Las Vegas 2: la sala de conciertos que llev¨® a los Ramones a un pueblo de Burgos es hoy un supermercado
Un documental recupera la memoria de la enorme discoteca que convirti¨® la localidad de Melgar de Fernamental en referente de la m¨²sica en directo en los a?os ochenta y noventa
Los mercaderes han ocupado el templo musical de Melgar de Fernamental (Burgos). Los compradores con carrito sustituyen a las masas apelotonadas para escuchar a los Ramones, y la pescader¨ªa ocupa el anta?o escenario donde M?torhead reventaba las noches en aquellas giras de los 90, cuando la banda brit¨¢nica de rock solo paraba en tres puntos de Espa?a: Madrid, Barcelona y Melgar. La antigua Las Vegas 2, icono de la m¨²sica en directo, hoy es un supermercado sobre cuyo falso techo hay sorpresa. Ah¨ª, casi intacta y cubierta de polvo, se conserva la parte de arriba de esa antigua sala, donde se encontraba la cabina del dj y los ahora esqueletos de las barras, los reservados y la moqueta que revelan su perdido post¨ªn.
Javier Castro mira con nostalgia esas baldosas negras y pilares cubiertos de peque?os espejos. La morri?a de este melgarense de 46 a?os, que conoci¨® bien las noches de ese inmenso garito, le impuls¨® a inmortalizar esos recuerdos y ese legado cultural en un documental que relatara la historia de una sala que atra¨ªa hasta 10.000 personas cada fin de semana a un pueblo de 2.500 habitantes (ahora 1.500). Esa idea, surgida ¡°cubata en mano en Nochevieja¡± junto al periodista musical Jorge Bobadilla, tambi¨¦n melgarense, se ha empezado a materializar con el productor Jorge Gonz¨¢lez, madrile?o de 42 a?os, entusiasmado tambi¨¦n con el proyecto de narrar la ¨¦pica de Las Vegas 2. Castro est¨¢ dirigiendo ya el rodaje, y el equipo espera que el filme est¨¦ listo para su estreno en primavera de 2023.
Sentado sobre unos antiguos sof¨¢s de los que solo queda el hormig¨®n de su base, Gonz¨¢lez recuerda que el inmueble abri¨® en la Nochevieja de 1982, momento en que se inaugur¨® una era que llev¨® al pueblo al estrellato musical hasta 2003, cuando el due?o, Paco Vega, lo cerr¨®. Ese hombre cojo ¡°pegado a una garrota¡±, a quien Ramonc¨ªn define en el documental como ¡°una especie de Corleone¡±, dej¨® paso en 2007 a una compa?¨ªa de techno que lo gestion¨® hasta 2014. Desde entonces hasta 2019, cuando Castro dio los primeros pasos del proyecto, nadie entr¨® en la nave. ¡°Cuando fui estaba exactamente igual, para dar un concierto¡±, detalla el director, que recuerda que se sinti¨® alarmado cuando se enter¨® de que Vega, fallecido al poco de ser entrevistado, lo hab¨ªa vendido a la cadena de supermercados. Entonces empez¨® a mover el documental, entr¨® en contacto con Gonz¨¢lez y su productora Moussambani y lograron que los nuevos propietarios del local les permitieran grabar esa zona, que ahora solo utilizan como almac¨¦n.
All¨ª, entre el ruido de la refrigeraci¨®n y el hilo musical de la cadena, Castro y Gonz¨¢lez evocan la ¨¦poca en que los acordes de Ramones, M?torhead, Helloween o Extremoduro restallaban entre las paredes o la pasi¨®n ante Bert¨ªn Osborne, Alaska o Manolo Escobar. La sala acog¨ªa tambi¨¦n bodas, t¨®mbolas, concursos de belleza y cualquier sarao que atrajera gente a Melgar de Fernamental, donde crecieron 20 pubs y diversa hosteler¨ªa para atender a los espectadores. Los responsables del documental calculan que unas 500.000 personas pisaron esos suelos durante su esplendor, y a ellos dirigen la obra, que cuenta con la colaboraci¨®n de guionistas como Fernando Mart¨ªn y Lola Mayo, adem¨¢s del director de cine Juanma Bajo Ulloa. De momento llevan invertidos unos 100.000 euros y aspiran a recibir m¨¢s financiaci¨®n y material de la ¨¦poca antes de su estreno. Gonz¨¢lez detalla que tienen entradas, carteles, fotos, baquetas y material audiovisual filmado a escondidas por algunos espectadores con c¨¢maras primitivas que ilustra el desfase que reinaba all¨ª dentro. Adem¨¢s, conf¨ªa en que tras la producci¨®n se pueda crear un museo que exhiba esos a?os gloriosos del pueblito burgal¨¦s.
