As¨ª se viv¨ªa y se mor¨ªa en un pueblo visigodo: lo que esconde un cementerio del siglo VI
Los arque¨®logos reconstruyen la vida de un asentamiento de 67 personas de hace 1.500 a?os al excavar una necr¨®polis intacta en Guadalajara
Hab¨ªan acordado estudiar la ciudad fortificada celt¨ªbero-romana de Los Rodiles (Cubillejo de la Sierra, Guadalajara), pero la casualidad los llev¨® a toparse con una necr¨®polis visigoda a menos de 500 metros, un espacio funerario poco com¨²n en la Meseta oriental espa?ola. Por eso, cambiaron de objetivo antes de que las labores agr¨ªcolas o las condiciones ambientales da?asen el intacto yacimiento, ya que solo entre 25 y 60 cent¨ªmetros separaban las lajas de las tumbas de la superficie. Ahora, el libro La necr¨®polis visigoda de Cubillejo de la Sierra y su contexto hist¨®rico, editado por la Diputaci¨®n de Guadalajara, desvela con claridad qu¨¦ se ha encontrado y qu¨¦ conclusiones pueden extraer los arque¨®logos cuando investigan con t¨¦cnicas del siglo XXI un cementerio visigodo sin profanar: joyas de ¨¢mbar procedentes del B¨¢ltico, f¨ªbulas, hebillas, apliques y hasta collares completos. Pero lo m¨¢s importante, los especialistas han sido capaces de reconstruir con gran precisi¨®n c¨®mo viv¨ªa una peque?a comunidad goda en las proximidades de la actual Molina de Arag¨®n hace 1.500 a?os.
Los coordinadores del estudio ¨DMar¨ªa Luisa Cerde?o, Marta Chord¨¢, Emilio Gamo y ?lvaro S¨¢nchez- Climent¨D recuerdan que el lugar elegido para abrir la necr¨®polis estaba sobre un poblado del periodo celtib¨¦rico antiguo y cercano a un oppidum (asentamiento fortificado) de la Segunda Edad del Hierro (unos 500 a?os a. C.) y una villa de ¨¦poca romana imperial. Por lo tanto, un lugar que diversas culturas y civilizaciones hab¨ªan elegido para asentarse.
La necr¨®polis hallada, de unos 800 metros cuadrados, consta de 250 tumbas, aunque solo se han excavado 22. En su interior se han desenterrado a 27 individuos que llevaban sus ropas habituales. Se trataba, mayoritariamente, de inhumaciones individuales, depositadas dentro de ata¨²des de madera de pino claveteados y acompa?adas de objetos de ajuar.
Todos los cuerpos fueron colocados en posici¨®n de dec¨²bito supino, con los brazos sobre el abdomen o a lo largo del cuerpo, y orientados en direcci¨®n este-oeste, con la cabeza hacia poniente, siguiendo las creencias religiosas de entonces, ¡°de manera que los ojos miraban el sol naciente y vieran la luz solar que representaba la resurrecci¨®n de Cristo¡±.
Las pr¨¢cticas funerarias documentadas se ajustan a la normativa del momento, reflejada en el c¨®dice manuscrito Liber Ordinum, del siglo X, donde se estipulaban las actuaciones tras el ¨®bito: primero, lavar el cuerpo, despu¨¦s vestirlo y, a continuaci¨®n, adornarlo con complementos, como refrendan los objetos de indumentaria hallados. Luego, el f¨¦retro se trasladaba a la iglesia, donde se realizaba la ceremonia f¨²nebre y, finalmente, se enterraba en un ata¨²d. No obstante, en una de las tumbas se encontr¨® sobre las cuencas oculares de uno de los muertos una moneda bajoimperial (siglos I y II) con la que quiz¨¢s se pagaba a Caronte el viaje a ultratumba. Caronte era el barquero que en la mitolog¨ªa griega guiaba a las almas errantes en el inframundo, lo que demuestra que las pr¨¢cticas cristianas conviv¨ªan con otras paganas en el mundo godo.
