primera palanca para reconstruir la mec¨¢nica de los imperios desde el siglo XVIII hasta la Primera Guerra Mundial y as¨ª comprender los mecanismos de exclusi¨®n e inclusi¨®n en sociedades de todo el planeta. Suena enormemente ambicioso, pero no lo es porque la lecci¨®n de Sacrist¨¢n no ha dejado de comprometerle y por ello Fuentes se refiri¨® a su ¡°honestidad como motor de b¨²squeda de verdad¡±.
Esa honestidad se evidenci¨® en la lecci¨®n que dict¨® Fradera. La titul¨® Leviat¨¢n en Ultramar y fue una autobiograf¨ªa velada de su trayectoria intelectual. Apenas habl¨® de ¨¦l o, m¨¢s bien, se autorretrat¨® hablando de las lecturas que abrieron las sendas de conocimiento por las que ¨¦l ha transitado. ¡°Nosotros escribimos porque otros lo hicieron antes¡±, dijo citando a su amigo Ricardo Piglia. Coment¨® por extenso el cambio de paradigma que introdujo John Elliott, habl¨® del impacto inesperado que represent¨® para ¨¦l la lectura de Imperial Meridian de Christopher Alan Bayly. ¡°Me impresion¨® en particular su atenci¨®n sistem¨¢tica, su dominio, de los cambios que se estaban produciendo a ambos lados del nexo imperial, como estos hab¨ªan impactado la historia del mundo¡±. Tambi¨¦n glos¨® un art¨ªculo acad¨¦mico del historiador argentino Carlos Sempat que propon¨ªa una explicaci¨®n innovadora sobre la demograf¨ªa ind¨ªgena, las minas y el comercio entre las colonias americanas y la metr¨®polis espa?ola.
Pocos acad¨¦micos tienen la honestidad de explicarse a trav¨¦s de las aportaciones de los otros. As¨ª procedi¨® Fradera, con un arranque que fue la exacta demostraci¨®n de esa exigencia de verdad que descubri¨® en Sacrist¨¢n. El momento fue modestamente conmovedor. Porque los primeros libros que glos¨® fueron los de la d¨¦cada de los setenta de Josep Fontana.
Eran las doce del mediod¨ªa, el aula era de la Facultad de Comunicaci¨®n y junto a m¨ª se sentaba uno de los ¨²ltimos disc¨ªpulos de Fontana ¡ªel profesor Jaume Claret¡ª. En la sala sab¨ªamos exactamente la profundidad ¨¦tica del ejercicio que Fradera nos estaba proponiendo en ese instante. Porque ¨¦l, que seguramente haya sido el mejor disc¨ªpulo de Fontana, durante d¨¦cadas mantuvo unas relaciones digamos complejas con el maestro. Las tuvo, precisamente, porque antepuso la exigencia intelectual al vasallaje que demandaba un coloso que tambi¨¦n actu¨® como un mandar¨ªn. Y, a pesar de ello, en el d¨ªa de su homenaje en Madrid, Fradera demostr¨® su honestidad al reconocer como La quiebra de la monarqu¨ªa absoluta cambi¨® la comprensi¨®n de la Espa?a moderna. Esa reinterpretaci¨®n ha sido uno de los fundamentos sobre los que ¨¦l ha construido una de las obras m¨¢s importantes de la historiograf¨ªa espa?ola del ¨²ltimo medio siglo. Mostrar sus fundamentos fue su lecci¨®n magistral.
Babelia
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