Bandas internacionales ¡°en mitad de la nada¡±
Para contar c¨®mo naci¨® y se desarroll¨® aquel fen¨®meno, los responsables del documental se han volcado en la b¨²squeda de an¨¦cdotas y vivencias de aquel p¨²blico an¨®nimo ¡ªy en muchos casos melenudo¡ª que llenaba la sala en su ¨¦poca dorada. Algunos recuerdan que primero hubo un Las Vegas, nombre que Vega eligi¨® en honor a las mujeres de su familia. Cuando aquel primer local empez¨® a desbordarse por la gran afluencia, abri¨® Las Vegas 2 en un nuevo emplazamiento. Muchos de los asistentes, como se?ala en la grabaci¨®n el humorista vallisoletano Jos¨¦ Juan Vaquero, llegaban de Valladolid en tren a Osorno (Palencia) y alcanzaban Melgar ¡°a dedo¡±. Hasta los colegas vascos de Castro configuraban sus fines de semana para dejar Bilbao y viajar a aquel para¨ªso musical. Aquellas v¨ªas secundarias, anta?o en peor estado que el actual, tambi¨¦n las recorr¨ªan las comitivas de artistas internacionales que pod¨ªan haber tocado en pabellones monumentales de Australia, Londres o Estados Unidos antes de que la gira los llevara ¡°a la mitad de la nada¡±, entre vastos campos de cereal amarillento pero con una multitud aguardando a sus ¨ªdolos y dispuesta a dejar toda su energ¨ªa en la pista. Aquellos pases costaban unas 2.000 pesetas (12 euros).
Los artistas hablan con cari?o de Las Vegas 2. Al principio alguno no cre¨ªa que en una localidad tan peque?a pudiesen celebrarse tales conciertos. Todo quedaba en casa: el hijo peque?o de Vega contaba dinero debajo de una mesa y un pastor diurno se convert¨ªa en portero de discoteca de noche. En el documental, Rosendo indica entre risas que una vez intent¨® acceder a la sala antes de cantar con Le?o, pero que el guardi¨¢n se lo impidi¨® al son de ¡°Aqu¨ª han pasado muchos Rosendos, ap¨¢rtate y saca entrada¡±. Castro, con una camiseta de Ramones para la ocasi¨®n, destaca: ¡°Molaba ser de Melgar, era una locura hasta que lleg¨® la decadencia¡±.
Todo crec¨ªa en un tiempo que no hab¨ªa internet ni redes sociales, solo empujado por Vega pegando carteles por Burgos y con los productores descubriendo que en esa localidad hab¨ªa una infraestructura ideal para sus representados. Tanta gente se llegaba a juntar que una vez, tras varias horas de conciertos, se abrieron las compuertas y, de la cantidad de humo que sal¨ªa, ya que entonces se permit¨ªa fumar en espacios cerrados, los vecinos de Melgar pensaban que se estaba quemando el edificio.
El paso del tiempo ha hecho que el ¨²nico peregrinaje que vive Melgar de Fernamental sea el de los viajeros que hacen el Camino de Santiago. La carretera nacional frente a Las Vegas 2, que compart¨ªan los camiones de las bandas con los tractores locales, ya no se colapsa de madrugada. Esos tiempos quedan atr¨¢s en el calendario, pero no en la memoria. Tanto lo echan de menos quienes fueron sus fieles, que muchos se niegan a volver a visitarlo. No quieren ver que all¨¢ donde saltaron y gozaron tantas noches legendarias, ahora solo hay estantes con mermelada o leche.
Babelia
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