Murcia recupera la pintura de Ram¨®n Gaya que acompa?¨® al ¡®Guernica¡¯ en 1937 y que ¨¦l quiso destruir
El museo dedicado al artista albergar¨¢ en una muestra el lienzo que ¨¦l mismo recort¨® con una tijera y que lleva 85 a?os sin exhibirse


El pintor Ram¨®n Gaya pint¨® en 1937 tres cuadros para el Pabell¨®n de la Rep¨²blica en la Exposici¨®n Universal de Par¨ªs. Junto al ya ic¨®nico Guernica de Pablo Picasso se expusieron Bombardeo de Almer¨ªa, un retrato sin t¨ªtulo de su ¨ªntimo amigo el poeta Juan Gil-Albert y Ni?os de M¨¢laga, del que solo se conserva un fragmento, ya que el pintor lo destruy¨® parcialmente. El museo dedicado al artista en la ciudad de Murcia ha sacado ahora a la luz este ¨²ltimo por primera vez en 85 a?os, y ha recuperado un cat¨¢logo hist¨®rico con datos y una fotograf¨ªa del lienzo completo.
A los tres cuadros se les perdi¨® la pista durante a?os, pero el primer director del Museo Ram¨®n Gaya, el galerista Manuel Fern¨¢ndez-Delgado, gran amigo personal del pintor, los localiz¨® entre los fondos no expuestos del Museu Nacional D¡¯Art de Catalunya (MNAC) e hizo las gestiones para recuperarlos. El d¨ªa que llegaron al museo murciano, Gaya y su mujer, Isabel Verdejo, viajaron desde Valencia, donde resid¨ªan, para verlos. Fern¨¢ndez-Delgado recuerda con nitidez c¨®mo fue el momento: ¡°Ram¨®n vio los cuadros, dos estaban perfectos, pero el tercero no le gust¨® nada. Estaba retocado, quiz¨¢s mal restaurado, hab¨ªa muchas pinceladas que se ve¨ªa que no eran suyas. Cogi¨® una tijera y empez¨® a cortarlo¡±, cuenta a EL PA?S. Verdejo narra por tel¨¦fono una versi¨®n casi id¨¦ntica de ese momento: ¡°Recuerdo el efecto que le hizo a Ram¨®n ver ese cuadro pintarrajeado. Le pareci¨® que era una mamarrachada, de ninguna manera quer¨ªa tenerlo en el museo¡±, asegura.
Fue Fern¨¢ndez-Delgado el que intervino para salvar, al menos en parte, la obra, de tonos marrones y ocres, que representaba a dos ni?os peque?os abrazados. ¡°Le dije que se fijara en la cabeza [de uno de los ni?os], que no estaba retocada, que era muy bella, que al menos se quedara con esa [parte]. Y ¨¦l separ¨® ese trozo y como su idea era tirar el cuadro, lo cogi¨® y me lo regal¨®. Yo lo enmarqu¨¦, lo colgu¨¦ en mi casa, y hasta hoy¡±, resume.
Fue la viuda del pintor la que cont¨® la existencia del cuadro al actual director del museo, Rafael Fuster, cuando supo que preparaba una exposici¨®n sobre la obra de Gaya durante la Guerra Civil, e inmediatamente se convirti¨® en la pieza central, ya que el fragmento salvado no hab¨ªa vuelto a ser expuesto desde su paso por el Pabell¨®n de Par¨ªs. No hab¨ªa ninguna informaci¨®n sobre el original, ni siquiera su t¨ªtulo, pero una vez m¨¢s, Verdejo ha sido clave para poder avanzar en su historia, ya que entre los centenares de libros, documentos y recuerdos que atesora del pintor, localiz¨® un cat¨¢logo del a?o 1986 editado por el Ayuntamiento de Barcelona y dedicado a la Expo de Par¨ªs en el que aparece una fotograf¨ªa del cuadro todav¨ªa sin romper, junto con sus medidas originales (100 por 73 cent¨ªmetros), su t¨¦cnica (¨®leo sobre tela) y su t¨ªtulo: Ni?os de M¨¢laga.
A pesar de que no son demasiados datos y de que la imagen, en blanco y negro y de peque?as dimensiones, no es de muy buena calidad, Fuster considera que el cat¨¢logo ha sido ¡°un hilo por el que empezar a tirar de la madeja¡± y un aliento para seguir adelante con la laboriosa tarea de catalogaci¨®n de la obra de Gaya que est¨¢ llevando a cabo el museo. ¡°El trabajo de buscar cuadros in¨¦ditos, no catalogados o que no han sido expuestos, como este, nos est¨¢ obligando a reescribir la historia, a cambiar la concepci¨®n y la idea que ten¨ªamos de algunas obras. Hacer un descubrimiento siempre abre la puerta a una nueva investigaci¨®n, a buscar diferentes perspectivas de lo que para Gaya fue la guerra¡±, sostiene.
El pintor siempre rehuy¨® hablar de esos a?os, de los que ¡°se alej¨® absolutamente, en el arte y en la vida¡±, asegura el escritor Andr¨¦s Trapiello, quien lo conoci¨® profundamente y entabl¨® una gran amistad con ¨¦l. ¡°Ram¨®n muy raramente hablaba de la Guerra Civil, no quer¨ªa saber nada de ese asunto. Fue para ¨¦l un par¨¦ntesis traum¨¢tico, una cosa dolorosa, personal (¡). No se sent¨ªa muy orgulloso de lo que hab¨ªa pintado en esos a?os, era un hombre muy exigente y no le convenc¨ªan muchas de sus obras de esa ¨¦poca, as¨ª que no les daba m¨¢s importancia. Le quedaba todav¨ªa por hacer lo mejor de su obra¡±, cuenta por tel¨¦fono.
No se sorprende de que cortara este cuadro. Tampoco Verdejo ni Fern¨¢ndez-Delgado, que lo vieron deshacerse de obras que no le gustaban en diversas ocasiones. El exdirector del museo lo ilustra con una an¨¦cdota: ¡°Me regalaba muchas cosas que pintaba, era una persona generos¨ªsima. Una noche que vino a cenar a mi casa me pidi¨® que le ense?ara todo lo que ten¨ªa suyo y all¨ª mismo rompi¨® seis dibujos y me dijo: ¡®No te preocupes, que ya te har¨¦ otros¡±. Se los hizo, como a tantos amigos.
Fuster calcula que puede haber entre 4.000 y 6.000 obras pict¨®ricas suyas, de las que el museo tiene en torno a 500, y otras tantas est¨¢n en manos de Verdejo, que hace cesiones y donaciones constantes a ese centro art¨ªstico. El resto est¨¢n repartidas por otros museos, como el Reina Sof¨ªa o el IVAM de Valencia, y en colecciones particulares (muchas en M¨¦xico, donde pas¨® el exilio), por lo que la labor de catalogaci¨®n del museo es inmensa. Lejos de agobiarse pensando en ello, Fuster se muestra entusiasta, convencido de que ¡°queda mucho Gaya por descubrir¡±.
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