Bobi Wine, el m¨²sico que puso a Uganda a bailar contra su r¨¦gimen
Un documental repasa en el festival de Venecia la trayectoria de una estrella del ¡®hip-hop¡¯ que se convirti¨® en el principal opositor del general Museveni, aferrado al poder desde 1986
Bobi Wine es m¨²sico y pol¨ªtico. Despu¨¦s de a?os entre estribillos y m¨ªtines, ha aprendido a elegir bien sus palabras. Y las que env¨ªa por correo electr¨®nico no pueden ser m¨¢s claras: ¡°El Gobierno de Uganda me quiere muerto. Creen que solo as¨ª pueden poner fin a lo que llaman ¡®sublevaci¨®n hooligan¡±. Lo cierto es que, en la pantalla, se escuchan hip-hop y reggae, pero desfilan protestas, detenciones, represi¨®n, sangre y violencia. Un documental, que se proyecta estos d¨ªas en el festival de Venecia, recorre la odisea de Robert Kyagulanyi Ssentamu, el artista que se convirti¨® en principal opositor del eterno presidente ugand¨¦s, Yoweri Kaguta Museveni, un general aferrado al poder desde 1986. Aunque el m¨²sico prefiere resumir su periplo as¨ª: ¡°Ha sido una caminata por el infierno¡±.
40 a?os, sonrisa casi constante, un talento innato por los ritmos y las rimas. Como muchos, de joven solo so?aba con ¡°una casa y un coche¡±, como relata en Bobi Wine: Ghetto President. Hasta que conoci¨® a su futura esposa, Barbara Itungo, y ella le hizo entender que pod¨ªa aspirar a algo m¨¢s, ¡°a tener un impacto¡±. De ah¨ª que su rapeo empezara a golpear en 2014 al l¨ªder indiscutido de Uganda. ¡°Todos en el gueto son superstars¡±, canta Bobi Wine. ¡°Despierta. Esta opresi¨®n es peor que el apartheid¡±, corea. ?l mismo decidi¨® ponerse de pie. Y miles de ciudadanos le siguieron, por las calles y con sus votos. Poco a poco, el s¨¢tiro de letras mordaces empez¨® a pasar cada vez menos inadvertido. Para el presidente Museveni. Y, al mismo tiempo, para el cine.
Los dos directores del filme, en realidad, ya amaban su m¨²sica. ¡°Cuando le escuchaba cantar y hablar, me daba cuenta de que representaba mis sentimientos¡±, explica Moses Bwayo. Poco sab¨ªan, sin embargo, de ¨¦l. ¡°En Uganda y el Este de ?frica es una gran estrella y pens¨¦ que, comprensiblemente, estar¨ªa encantado de conocerse¡±, revela por correo electr¨®nico Christopher Sharp, que conoci¨® por primera vez al artista y su mujer en 2017. En aquel encuentro, Wine comparti¨® sus planes de optar a la presidencia. Y Sharp propuso filmarlo. Apret¨®n de manos, pacto. Se encendieron las c¨¢maras. Hubo que aclarar los l¨ªmites, ya que al principio el m¨²sico y su esposa se mostraron esc¨¦pticos sobre la invasi¨®n de su intimidad. Finalmente, sin embargo, dieron acceso completo e ininterrumpido a los creadores durante cinco a?os y miles de horas. Y, entonces, empez¨® lo m¨¢s complicado.
Ambos cineastas nacieron en Uganda. De ah¨ª tal vez imaginaran algunas de las dificultades que afrontar¨ªan. Imposible, sin embargo, que previeran todo lo que les esperaba. Porque desde que Wine lider¨® una campa?a fallida para evitar que el general Museveni cambiara la Constituci¨®n para poder concurrir una sexta vez seguida a las elecciones, el Gobierno le puso en el punto de mira. Y ah¨ª estaban Sharp y Bwayo para documentarlo. El filme muestra el arresto en directo de un alcalde opositor, la eliminaci¨®n f¨ªsica del ch¨®fer de Wine, Yasin Kawuma, el 13 de agosto de 2018, en circunstancias sospechosas, la detenci¨®n del propio m¨²sico y la diferencia entre el chico en buena forma que entra en la c¨¢rcel y el que sale semanas despu¨¦s, hinchado y apoyado en una muleta. El propio Bwayo acab¨® entre rejas unos d¨ªas, a la vez que sufri¨® la confisca de su equipo de grabaci¨®n. Ya sea por no desviarse de su relato o por otras razones, el documental omite, eso s¨ª, la controversia generada por algunas letras hom¨®fobas de Bobi Wine. En Uganda, la homosexualidad es ilegal.
