Un toro rezagado alarga el segundo encierro de San Ferm¨ªn a tres minutos y 10 segundos
Seis contusionados, seg¨²n el primer parte m¨¦dico, pero ninguno por asta en una carrera emocionante y limpia con la ganader¨ªa Fuente Ymbro
Los toros gaditanos de Fuente Ymbro hicieron honor a su buena fama de contrastada nobleza y no dejaron heridos ¡ªsolo seis contusionados, seg¨²n el primer balance m¨¦dico¡ª en el segundo encierro de San Ferm¨ªn que discurri¨® con rapidez hasta que uno de los astados decidi¨® volver atr¨¢s cuando ya hab¨ªa enfilado la entrada a los corrales para no perder detalle de lo ocurr¨ªa en el ruedo y los tendidos. La insistencia de los pastores fue suficiente para que siguiera el camino de sus hermanos y diera por finalizada la carrera cuando el reloj marcaba los tres minutos y diez segundos.
M¨¢s mozos que ayer se dieron cita en las calles pamplonicas, alejada ya la lluvia matinal, dispuestos a vivir esa emoci¨®n que dicen no se olvida en la vida. El cohete de las ocho de la ma?ana sorprendi¨® a los toros, que sesteaban en la arena de los Corrales de Santo Domingo, y fue un cabestro el que los avis¨® de que comenzaba la faena. Y ese manso lider¨® la carrera en la empinada cuesta inicial al tiempo que los primeros mozos se refugiaban como pod¨ªan contra las duras paredes de la calle.
Veloz y compactada lleg¨® la manada a Mercaderes, donde un toro ya hab¨ªa alcanzado la cabeza en dura pugna con un cabestro ligero de manos y empe?ado en no perder el mando. Tan preocupados estaban todos los integrantes en no perder el aliento de la manada que se encontraron de bruces con los tablones de la curva que da pie a la calle Estafeta. El golpe s¨ª que fue de los que no se olvidan.
Tanto es as¨ª que uno de los fuenteymbros tard¨® en volver en s¨ª, y cuando quiso recuperar la verticalidad no sab¨ªa d¨®nde estaba. Ote¨® el ambiente e intuy¨® que hab¨ªa que seguir calle adelante; sorte¨® mozos ca¨ªdos en suelo, perdon¨® a varios que pretend¨ªan incrustarse contra las paredes, y todo, porque su obsesi¨®n era alcanzar al pelot¨®n al que ve¨ªa en la lejan¨ªa. Y lo alcanz¨®, y respir¨®, al tiempo que otro de sus compa?eros ca¨ªa y se levantaba con rapidez para sorpresa de los mozos colindantes.
La manada rota, pero cercana, lleg¨® a gran velocidad al tramo que da entrada al callej¨®n, donde algunos toros se vieron entorpecidos por quienes se aferran a las tablas; hubo empujones, miedo en el cuerpo, y astifinos pitones que rozaron camisas y pa?uelos rojos, pero, por fortuna, ning¨²n herido.
Un toro rezagado ¡ªimposible saber si era el mismo que qued¨® el ¨²ltimo en la curva de Mercaderes¡ª cay¨® de bruces en la entrada al ruedo, y entr¨® sin ganas a los corrales. Con tan pocas ganas que cuando el reloj de la carrera se hab¨ªa detenido en dos minutos y cincuenta segundos hubo que darle cuerda de nuevo hasta los tres minutos y diez segundos.
Al final, todos dentro: los seis toros de Fuente Ymbro, Cazador, Zalagarda, Comisario, Enmudecido, Guard¨¦s e Infortunado, de 500 a 585 kilos de peso, a los que esta tarde se enfrentar¨¢ una terna compuesta por Daniel Luque, Jos¨¦ Garrido y ?lvaro Lorenzo.
Babelia
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