El plato de cer¨¢mica que guardaba un mensaje del califa
Los expertos desentra?an el significado de un ataifor del siglo X hallado en un solar de Guadalajara en el que se representa un rostro que podr¨ªa ser el de Abderram¨¢n III o el de su hijo al-Hakam II
Los dos ¨²ltimos y valiosos fragmentos cer¨¢micos llegaron especialmente protegidos a la Escuela Superior de Conservaci¨®n y Restauraci¨®n de Bienes Culturales de Madrid el 4 de noviembre de 2020. Los expertos deb¨ªan restaurarlos y adherirlos a los otros 21 que a?os antes hab¨ªan recompuesto. De esta manera, volv¨ªa a la vida el llamado ataifor de Guadalajara, un plato ¡°¨²nico¡±, aseguran, cuyos primeros pedazos hab¨ªan sido encontrados milagrosamente en 2012 en un solar del n¨²mero 5 de la calle de Cervantes de Guadalajara, y que ahora pueden ser admirados en el museo provincial de la ciudad. Pero la fuente guardaba varios secretos. Esta cer¨¢mica reconstruida permite ver la imagen de un hombre bajo palio y montado sobre un camello, rodeado de multitud de atributos de soberan¨ªa y poder pol¨ªtico y religioso; es lo que los especialistas definen como ¡°uno de los m¨¢s claros ejemplos de propaganda desplegada a todos los niveles por el gobierno andalus¨ª para difundir su legitimidad y las virtudes del soberano¡±.
?Pero qui¨¦n era aquel jinete? Un reciente estudio incluido en la publicaci¨®n El ataifor de Guadalajara. El califa andalus¨ª y la propaganda de su legitimidad (Ediciones La Erg¨¢stula), de Miguel ?ngel Cuadrado, Consuelo Vara y Jos¨¦ Mart¨ªnez Pe?arroya, da una respuesta: sin duda se trataba de un califa de al-?ndalus que hab¨ªa ordenado plasmar en esta pieza cer¨¢mica de 36 cent¨ªmetros de di¨¢metro toda una historia pol¨ªtica y religiosa, la transformaci¨®n del emirato de C¨®rdoba (poder pol¨ªtico local) en califato (uni¨®n del gobierno pol¨ªtico y religioso del imperio musulm¨¢n, de Oriente a Occidente). Los especialistas, no obstante, dudan sobre si el plato representa a Abderram¨¢n III, el primer califa omeya andalus¨ª, o a su hijo al-Hakam II.
En 2010, en una parcela sin construir de 280 metros cuadrados en el centro de Guadalajara, los arque¨®logos encontraron un tesoro formado por los restos de un edificio del XVII, con un patio columnado y bodega. Conforme iban excavando, aparecieron fragmentos de recipientes del XVII y tambi¨¦n de cronolog¨ªa medieval. As¨ª, a unos cuatro metros por debajo del nivel de la calle, y dentro de un silo, se encontraron piezas cer¨¢micas (ollas, c¨¢ntaros, anafes, marmitas, tinajas, jarritas...) y numerosos ataifores, entre los que destacaba el del citado hombre sobre una montura.
Aunque la interpretaci¨®n m¨¢s extremista del Cor¨¢n no permite las representaciones de personas y animales, durante el gobierno omeya de al-?ndalus esta norma no se respet¨®, ¡°existiendo una representaci¨®n propia, y dirigida desde el poder, de figuras humanas dentro del ¨¢mbito andalus¨ª¡±, englobadas en lo que se denomina estilo de Medina Azahara. De hecho, se conocen varios dibujos de esta ¨¦poca, entre los que destacan la Botella de los M¨²sicos, la de El Fontanar, el Halconero de Elvira, el Bebedor de Benet¨²sser o las figuras de Palmela y C¨®rdoba. Todas con rostros humanos.
