Amina Claudine Myers: canciones tradicionales y memoria
La legendaria artista ofrece una lecci¨®n magistral de g¨®spel, historia y cultura negra en el Jazzaldia, donde ha sido premiada
Si el ¨¦xito de un jazzista dependiese de su autenticidad, Amina Claudine Myers estar¨ªa considerada un¨¢nimemente como uno de los m¨¢s grandes nombres de su generaci¨®n. As¨ª lo es, en cierto modo, pero el aprecio por esta pianista, compositora, vocalista y educadora no est¨¢ tan extendido como cabr¨ªa esperar. Myers es la cl¨¢sica ¡°m¨²sica de m¨²sicos¡±, muy apreciada por colegas y aficionados m¨¢s especializados, pero oculta entre nombres m¨¢s populares y otros artistas de su generaci¨®n que han sabido situarse en primera l¨ªnea.
No era f¨¢cil: Amina nunca persigui¨® la popularidad o los focos, y esa autenticidad que la caracteriza la ha llevado d¨¦cada a d¨¦cada a construir una carrera s¨®lida, pero totalmente independiente. As¨ª fue desde el primer momento, cuando se erigi¨® como una de la primeras mujeres en formar parte de la m¨ªtica AACM (Asociaci¨®n para el avance de m¨²sicos creativos) en el Chicago de los a?os sesenta, entre figuras tan importantes para la m¨²sica improvisada como Henry Threadgill, Anthony Braxton o Lester Bowie. As¨ª lo ha contado a EL PA?S en San Sebasti¨¢n, poco antes de recibir el premio Donostiako Jazzaldia de este a?o: ¡°Fui invitada a la AACM por Steve McCall y conoc¨ª a todos esos m¨²sicos, Roscoe [Mitchell], Joseph Jarman, Kalaparusha [Maurice McIntyre]¡ La AACM estaba dise?ada para que los m¨²sicos escribiesen e interpretasen su propia m¨²sica, y nos daba espacio para hacerlo en la zona sur de Chicago. Digo que fui invitada porque ten¨ªa que llevarte alguien, no pod¨ªas unirte sin m¨¢s, y all¨ª hab¨ªa pintores, escritores, bailarinas¡ Era como una colmena de creatividad, para m¨ª fue muy importante; nadie te juzgaba ni te dec¨ªa lo que ten¨ªas que hacer, y pod¨ªas pedirle a cualquiera que tocase contigo. All¨ª estaban [Anthony] Braxton, Steve [McCall], Wadada [Leo Smith]¡ Y todos ten¨ªan su propio estilo. Aquello me inspir¨®, me hizo decirme: ¡®Yo tambi¨¦n puedo hacer esto¡¯. As¨ª es como empec¨¦ a escribir mi m¨²sica¡±.
Myers, aunque enormemente respetada en la la comunidad jazz¨ªstica, se ha prodigado poco en Espa?a, lo que hace de su presencia en San Sebasti¨¢n un peque?o acontecimiento. Aunque ya desde los a?os setenta fue conocida como uno de los nombres ineludibles de la AACM, su m¨²sica albergaba muchos elementos tradicionales que iban m¨¢s all¨¢ de los ejercicios vanguardistas de algunos de los m¨¢ximos exponentes de la asociaci¨®n, sac¨¢ndola en cierto modo de los principales carriles creativos de esa escena. Amina, pianista y cantante sobresaliente, ha ido definiendo su carrera en dos direcciones: por un lado, como acompa?ante de diferentes referentes afroamericanos, como Lester Bowie, David Murray o Archie Shepp, entre muchos otros; por otro, como una artista personal sin ninguna atadura creativa. En ella confluyen todas las grandes ra¨ªces de la m¨²sica negra: el blues, el g¨®spel, el jazz¡ En su reducida discograf¨ªa encontramos pinceladas brillantes en todas estas m¨²sicas.
Hoy, con 80 a?os, Myers es uno de los grandes iconos femeninos afroamericanos, una aut¨¦ntica pionera que llegaba a San Sebasti¨¢n para presentar Generations 4, un cuarteto vocal en el que la pianista pone en valor la herencia del g¨®spel, no solo musicalmente, sino tambi¨¦n ideol¨®gicamente: ¡°Mucha gente hoy sabe lo que es el g¨®spel, pero no c¨®mo se desarroll¨®, todo por lo que pas¨® nuestra gente hasta llegar a ser lo que es. Es como en la religi¨®n jud¨ªa, por ejemplo, con el Holocausto: no quieren olvidarlo; y nosotros tampoco deber¨ªamos olvidar nunca de d¨®nde salen los espirituales negros o el blues. Hay que inspirar a los j¨®venes para que sepan la historia y que contin¨²en con el legado¡±. Este af¨¢n pedag¨®gico est¨¢ muy presente en la m¨²sica de Myers, que afronta su concierto casi como una clase maestra de g¨®spel, incluyendo presentaciones a los diferentes bloques y alusiones al contexto hist¨®rico de algunas de las composiciones por parte de una de las cantantes del grupo, Richarda Abrams (hija de uno de los fundadores y m¨¢s importantes nombres de la AACM, el pianista y compositor Muhal Richard Abrams).
La magia del Generations 4 reside, como es habitual en la m¨²sica de Amina, en su autenticidad, en su ¨¢nimo de desnudar completamente las canciones que interpretan, destilando su esencia en pos de ofrecerlas de la forma m¨¢s cruda posible. No una crudeza ¨¢rida, sino absolutamente c¨¢lida y familiar: el concierto del grupo se asemeja a lo que podr¨ªa ser una sobremesa en un hogar afroamericano en el que, como su propio nombre indica, diferentes generaciones de la familia se re¨²nen alrededor del piano para cantar esas canciones que los han acompa?ado durante toda su vida. Canciones con las que todos ellos se han criado, en la iglesia, en las escuelas, en los hogares. Canciones religiosas que hablan a la comunidad y que recuerdan su historia, sus or¨ªgenes y su fe, desde espirituales cl¨¢sicos como Steal Away, Swing Low, Sweet Chariot o Go Down Moses, a ¨¦xitos del g¨¦nero en los cincuenta, como Jacob¡¯s Ladder o God Has Smiled On Me, e incluso dos temas originales de Myers, Do You Wanna Be Saved y Call Him.
El reducido coro, con tan solo el piano y la voz de Amina arropando las otras tres voces, suena dom¨¦stico ¡ªen el mejor de los sentidos¡ª y ofrece interpretaciones tan aut¨¦nticas como solo podr¨ªa esperarse de una formaci¨®n familiar, con un halo de ingenuidad, pero tambi¨¦n con plena convicci¨®n. De esta forma, Amina pone las canciones en primera l¨ªnea, despoj¨¢ndolas de todo artificio, en un concierto que es m¨¢s que un simple show musical. En esta pureza, alejada completamente de los habituales artistas de g¨®spel que solemos escuchar en Espa?a, con trajes relucientes, armon¨ªas pulidas y un exhibicionismo vocal que en ocasiones roza lo burdo, es donde reside la belleza y la importancia de la propuesta de Amina. Lo real, con sus defectos y sus asperezas, casi siempre es mejor que lo reluciente.
Babelia
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