Muere el actor Jean-Louis Trintignant, gran figura del cine franc¨¦s, a los 91 a?os
El int¨¦rprete, ganador del C¨¦sar por ¡®Amor¡¯ y m¨ªtico rostro de filmes europeos como ¡®Un hombre y una mujer¡¯, ¡®Rojo¡¯, ¡®Z¡¯ o ¡®El gran silencio¡¯, padec¨ªa c¨¢ncer de pr¨®stata
El actor franc¨¦s Jean-Louis Trintignant ha muerto a los 91 a?os. Seg¨²n un comunicado de su esposa, Marianne Hoepfner, el int¨¦rprete de pel¨ªculas como Tres colores: Rojo, Z o El gran silencio ha fallecido de c¨¢ncer de pr¨®stata. Hace casi cuatro a?os, en julio de 2018, Trintignant decidi¨® despedirse. No pod¨ªa m¨¢s. ¡°Creo que el cine se acab¨® para m¨ª¡±, anunciaba en una entrevista en el diario Nice Matin. ¡°No lucho. Dejo que las cosas pasen. Hay un m¨¦dico marsell¨¦s que va a probar una cosa nueva. Pero no hago quimioterapia, aunque estaba ya preparado¡±, aseguraba. Hasta ah¨ª hab¨ªa llegado convertido en un tit¨¢n del cine europeo. Puede que Jean-Paul Belmondo o Alain Delon fueran m¨¢s famosos, pero Trintignant se movi¨® mejor en la elegancia y los silencios. De f¨ªsico majestuoso y olfato para elegir guiones (o estar abierto a los proyectos que le ven¨ªan y que le hac¨ªan abandonar temporalmente su amado teatro), las carreras de cineastas como Lelouch, Haneke o Costa-Gavras no ser¨ªan las mismas si no hubiera estado all¨ª el actor franc¨¦s.
Aquella entrevista sirvi¨® tanto de anuncio como de repaso a su carrera y a sus miedos, tanto los relacionados con su edad y su c¨¢ncer como los vividos a lo largo de una carrera de 120 t¨ªtulos y medio siglo de duraci¨®n, y de dolor que le provoc¨® el asesinato de su hija, la tambi¨¦n actriz Marie Trintignant, de 41 a?os, a manos de su pareja, el m¨²sico Bertrand Cantat, en verano de 2003. ¡°Hace 15 a?os que estoy muerto¡±, coment¨® a Nice Matin. ¡°He vivido dos dramas que me afectaron mucho. Sobre todo el ¨²ltimo, el de mi hija Marie. Y cuando digo que estoy muerto, me refiero a eso¡±.
De su abrumadora carrera, contaba que se sent¨ªa a¨²n sorprendido. ¡°Soy extremadamente t¨ªmido (¡) No estaba hecho para un trabajo en p¨²blico¡±, asegur¨®. ¡°Adem¨¢s, la fama nunca me interes¨® demasiado. La primera vez, hace gracia. Pero despu¨¦s ya no¡±. Curiosa reflexi¨®n para alguien que empez¨® en los escenarios y que a inicios del siglo XXI lo antepuso al cine. ¡°Acabo de rechazar trabajar en una pel¨ªcula de Bruno Dumont. Era interesante, pero tengo miedo de no estar a la altura f¨ªsicamente. Ya no me muevo solo, siempre necesito a alguien a mi lado que me diga: cuidado, hay un mueble delante de ti, te vas a dar un trompazo¡±, cont¨® no sin una cierta iron¨ªa. En aquel 2018 ya hab¨ªa dejado de salir de casa. ¡°No puedo leer, porque me estoy quedando ciego. Y los libros eran un gran placer. Veo la televisi¨®n, escucho m¨²sica, duermo mucho. Me quedo en el sof¨¢, reflexionando sobre las cosas buenas y malas. Sin hast¨ªo, por suerte¡±.
Desde el inicio de su carrera, Jean-Louis Trintignant puso rostro a las preocupaciones de la cultura europea de su tiempo, al menos a las obsesiones que alimentaban la creatividad de los cineastas franceses e italianos (aunque siempre fue doblado en ese idioma). Hijo de familia burguesa, dos de sus t¨ªos fueron pilotos de carreras, y esa pasi¨®n familiar la reflej¨® en su personaje en Un hombre y una mujer (1966), de Claude Lelouch: el actor cambi¨® el guion para que su papel pasara de m¨¦dico a piloto. Nacido en Piolenc, cerca de Avi?¨®n, en 1930, a los 20 a?os se mud¨® a Par¨ªs a estudiar interpretaci¨®n. Un a?o m¨¢s tarde ya hab¨ªa debutado en el teatro, donde alcanz¨® cierto prestigio y Roger Vadim le dio la gran oportunidad en el cine: junto a Brigitte Bardot protagoniz¨® Y Dios cre¨® a la mujer. El t¨ªtulo cambi¨® la vida de los tres. Bardot, que ya era conocida, devino en estrella mundial, Trintignant apareci¨® de la nada para convertirse en uno de los rostros masculinos del cine franc¨¦s, y Vadim vio ante sus narices como su esposa, Bardot, y Trintignant iniciaban una relaci¨®n sentimental. Por cierto, que el actor estaba tambi¨¦n casado, con la actriz St¨¦phane Audran (El discreto encanto de la burgues¨ªa). Los dos matrimonios se rompieron.
