Cuando el teatro es XXL: ?qui¨¦n teme una obra de 13 horas?
El Festival de Avi?¨®n presenta dos funciones de m¨¢s de 10 horas de duraci¨®n que reivindican la experiencia en vivo de las artes esc¨¦nicas frente al auge imparable de las pantallas y la virtualidad
Cuando los griegos inventaron el teatro, las obras se representaban desde el amanecer hasta que ca¨ªa la noche. En el teatro n¨, que se desarroll¨® en Jap¨®n a partir del siglo XIV, los dramas l¨ªricos duraban un m¨ªnimo de cuatro o cinco horas, durante las que se alternaban teatro, canto y danza. La nueva edici¨®n del Festival de Avi?¨®n, que se celebra en la ciudad provenzal hasta el 27 de julio, se inscribe en esa tradici¨®n hist¨®rica con un par de obras de duraciones descomunales. La primera es ...
Cuando los griegos inventaron el teatro, las obras se representaban desde el amanecer hasta que ca¨ªa la noche. En el teatro n¨, que se desarroll¨® en Jap¨®n a partir del siglo XIV, los dramas l¨ªricos duraban un m¨ªnimo de cuatro o cinco horas, durante las que se alternaban teatro, canto y danza. La nueva edici¨®n del Festival de Avi?¨®n, que se celebra en la ciudad provenzal hasta el 27 de julio, se inscribe en esa tradici¨®n hist¨®rica con un par de obras de duraciones descomunales. La primera es Ma jeunesse exalt¨¦e (Mi juventud exaltada), del franc¨¦s Olivier Py, que concluye con esta funci¨®n, de 10 horas en total, su mandato como director art¨ªstico de este certamen, cargo que asumi¨® en 2014. La segunda es una obra de Simon Falgui¨¨res, convertido a sus 33 a?os es uno de los nombres pujantes de la escena francesa, que dirige Le nid des cendres (Nido de cenizas), una representaci¨®n de 13 horas, 60 personajes y 200 cambios de vestuario.
Los dos parten de arquetipos teatrales para trasladarlos a la realidad del presente. Py narra las desventuras de un arlequ¨ªn, personaje que ha atravesado cinco siglos en el teatro europeo, convertido aqu¨ª en un repartidor de comida a domicilio que se enfrenta a las ¨²ltimas ramificaciones del capitalismo. El director teatral se inspir¨® en las representaciones que hizo Picasso de ese rol inventado por la commedia dell¡¯arte, al que el pintor consideraba, igual que Py, ¡°la quintaesencia de lo que es un artista¡±, por el combate permanente contra el orden social que escond¨ªan sus aparentes bufonadas. ¡°Este tipo de obras solo se puede representar en Avi?¨®n. Aqu¨ª el espectador est¨¢ m¨¢s disponible, m¨¢s concentrado para vivir estas aventuras¡±, afirma el director. ¡°No se vive la misma catarsis con una obra de una hora que con una de cinco o seis. En el segundo caso, se instaura un v¨ªnculo con el p¨²blico que no tiene nada que ver con el consumo e incluso con la idea de espect¨¢culo¡±.
Olivier Py: ¡°No se vive la misma catarsis con una obra de una hora y con una de seis. En el segundo caso, desaparece la idea de consumo e incluso de espect¨¢culo¡±
Por su parte, Falgui¨¨res dirige una obra-r¨ªo pensada como ¡°una declaraci¨®n de amor al teatro¡±, llena de gui?os a Homero, Moli¨¨re o los hermanos Grimm, formada por siete cap¨ªtulos en los que llevaba ocho a?os trabajando. En esta larga pieza de 13 horas, un personaje pret¨¦rito, la princesa Anne, y otro perteneciente al presente, el actor Gabriel, tratan de encontrarse a medio camino entre pasado y presente para salvar sus mundos respectivos. El director se inspir¨® en los folletines del siglo XIX y en el lenguaje de las series para encontrar un formato accesible, fundamentado en el relato, y que a la vez le permitiera contar con el tiempo suficiente para profundizar en sus protagonistas. ¡°La larga duraci¨®n acaba llevando hacia una especie de trance, tanto a los actores como al p¨²blico. Sucede algo que nos trasciende en el sentido po¨¦tico. A veces, uno tiene la sensaci¨®n de estar en un sue?o¡±, afirma Falgui¨¨res.