¡°Lo que me sucedi¨® en prisi¨®n es terrible, pero no es nada comparado con lo que vivi¨® y sigue viviendo la gente menos conocida¡±, asegura Wine. ¡°Lo que no se ve ante la c¨¢mara es 100 veces peor de lo que s¨ª aparece¡±, agrega. Sharp relata que grabaron los relatos de varias v¨ªctimas de violencias que ¡°solo pueden ser definidas como medievales¡±, una mujer que fue desnudada y torturada, una persona encerrada en una caja con clavos, y otros llevados al l¨ªmite a golpes de agua helada y brasas ardientes. ¡°EE UU, Europa y Reino Unido entregan miles de millones de ayudas a este pa¨ªs. Todos ellos son conscientes de que las elecciones de Uganda son totalmente falsas. A¨²n as¨ª, siguen ofreciendo apoyo econ¨®mico y equipamiento militar. Pero buena parte de ese material es usado contra la propia poblaci¨®n de Uganda¡±, sostiene el cineasta. Explica que pidieron en varias ocasiones una entrevista con el general Museveni, sin ¨¦xito. ¡°Para la comunidad internacional representa un ¡®dictador benevolente¡¯ y un gobierno que, bien financiado, llevar¨¢ a cabo operaciones militares en l¨ªnea con los intereses occidentales¡±, insiste.
EE UU, a la vez, acogi¨® a Wine en septiembre de 2018, para el tratamiento m¨¦dico que necesitaba. A su vuelta a Uganda, el m¨²sico fue detenido nuevamente, pero escoltado finalmente por la polic¨ªa a su hogar. Desde ah¨ª, empez¨® a levantar un movimiento para ¡°unir a los marginados de Uganda¡±, aunque la pandemia retuvo y cambi¨® sus planes: durante un tiempo, sus canciones hablaron de respetar la distancia social y lavarse las manos.
Wine nunca cambi¨®, sin embargo, su intenci¨®n de optar a la presidencia en 2021. Tuvo que recuperar de cero, en tres d¨ªas, las firmas de aval que una irrupci¨®n policial se llev¨® de su casa. ¡°No soy un criminal, soy un candidato presidencial¡±, grita mientras un coche le detiene ante la c¨¢mara, el mismo destino que sufrieron 140 miembros de su equipo, seg¨²n sus estimas. Y tambi¨¦n cuenta que afront¨® la presi¨®n de la oposici¨®n: ¡°Me acusan de desplazarles¡±. En noviembre de 2020 los cuerpos de seguridad mataron a al menos 54 personas tras usar munici¨®n real para dispersar a cientos de ugandeses que, en diferentes puntos del pa¨ªs, protestaron en las calles contra el en¨¦simo arresto de Wine.
Finalmente, en los comicios de enero del a?o pasado, el m¨²sico obtuvo el 34,83% de los votos, frente al 58,64% del presidente Museveni. ?l no ha parado de denunciar fraudes, cree que sin ellos habr¨ªa ganado y estima que podr¨ªa incluso haber alcanzado el 70% de los consensos. ¡°Ser¨ªa presidente ahora¡±, afirma. En cambio, lo que ha experimentado desde entonces son ¡°m¨¢s persecuciones, sanciones y asesinatos extrajudiciales¡±. El m¨²sico a?ade: ¡°Cada d¨ªa echo de menos una existencia tranquila. Pero no me arrepiento de mis decisiones y volver¨ªa a tomarlas, una y otra vez¡±. El presidente del gueto no piensa callar. Ni dejar de bailar contra el sistema. A estas alturas, es el estribillo de su vida.
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