El taquillazo de ¡®Un hombre y una mujer¡¯
A Trintignant, sin embargo, se le cort¨® la carrera al tener que cumplir el servicio militar. Sirvi¨® en Argel y a su vuelta, Vadim, que no le guardaba rencor, le contrat¨® para Las relaciones peligrosas, su versi¨®n del libro epistolar de Choderlos de Laclos, de 1959. Tres a?os despu¨¦s protagonizar¨ªa otro de los t¨ªtulos m¨ªticos del cine europeo, La escapada (Il sorpasso), junto a Vittorio Gassman, con la que Dino Risi realiz¨® una s¨¢tira de la realidad italiana, y una aguda reflexi¨®n en torno a la masculinidad del momento con el viaje de dos amigos, uno m¨¢s apocado, otro m¨¢s vividor y desenfrenado, por la Toscana.
Cuatro a?os m¨¢s tarde lleg¨® Un hombre y una mujer, con Anouk Aim¨¦e. Aquel taquillazo rom¨¢ntico basado en la relaci¨®n entre dos viudos al ritmo del ¡°dabadabada¡± del compositor Francis Lai, tuvo una secuela en 1986 y una tercera parte tard¨ªa: hasta 2019 Lelouch no se atrevi¨® a encarar ese filme, Los a?os m¨¢s bellos de una vida, porque la de 1986 le hab¨ªa dejado mal sabor de boca. En su estreno en Espa?a, el director apuntaba a EL PA?S: ¡°El tiempo ha actuado como milagro. Yo no los fabrico, aunque s¨¦ filmarlos cuando llegan. Cuando miraba a Jean-Louis y a Anouk me apetec¨ªa seguir rod¨¢ndoles. Jean-Louis ha tenido una vida complicada, le han ocurrido cosas terribles que incluyen el asesinato de su hija. Si hay alguien que puede hablarnos de la vida es ¨¦l. En su voz resuena la verdad, no puede mentir. Es incapaz de decir algo que no piense. Toda la pel¨ªcula se fundamenta en su voz¡±.
Junto a ese actor de dramas sentimentales, thrillers o grandes producciones como ?Arde Par¨ªs?, El atentado o Funeral en Los ?ngeles, tambi¨¦n estuvo el Trintignant m¨¢s pol¨ªtico, el de El conformista (1970), de Bernardo Bertolucci y su an¨¢lisis del fascismo; o el de Z, de Costa-Gavras (mejor actor en Cannes). Rod¨® sin parar durante los sesenta y los setenta tanto en Italia como en Francia. Incluso en ingl¨¦s, El gran silencio (1968), de Sergio Corbucci, maestro del spagueti western, en la que trabaj¨® con la condici¨®n de que su personaje fuera mudo y as¨ª no tuviera que aprenderse los di¨¢logos. Ese mismo a?o gan¨® el Oso de Plata en Berl¨ªn a la mejor interpretaci¨®n por El hombre que miente.
Poco a poco se fue desilusionando del cine. A ello se le sum¨® diversos achaques de salud surgidos tras un accidente de coche. Fue seleccionando mucho m¨¢s sus apariciones: con Fanny Ardant apareci¨® en la ¨²ltima pel¨ªcula de Truffaut, Vivamente el domingo (1983), y Krzysztof Kieslowski le llam¨® para Tres colores: Rojo (1994). De esos ¨²ltimos trabajos destaca Los que me quieren coger¨¢n el tren (1998), de Patrice Ch¨¦reau.
Tras la muerte de su hija, en 2003, solo el austriaco-alem¨¢n Michael Haneke ¡ªadem¨¢s de la ya mencionada tercera parte de Un hombre y una mujer¡ª pudo contar con su talento. Primero en Amor (2012), un canto a la vida en una pel¨ªcula que habla de la muerte y con la que Trintignant logr¨® por fin el premio C¨¦sar. En esta pel¨ªcula, Haneke le escribi¨® una de sus mejores sentencias sobre la vida: ¡°Ir¨¦ de mal en peor y luego se acabar¨¢¡±. Y cinco a?os despu¨¦s, en Happy End, en la que su personaje, anclado en una silla de ruedas, anhela la muerte, y va pidiendo que le ayuden a morir a su familia, a sus amigos e incluso a los desconocidos por la calle, hasta que logra sumergirse en el mar en una rampa en Calais. No es su final en pantalla, ni el de Trintignant en la vida, pero s¨ª que ilustraba el esp¨ªritu de un hombre devastado en la realidad por el asesinato de su hija.
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