Brillante debut de ?lvaro Burdiel con salida a hombros

Los seis novillos del env¨ªo de Enrique Mart¨ªn y Joselito, con lo dos hierros de la casa, fueron colorados, con un casta?o, segundo, y un jabonero sucio que se jug¨® en cuarto. Lustre en los seis. Y con una proa muy seria. Fueron obedientes, nobles y dejaron estar como y cuanto quisieron, o pudieron, sus matadores. Menos castigados en varas, su juego posiblemente hubiera sido incluso m¨¢s brillante. Notable de nota cinco de ellos, porque como pasa en algunas familias el sexto fue la oveja negra.

El novillo que abri¨® plaza fue santo var¨®n. Bien armado, con su cuajo de plaza de primera, aunque renqueante de cuartos traseros. Sin nada que apuntar en varas, para la muleta fue obediente, noble y dej¨® estar a un Miguelito pulcro y aseado en general. Dentro de esa suficiencia, una serie con la izquierda, de muletazo largo y templado, destac¨®. Era el pit¨®n de oro del novillo, aunque en la serie siguiente Miguelito combin¨® naturales con mando con otros menos ajustados. La estocada, de efectos fulminantes, vali¨® la oreja.

El jabonero que salt¨® cuarto tambi¨¦n fue novillo obediente. De salida se fue por la tangente cuando Miguelito intent¨® recibirlo a porta gayola. Luego, en el tercio, en otro intento de larga cambiada de rodillas, el bonito jabonero salt¨® por encima del torero. Con las fuerzas justas y de notable nobleza, no termin¨® de entenderse con Miguelito. Faena de altibajos y de menor confianza. En este caso, m¨¢s galer¨ªa que verdad.

De torero hecho, de los que llenan ruedo, Diego Garc¨ªa present¨® sus credenciales en Valencia con una larga cambiada en el tercio al primero de su lote. Buen capotero una vez en pie, con la solvencia de los toreros que se sienten a gusto con la capa. Con un novillo algo tardo, muy castigado en la primera vara, que se vino a menos, Garc¨ªa midi¨® las distancias y los muletazos, buscados de uno en uno, le salieron largos. No pudo ser faena ligada porque el novillo, aunque muy noble, quedaba frenado tras cada muletazo. La porf¨ªa final, y un desplante con las dos rodillas en tierra, fueron preludio de una estocada sin puntilla.

Un pecado cometi¨® Garc¨ªa en el quinto, al dejar que le dieran de lo lindo en el primer encuentro con el caballo, antes de que Juan Jos¨¦ Rueda le pusiera un par de banderillas en todo lo alto. Novillo tambi¨¦n noble, pero que cogi¨® la muleta a media altura, que acab¨® con medio viaje y con alg¨²n conato defensivo. Diego Garc¨ªa lo llev¨® bien toreado en principio, hasta que el novillo perdi¨® gasolina. Los finales fueron de provocar muy cruzado, pero sin poder completar el muletazo.

Rico en variedad, tanto con capote como con muleta, ?lvaro Burdiel lig¨® al segundo de principio a fin. Con otro novillo de embestida franca, la faena fue un descorche de muletazos vers¨¢tiles. De inicio, con ambas rodillas en la arena, ayudados por alto llevando muy toreado al novillo. Dos series de naturales fueron caros. Y entre serie y serie, por la derecha o la izquierda, una muestra del toreo a dos manos. Todo manejado con empaque. El novillo, obediente, aunque con el resuello muy justo, le permiti¨® a Burdiel campar a gusto y recrearse. Los ayudados finales, rodilla en tierra, fueron otra muestra de torer¨ªa. Y una estocada contundente, ejecutada con verdad, puso brillante colof¨®n. Pidieron orejas por partida doble, se concedi¨® una que tuvo peso de verdad.

Mucho m¨¦rito con el sexto. Novillo de largas hechuras, pero que plante¨® dificultades. Burdiel, tras el brindis a su apoderado Ortega Cano, se plant¨® de rodillas tan ajustado que en uno de ellos result¨® cogido y buscado con sa?a en la arena. Repuesto, como si nada hubiera pasado, se plant¨® con las zapatillas asentadas. El novillo, muy vencido por el pit¨®n derecho, no se lo puso f¨¢cil. Pero Burdiel, a base de consentir, con porf¨ªa de cerca, valiente, plant¨® cara. Trag¨® lo que deb¨ªa de tragar y la estocada final fue otro modelo a copiar. Oreja tambi¨¦n muy de ley.