Costa-Gavras: ¡°Las plataformas de ¡®streaming¡¯ no son proyectos culturales, solo financieros. Han hecho que el cine pierda toda su magia¡±
El festival de Locarno premia al director griego y recupera su filmograf¨ªa anterior a ¡®Z¡¯, la pel¨ªcula que hizo de ¨¦l un icono del cine pol¨ªtico
Constantin Costa-Gavras (Iraia, Grecia, 89 a?os) permanece en guerra contra las plataformas de streaming. ¡°No son proyectos culturales, solo financieros. Han hecho que el cine pierda toda su magia, algo que ha rematado el cierre de las salas durante el coronavirus¡±, lament¨® este jueves en el festival suizo de Locarno, horas antes de recibir el premio a toda su carrera en la gran pantalla. Ante la imposibilidad de crear cine tal y como ¨¦l lo concibe ¡ªsu ¨²ltima pel¨ªcula fue ...
Constantin Costa-Gavras (Iraia, Grecia, 89 a?os) permanece en guerra contra las plataformas de streaming. ¡°No son proyectos culturales, solo financieros. Han hecho que el cine pierda toda su magia, algo que ha rematado el cierre de las salas durante el coronavirus¡±, lament¨® este jueves en el festival suizo de Locarno, horas antes de recibir el premio a toda su carrera en la gran pantalla. Ante la imposibilidad de crear cine tal y como ¨¦l lo concibe ¡ªsu ¨²ltima pel¨ªcula fue Comportarse como adultos, de 2019, basada en las memorias pol¨ªticas de Yanis Varoufakis, exministro de Finanzas griego¡ª, est¨¢ preparando una serie para televisi¨®n. Tal y como anunci¨® el peri¨®dico Le Parisien, trabaja junto al novelista franc¨¦s Marc Levy en la adaptaci¨®n de su reciente trilog¨ªa 9, sobre un grupo de hackers que intentan defender al mundo y a la democracia de un dictador. ¡°Solo es un intento. Primero tengo que resolver la pregunta de si una serie puede llegar a ser arte, como lo es el cine. Por otro lado, soy consciente de que esas plataformas tienen la capacidad de llegar a miles y a millones de personas. Y, teniendo en cuenta que los espectadores ya pr¨¢cticamente no tienen salas de cine a las que ir, esta f¨®rmula quiz¨¢ es una buena alternativa. Pero antes tengo que encontrar la respuesta a mi pregunta¡±, puntualiza.
Fue la primera de sus colaboraciones con el escritor y exministro de Cultura espa?ol Jorge Sempr¨²n, Z (1969), sobre la dictadura de los coroneles en Grecia, la que marc¨® su condici¨®n de icono del cine pol¨ªtico y social. A sus casi 90 a?os, sigue peleando con esa etiqueta. ¡°Mis pel¨ªculas no tratan tanto de hacer pol¨ªtica como de centrarse en la narraci¨®n y en hacer espect¨¢culo. Como en el antiguo teatro griego, el espect¨¢culo es un elemento que te da la oportunidad de hablar de la sociedad, de generar una serie de emociones en el espectador para que luego haga lo que quiera con ellas. Si mi cine parece pol¨ªtico es porque cuenta que todo es pol¨ªtico, no en el sentido ideol¨®gico, sino en c¨®mo tus elecciones afectan a tu polis [ciudad en griego], a tu entorno cercano¡±, argumenta. S¨ª que admite que a lo largo de su trayectoria ha tendido a contar que ¡°las democracias, incluso las m¨¢s celebradas, como la estadounidense o la francesa, lo son solo a medias¡±, como ocurre en este proyecto televisivo.
El festival de cine de Locarno aprovecha el premio que le concede en su 75? edici¨®n para recuperar al Costa-Gavras anterior a Z, proyectando sus dos primeros largometrajes. Su debut, Los ra¨ªles del crimen (1965) es un relato de misterio cl¨¢sico ocurrido en un tren, al estilo de las novelas de Agatha Christie y del cine policiaco franc¨¦s de moda en d¨¦cadas anteriores. ¡°Comenz¨® como un ejercicio de estilo, para la escuela de cine, nunca pens¨¦ que fuera a ser una pel¨ªcula. Cay¨® en manos de un productor que quiso rodarlo y, para mi sorpresa, un pu?ado de grandes actores [como Michel Piccoli, Jacques Perrin y el recientemente fallecido Jean-Louis Trintignant] quisieron aparecer en ella¡±, cuenta.
Que int¨¦rpretes como como Yves Montand y Simone Signoret pidieran a un joven principiante participar en esa primera pel¨ªcula se debe al grupo de amigos e intelectuales que encontr¨® al llegar a Par¨ªs y que cambi¨® su vida. Entre ellos estaba Sempr¨²n. Costa-Gavras hab¨ªa emigrado en la d¨¦cada de los cincuenta con apenas 20 a?os desde Grecia a Francia, huyendo de las miserias de la posguerra en su pa¨ªs natal. Al no poder irse a vivir con unos familiares a Estados Unidos porque las conexiones de su padre con el Partido Comunista griego impidieron su visado, opt¨® por estudiar Literatura en la Sorbona. En la capital francesa se hizo asistente de director para cineastas como Ren¨¦ Clement y Jacques Demy. ¡°Ped¨ª a Jorge que me ayudara con el guion, pero me dijo que odiaba las historias policiacas, as¨ª que tuve que terminarlo yo solo¡±, recuerda entre risas.
Para su segundo proyecto recuerda que propuso al productor Harry Saltzman una historia sobre la Revoluci¨®n Cultural en China, pero ¨¦l rechaz¨® una pel¨ªcula que deb¨ªa rodarse con mayor¨ªa de actores chinos, lo que limitar¨ªa sus posibilidades comerciales. A cambio, propuso a Costa-Gavras leer un libro de Jean-Pierre Chabrol sobre la Resistencia francesa durante la II Guerra Mundial. El texto se convirti¨® en Sobra un hombre (1967), que el p¨²blico del festival suizo podr¨¢ ver de nuevo en pantalla grande.
Tras su primer ¨¦xito, y tambi¨¦n tras Z, la industria estadounidense intent¨® que se trasladara a Hollywood con un contrato de cinco pel¨ªculas que rechaz¨®. Acept¨® rodar algunas pel¨ªculas all¨ª, como Desaparecido (1982), ¡°con la condici¨®n indispensable de que la posproducci¨®n se hiciera en Francia¡±, pero nunca quiso quedarse. ¡°Ya hab¨ªa emigrado una vez, no me apetec¨ªa volver a hacerlo¡±, dice con iron¨ªa.