Ernaux, la escritora valiente
La ganadora del Premio Nobel tiene dos cualidades imprescindibles: pasi¨®n e inteligencia
Ha ganado el Nobel una mujer, una mujer que no escribe novelas (y que, seg¨²n mi opini¨®n, con sus libros certifica en cierto modo, una vez m¨¢s, pero esta vez quiz¨¢ de verdad, el final de la novela como instrumento principal para llegar a la verdad), una mujer que combina las dos cualidades imprescindibles que se dan en los grandes escritores: pasi¨®n e inteligencia.
No s¨¦ c¨®mo llegu¨¦ a Ernaux, solo s¨¦ que un d¨ªa, de pronto, estaba leyendo un libro, Pura pasi¨®n, en el que se relataba por primera vez de forma totalmente revolucionaria la historia de una pasi¨®n sexual. No era ordinario ni soez, no se regocijaba en los detalles escabrosos, no se justificaba, no hablaba de amor, era de una dureza, de una honestidad y de una parquedad que yo no hab¨ªa encontrado antes en ning¨²n otro libro. Debe ser muy dif¨ªcil ser tan inteligente como Ernaux y no convertirse en una exhibicionista, deber ser muy dif¨ªcil ser tan l¨²cida y abstenerse de dar ning¨²n tipo de lecci¨®n, debe ser muy dif¨ªcil tener el milagroso don que tiene Ernaux para juntar frases y palabras y no extenderse, ser siempre breve y precisa, exacta, bell¨ªsima.
Tambi¨¦n hab¨ªa otra cosa: Ernaux hablaba de sexo, de su sexo, de sus relaciones sexuales. A Ernaux (una de las mentes privilegiadas del siglo) no le daba verg¨¹enza mostrar su pasi¨®n por la pasi¨®n, no lo mezclaba con pol¨ªtica (aunque es una autora a la que la pol¨ªtica le interesa much¨ªsimo), ni con moralidad, ni con feminismo, no intentaba blanquearlo. Ernaux follaba. La mujer m¨¢s inteligente del siglo follaba. Nadie ha escrito de sexo, de deseo y de pasi¨®n mejor que Ernaux, tal vez Philip Roth est¨¦ a su altura. Hay que ser muy valiente para no esconderse tras la propia inteligencia, tras el propio talento, en Ernaux la desnudez es total y, sin embargo, no hay el menor exhibicionismo, ni la menor autocomplacencia. Ernaux tiene siempre un cuchillo en las manos. Y se lo clava. La gran literatura no es otra cosa.
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