Otelo tiene cuerpo de mujer y Juana de Arco es no binaria: la transgresi¨®n de g¨¦nero estalla en los teatros
El debate sobre la identidad se multiplica en los escenarios internacionales con espect¨¢culos que rompen los moldes de la masculinidad o cambian el sexo de los personajes
La semana que viene aterriza en Espa?a el ¨²ltimo fen¨®meno de la vibrante escena teatral argentina: se llama Petr¨®leo y est¨¢ protagonizado por cuatro personajes masculinos interpretados por cuatro actrices. El hist¨®rico Globe de Londres (reconstrucci¨®n del escenario donde Shakespeare represent¨® sus textos m¨¢s c¨¦lebres) ha suscitado una buena pol¨¦mica este oto?o en Reino Unido con el estreno de la obra I, Joan, que presenta una Juana de Arco de g¨¦nero no binario. En el Teatro Espa?ol de Madrid se representa actualmente Queen Lear, que imagina lo que habr¨ªa podido pasar si el rey Lear de Shakespeare hubiera sido reina. Y en noviembre, el afamado director lituano Oskaras Kor?unovas presentar¨¢ en el festival Temporada Alta de Girona un Otelo encarnado por una mujer.
Basten estos cuatro ejemplos para dar cuenta de la vehemencia con que las artes esc¨¦nicas est¨¢n absorbiendo uno de los temas candentes del debate social contempor¨¢neo. Tanto el travestismo como el juego con la identidad han sido una constante en el teatro, pero no de manera tan intensa ni con las intenciones actuales. ?Y qu¨¦ mejor lugar para explorar la controvertida cuesti¨®n del g¨¦nero que la disciplina de la que han brotado (ya desde la Grecia cl¨¢sica) los principales arquetipos sobre los que se sostiene la civilizaci¨®n occidental? Otelo, m¨¢xima encarnaci¨®n de los celos y el machismo. El rey Lear, la ambici¨®n del poder y su decadencia. Juana de Arco, la mujer que se atreve a romper las reglas de los hombres. Cambiarle el g¨¦nero o el sexo a estos personajes no debe entenderse como un intento de enmendarle la plana a Shakespeare, sino que precisamente al tratarse de estereotipos es f¨¢cil verles las costuras en cuanto se les da una vuelta. En realidad, toda la historia del teatro se basa en ese ejercicio: la digesti¨®n y posterior reinterpretaci¨®n de las grandes obras del pasado.
En Petr¨®leo, la compa?¨ªa argentina Piel de Lava hace ese ejercicio con personajes del presente. Cuatro trabajadores de un yacimiento petrolero en la Patagonia charlan durante un descanso en el tr¨¢iler donde conviven. Se pueden adivinar sus distintas personalidades por la manera de hablar de cada uno, la forma de moverse, sus posturas¡ aunque todos comparten la bravuconer¨ªa propia de ¡°cuatro hombres hablando de sus cosas¡± en un entorno en el que cualquier signo de vulnerabilidad puede ser objeto de mofa. Desde el principio la obra llama la atenci¨®n en ese aspecto y pronto el espectador se da cuenta por qu¨¦: porque quienes interpretan a esos machotes son actrices. No son parodias, sino personajes cristalinos a los que se les ven las contradicciones precisamente porque est¨¢n modelados por mujeres que han tenido que aprender a sentarse, comer o re¨ªrse como lo har¨ªa un hombre.
Valeria Correa, Elisa Carricajo, Pilar Gamboa y Laura Paredes son las cuatro integrantes de Piel de Lava y Petr¨®leo es fruto de un proceso de creaci¨®n colectiva que se desarroll¨® hace cinco a?os en plena explosi¨®n del feminismo en Argentina. ¡°No es que la obra naciera directamente por eso, pero reconocemos que es un v¨®mito de la ¨¦poca. El contexto fue el que hizo aparecer el tema de la masculinidad en nuestro imaginario¡±, admite Elisa Carricajo en una conversaci¨®n con EL PA?S por videoconferencia, acompa?ada de Gamboa y Paredes. ¡°No nos lo planteamos como una burla, sino como una exploraci¨®n de la masculinidad. Una deconstrucci¨®n de la gran performance que tienen que hacer los tipos todo el tiempo para sostener su hombr¨ªa. Al hacer nosotras esa performance ¡ªno disfraz¨¢ndonos, sino habitando de verdad esos personajes¡ª evidentemente queda m¨¢s expuesta porque la hemos tenido que componer desde la base¡±, explica Pilar Gamboa.