Todos estos personajes comparten caracter¨ªsticas comunes. Adem¨¢s de su realizaci¨®n con colores verde y negro sobre blanco, est¨¢n de perfil, llevan el pelo corto y abultado y muestran un gran ojo almendrado bajo cejas marcadas. Sin embargo, en el caso del ataifor de Guadalajara, se representa al personaje portando un p¨¢jaro verde en la mano derecha y una vasija en la izquierda. Su figura, flanqueada por dos recipientes, va sentada sobre un camello bajo cuyas patas se distingue una planta. La obra es el trabajo, afirma la publicaci¨®n, ¡°de un dibujante experimentado¡±. El personaje cubre su cuerpo con una t¨²nica verde de mangas amplias ribeteadas de blanco y su cintura queda ce?ida por un faj¨ªn.
El palio, recuerda el informe, solo puede representar el poder del soberano, ya que en p¨²blico siempre se mostraba bajo un espacio arquitect¨®nico, por lo general un arco de medio punto, por lo que al salir al exterior lo hac¨ªa bajo un baldaquino.
El peinado del personaje incluye un mech¨®n que le cae por la frente y una larga coleta o trenza que discurre por su espalda. La tradici¨®n se?alaba que una profec¨ªa anunci¨® que un ¡°quraysi [de la tribu que controlaba La Meca] con dos trenzas conquistar¨¢ al-?ndalus¡±, en referencia al emir Abderram¨¢n I, primero de los omeyas, ¡°por lo que las representaciones con pelo largo trenzado se convirtieron en un s¨ªmbolo de esta dinast¨ªa, y a la postre en una referencia visual del derecho din¨¢stico y la legitimidad¡±.
La vasija que agarra el hombre con su mano izquierda representa al ¡°se?or de la vida¡±, al soberano que tiene en sus manos el l¨ªquido vital y que es una se?al inequ¨ªvoca de poder sobre los est¨¢n debajo, ¡°as¨ª como el poder para vaciar de vida un cuerpo, de la misma manera que se vac¨ªa un recipiente¡±. En los textos musulmanes se refieren a este tipo de copa como de la Inmortalidad, de los Mundos o de la Salvaci¨®n. Lo mismo ocurre con la joya en forma de media luna, pinjante, que cuelga de los arreos de la montura, s¨ªmbolo de la jefatura sobre los ej¨¦rcitos y, a la vez, un potente talism¨¢n protector. Su presencia en el plato es un atributo de poder y un elemento coercitivo.
En la tradici¨®n isl¨¢mica, las aves est¨¢n asociadas al alma, ya que los esp¨ªritus de los m¨¢rtires ascienden al cielo en el interior de p¨¢jaros verdes, como el del ataifor; los creyentes en aves blancas y los infieles en negras. El ?rbol de la Vida, la planta que aparece bajo las patas de la montura es un signo evocador del para¨ªso, ¡°por lo que este elemento deja bien patente el destino al que el califa conduce a los creyentes¡±.
¡°Todo esto responde al planteamiento global del r¨¦gimen instaurado por Abderram¨¢n III. Las reivindicaciones pol¨ªtico-religiosas [reflejadas en el ataifor] van dirigidas a los otros dos califatos [en Asia] y est¨¢n en la base de la representaci¨®n. Son elementos que justifican la propia existencia del califato andalus¨ª. El ataifor de Guadalajara es un veh¨ªculo de transmisi¨®n de la legitimidad del nuevo r¨¦gimen y de exaltaci¨®n de su titular¡±, el califa de al-?ndalus.
Los estudios geoqu¨ªmicos y macrosc¨®picos han confirmado que el plato fue fabricado en la zona de Valencia y, posiblemente, perteneci¨® a alguna persona con un alto cargo en la administraci¨®n califal que se desplaz¨® a la ciudad castellanomanchega. Lo perdi¨® o lo abandon¨® en alg¨²n momento tras la ca¨ªda del califato (una guerra civil a principios del siglo XI lo desintegr¨® en taifas) y ahora solo se puede admirar y escuchar su historia tras una vitrina en el Museo de Guadalajara.
Babelia
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