Debajo de las sepulturas, los expertos localizaron restos del poblado celt¨ªbero que antecedi¨® a los visigodos; de hecho, dentro de las cistas funerarias (enterramientos cubiertos por una losa) se hallaron abundantes fragmentos de cer¨¢mica a mano de la Primera Edad del Hierro, adobes y restos de un suelo. Al cavar las fosas, los visigodos rompieron el nivel prerromano y, al volver a rellenarlas, los diferentes elementos, ya muy fragmentados, volvieron a caer revueltos dentro de ellas. Entre los enterramientos se han encontrado los empedrados que exist¨ªan para que las personas deambulasen. Los especialistas sospechan que la necr¨®polis contaba con un edificio asociado a ella, aunque de momento no se han encontrado sus restos.
Las estructuras y los ajuares exhumados dibujan un enclave rural de entre los siglos VI-VII, ¡°momento en que hubo una significativa unificaci¨®n de elementos materiales en todas las necr¨®polis europeas¡±. ¡°El origen de estos objetos (armas, broches, f¨ªbulas, estructuras de piedra¡) podr¨ªa ser germ¨¢nico, romano o incluso bizantino, siendo dif¨ªcil determinar los contactos e interrelaciones entre los diferentes grupos europeos, al igual que es muy dif¨ªcil adscribir estos singulares objetos a una determinada etnia, pueblo o religi¨®n¡±, se lee en la publicaci¨®n.
Dentro de las sepulturas, los arque¨®logos encontraron todo tipo de objetos de la vida cotidiana. El listado hace referencia, entre otros, a broches de cintur¨®n de bronce, ocho hebillas de hierro y bronce, dos anillos de bronce con chat¨®n cuadrado de decoraci¨®n geom¨¦trica, un arete que se cierra con un remate poli¨¦drico, l¨¢minas de bronce, pendientes y diversas varillas de las que se conoce su funci¨®n. Adem¨¢s, en cinco tumbas se desenterraron armas, entre ellas, una vaina de bronce y lo que parece ser un sax o scramasax, la espada visigoda.
Uno de los objetos m¨¢s llamativos es un collar de 200 cuentas, algunas decoradas. Sus piezas ten¨ªan los m¨¢s distintos or¨ªgenes, como 30 aritos de ¨¢mbar del mar B¨¢ltico, otros de bronce e, incluso, cuentas cil¨ªndricas de pasta azul, verde, rosada, amarillas e irisiadas. ¡°Las cuentas de ¨¢mbar b¨¢ltico se han encontrado en yacimientos de toda Europa desde la Prehistoria y se han seguido recuperando en muchas necr¨®polis de ¨¦poca visigoda, con frecuencia junto a cuentas de otros tipos de pasta¡±. Estos elementos, dice el informe, permiten tener ¡°una perspectiva privilegiada para un acercamiento directo a la comunidad enterrada en las necr¨®polis y su red de relaciones sociales, materiales y simb¨®licas¡±.
Las patolog¨ªas que muestran los cuerpos se?alan el tipo de vida que los fallecidos llevaron, protagonizadas por falta de higiene y alimentaci¨®n deficiente, como demuestran los desgastes dentales, la periodontitis, las caries o el sarro dental. ¡°Las fuertes inserciones de ligamentos costoclaviculares de los brazos derechos de dos individuos indican, asimismo, el uso prolongado de ¨²tiles o herramientas con dicha extremidad, t¨ªpico del trabajo campesino¡±. Los expertos calculan que el n¨²mero de habitantes del poblado de donde proced¨ªan los cuerpos del cementerio era de 67 personas, ya que la necr¨®polis se mantuvo abierta un siglo y se han detectado 250 tumbas.
Los historiadores no se han puesto de acuerdo sobre el n¨²mero de godos que penetraron en la Pen¨ªnsula desde el norte de Europa, pero lo m¨¢s aceptado es que su cifra variase entre las 100.000 y las 200.000 personas. Lo que s¨ª se sabe ahora es que 67 de ellos vivieron en un determinado momento en el actual t¨¦rmino municipal de Cubillejo de la Sierra y que los arque¨®logos han corroborado c¨®mo viv¨ªan y mor¨ªan.
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