Victorino redentor
Rub¨¦n Pinar y Sergio Serrano, que cuaja una gran tarde en Albacete, cortan dos orejas cada uno de una encastada e interesant¨ªsima corrida
En torno a las siete y media de la tarde, en la plaza de toros de Albacete, se vivi¨® uno de esos momentos ¨²nicos e inolvidables para cualquier aficionado. Un torero, Sergio Serrano, maltrecho tras haber sido cogido al entrar a matar, observaba, junto a su cuadrilla, la muerte del cuarto toro de la corrida.
El animal en cuesti¨®n se llamaba Playero, hab¨ªa nacido en diciembre del a?o 2016 y estaba herrado con el n¨²mero 40. Pertenec¨ªa a la ganader¨ªa de Victorino Mart¨ªn y, tras haber demostrado su bravura durante toda la lidia, quiso despedirse de este mundo reivindicando ese milagro de la naturaleza. Con una estocada mortal y la boca cerrada, se agarr¨® a la vida durante unos segundos, hasta que empez¨® a tambalearse y cay¨® rendido en la arena.
Fue entonces cuando los tendidos, que observaron en pie el emotivo momento, estallaron en aplausos y v¨ªtores, para seguidamente te?irse de blanco y solicitar los honores a toro y torero. Al bello ejemplar de Victorino le concedieron la vuelta al ruedo en el arrastre y a Sergio Serrano las dos orejas.
Ese fue el culmen de una tarde repleta de emociones.
Tras nueve tardes de insoportable aburrimiento, Victorino Mart¨ªn trajo la emoci¨®n y nos reconcili¨® con la verdad de la fiesta. La corrida, desigual de presentaci¨®n, sobre todo en hechuras, fue, para empezar, muy seria por delante. Los seis astados impusieron el respeto desde el mismo momento de su salida por toriles. Y no s¨®lo por sus descaradas y ofensivas defensas, sino sobre todo por su encastado comportamiento.
En mayor o menor medida, unos en bueno y otros en malo, todos tuvieron casta. Los hubo m¨¢s nobles, s¨ª, pero ninguno tonto. Buena prueba de ello es el n¨²mero de manoletinas, bernadinas o pases cambiados por la espalda que se dieron a lo largo de la tarde: cero. Con los grises, tonter¨ªas, las justas.
Si no que se lo digan a Sergio Serrano, que se salv¨® de milagro de la cornada hasta en dos ocasiones. Una, al tirarse muy de verdad para matar al cuarto; y, la otra, al recibir al ¨²ltimo de rodillas frente a la puerta de chiqueros. Aunque la larga cambiada que ejecut¨® sali¨® limpia, el toro repuso tan r¨¢pido que a Serrano no le dio tiempo a levantarse y el de Victorino lo cogi¨® para matarlo.
Afortunadamente, todo qued¨® en un susto.
Ese sexto, de imponente y agresiva mirada, pareci¨® aburrirse en las primeras tandas, pero, al sentirse podido por el albacete?o, sac¨® la mala leche que demostr¨® de salida y comenz¨® a arremeter contra el torero en un intenso toma y daca.
Tampoco fue f¨¢cil el segundo, de pavorosa seriedad y cort¨ªsimo viaje. Firme y valiente, Serrano anduvo por encima y logr¨® algunos redondos limpios y templados ante un animal que se movi¨® a media altura y que repon¨ªa a la velocidad del rayo.
Muy diferente fue el cuarto, Playero. Tras cumplir en el caballo y perseguir con fijeza y alegr¨ªa en banderillas, lleg¨® al ¨²ltimo tercio con una embestida de ensue?o. Con el hocico siempre por el suelo, adem¨¢s de encastada nobleza, tuvo calidad, duraci¨®n y recorrido. Un toro muy completo que record¨® a los grandes ejemplares de esta ganader¨ªa y del encaste Albaserrada.
Frente a ¨¦l, Sergio Serrano no dej¨® pasar la oportunidad. Entregado y encajado de ri?ones, por momentos bord¨® el toreo en varias tandas de redondos y naturales largos, templados y de mano baja. La clave: adelantar la muleta, un toque casi imperceptible, esperar la arrancada y correr la mano con templanza. Y, todo, ante un toro bravo. Noble, s¨ª, pero tambi¨¦n exigente.
Esta vez la suerte fue justa y a Rub¨¦n Pinar tambi¨¦n le toc¨® un toro de exquisita calidad, que ya de salida, en el capote, demostr¨® sus muchas cualidades. Fue el tercero, muy bajo y sin remate por detr¨¢s, pero con dos pitones de quitar el hipo. Como casi todos sus hermanos cumpli¨® en varas y luego embisti¨® con gran temple y muy humillado. El ¨²nico defecto: le falt¨® poder.
Pinar, que comenz¨® la faena por el pit¨®n izquierdo, tard¨® en acoplarse y firm¨® un trasteo irregular en el que lo mejor lleg¨® en dos tandas con la mano derecha. Casi siempre colocado muy al hilo, le cort¨® una orejita a un toro de dos.
Mucho m¨¢s m¨¦rito tuvieron sus otras dos labores. Sobre todo, la ejecutada frente al primero, quiz¨¢s el m¨¢s complicado y listo del encierro. Un toro blando y gazap¨®n que iba andando, pero que med¨ªa, repon¨ªa y buscaba. El torero de Tobarra (Albacete), curtido ante este tipo de corridas, lo ense?¨® por los dos pitones y lo machete¨® en una lecci¨®n de profesionalidad.
Tampoco fue f¨¢cil el quinto, que fue acortando su escaso recorrido hasta terminar reponiendo con sa?a en otra faena de inteligencia y pundonor.
Al final, como ya sucediera el a?o pasado en otra recordada y emotiva tarde, Pinar y Serrano se marcharon a hombros tras sus meritorias actuaciones. Porque, mejor o peor, dieron la cara ante una aut¨¦ntica corrida de toros; un encierro que nos redimi¨® de toda la podredumbre anterior. Una vez m¨¢s, Victorino fue nuestro redentor.
Mart¨ªn / Pinar, Serrano
Toros de Victorino Martín, desiguales, pero bien presentados, serios y en tipo, cumplidores en los caballos, y encastados. De notable juego los lidiados en tercer y cuarto lugar (este premiado con la vuelta al ruedo), nobles, humilladores y con calidad; el resto, difíciles.
Rubén Pinar: dos pinchazos y estocada caída (saludos); pinchazo y estocada algo delantera y desprendida (oreja); estocada caída (oreja).
Sergio Serrano: cinco pinchazos y un descabello (saludos); estocada trasera y caída (dos orejas); media estocada trasera y tendida (saludos).
Plaza de toros de Albacete. 17 de septiembre. Décima y última de abono de la Feria de la Virgen de los Llanos. Algo menos de tres cuartos de entrada.
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