Para Py, el teatro no es la ¨²nica disciplina art¨ªstica capaz de hacer funcionar estos relatos largos. Para demostrarlo, ah¨ª est¨¢n las obras literarias de millares de p¨¢ginas o el llamado binge watching, la ingesta desmedida de episodios, tan de moda desde que el consumo de series televisivas se convirti¨® en poco menos que una droga. ¡°La diferencia es que aqu¨ª no estamos solos en nuestras casas o delante de una pantalla, sino en una sala oscura llena de desconocidos y lejos de nuestro hogar. Es una experiencia de otro orden. En los pr¨®ximos a?os se va a producir una lucha entre el mundo virtual y la vida teatral¡±, pronostica el director.
Simon Falgui¨¨res: ¡°Con las obras de larga duraci¨®n, sucede algo que nos trasciende en el sentido po¨¦tico. A veces, uno tiene la sensaci¨®n de estar en un sue?o¡±
En ese sentido, la duraci¨®n descomunal de estas obras puede ser entendida casi como un gesto militante. ¡°Es una manera de confiar en la inteligencia del p¨²blico, que ya no quiere consumir solo productos prefabricados¡±, concluye Py, que a largo de su mandato como director art¨ªstico ha tratado de dotar a este festival de una p¨¢tina pol¨ªtica. ¡°Hemos defendido a los migrantes, el feminismo, los derechos LGTBI. Hemos rejuvenecido el p¨²blico y hemos demostrado que este no es un festival elitista para un pu?ado de entendidos. Hoy tenemos a un disidente de Putin, Kirill Ser¨¦brennikov, en el Palacio de los Papas. La fuerza pol¨ªtica del festival es cada vez m¨¢s importante¡±, asegura su director saliente, que en 2023 ser¨¢ sustituido por el portugu¨¦s Tiago Rodrigues.
Duraciones ¨¦picas
En la historia del Festival de Avi?¨®n, las duraciones ¨¦picas no han sido tan excepcionales como cabr¨ªa esperar. En 1985, el reci¨¦n fallecido Peter Brook abri¨® la veda con Mahabharata, la gran epopeya hind¨² que convirti¨® en un montaje de nueve horas y que se represent¨® solo tres veces en su versi¨®n ¨ªntegra en este certamen, antes de triunfar en Par¨ªs pocos meses despu¨¦s. Invirtiendo los horarios de la Grecia cl¨¢sica, empezaba cuando desaparec¨ªa el sol y terminaba al romper el alba. Con su ¨¦xito, estas maratones teatrales se convirtieron en tendencia. Dos a?os despu¨¦s, Antoine Vitez, partidario de un ¡°teatro elitista para todos¡±, puso en escena El zapato de raso en la versi¨®n completa concebida por su autor, Paul Claudel, que duraba 11 horas.
En 1995, el propio Olivier Py super¨® esa plusmarca con una obra de 24 horas en total, La servante, convertida en un hito del teatro reciente en Francia. En 2009, Wajdi Mouawad alcanz¨® las 11 horas de duraci¨®n con una exitosa representaci¨®n nocturna de tres de sus tragedias contempor¨¢neas, Litoral, Incendios y Bosques, en el escenario hist¨®rico del Palacio de los Papas. M¨¢s recientemente, directores treinta?eros como Thomas Jolly o Julien Gosselin, ambos revelados en Avi?¨®n, les han tomado el relevo. El primero, fan del teatro isabelino pero tambi¨¦n de los videojuegos y de Lady Gaga, lo hizo en 2014 con una puesta en escena de los 15 actos y cerca de 10.000 versos del Enrique VI de Shakespeare, de 18 horas de duraci¨®n. Y el segundo lo hizo dos ediciones m¨¢s tarde con 2666, una adaptaci¨®n de 12 horas inspirada en la novela de novelas que dej¨® inconclusa Roberto Bola?o. El p¨²blico no falt¨® a la cita y abundaron los aplausos. Hoy son dos de los talentos m¨¢s aclamados del ¨²ltimo teatro franc¨¦s.