Ah¨ª radica el gran ¨¦xito que ha tenido el espect¨¢culo desde su estreno en Buenos Aires en 2018. ?No han ofendido a nadie desde entonces? ¡°En absoluto. El p¨²blico lo pasa rebi¨¦n y los hombres se r¨ªen mucho. Porque en realidad lo que hacemos durante la funci¨®n es liberar poco a poco a nuestros personajes del yugo de la hombr¨ªa. Un incidente laboral les obliga a romper ese molde para sobrevivir y eso es absolutamente liberador para ellos¡±, apunta Laura Paredes. El lugar en el que se desarrolla la obra no es casual: en un ¨¢mbito como una empresa petrolera, intr¨ªnsecamente vinculado al capitalismo, romper las reglas de la masculinidad implica poner en cuesti¨®n tambi¨¦n el propio sistema.
La primera parada de Petr¨®leo en Espa?a ser¨¢ el s¨¢bado 22 de octubre en el Festival Iberoamericano de Teatro de C¨¢diz. Despu¨¦s actuar¨¢n en Badajoz (25 de octubre), Sevilla (27 de octubre), Festival Temporada Alta de Girona (4 de noviembre) y Festival de Oto?o de Madrid (11 y 12 de noviembre). En esta ¨²ltima ciudad no coincidir¨¢n por poco con la obra Queen Lear, escrita por Juan Carlos Rubio en colaboraci¨®n con Natalia Men¨¦ndez, que termina sus representaciones en el Espa?ol el 6 de noviembre. La transgresi¨®n de g¨¦nero en este caso es distinta, pero el di¨¢logo que intenta establecer con la sociedad es similar. Y las preguntas, tambi¨¦n. ¡°?Qu¨¦ diferencia a un rey de una reina? ?Las mujeres ejercen el poder de manera distinta a los hombres?¡±, plantea Juan Carlos Rubio. El espect¨¢culo no ofrece respuestas absolutas, sino est¨ªmulos para invitar al p¨²blico a sacar sus conclusiones.
Tambi¨¦n Oskaras Kor?unovas deja muchas preguntas abiertas en su Otelo, que se ver¨¢ el 25 de noviembre en Girona. No le cambia el g¨¦nero al protagonista de Shakespeare, pues lo mantiene como hombre, pero lo desarma al meterlo en el cuerpo de una mujer. Es la misma f¨®rmula de Petr¨®leo, pero aplicada directamente sobre un estereotipo universal.
M¨¢s directa es I, Joan, obra escrita por Charlie Josephine con puesta en escena de la directora Ilinca Radulian, todav¨ªa en cartel en Londres y que desat¨® pol¨¦mica ya antes de su primera representaci¨®n el pasado 25 de agosto en el Globe. Muchas voces iracundas se manifestaron en redes en cuanto se anunci¨® su estreno por considerar que la gran m¨¢rtir francesa quedaba degradada como icono del feminismo al presentarla como persona no binaria. Hasta tal punto lleg¨® la bronca que el Globe sali¨® al paso con un comunicado: ¡°Los teatros no se ocupan de la ¡®realidad hist¨®rica¡¯. Los teatros producen obras de teatro, y en las obras de teatro todo puede ser posible. (¡) El propio Shakespeare jugaba constantemente con la identidad, el poder, con la idea de placer. (¡) No tem¨ªa la incomodidad, y tampoco el Globe. (¡) Esta producci¨®n simplemente ofrece la posibilidad de otro punto de vista. Ese es el papel del teatro: simplemente hacer la pregunta: ?imagina si¡?¡±.
Lo curioso es que una vez estrenada la obra, las cr¨ªticas se apagaron bastante porque el espect¨¢culo en realidad no pone en cuesti¨®n el g¨¦nero de Juana de Arco, sino simplemente traslada su heroica historia a la batalla contra la heteronormatividad contempor¨¢nea. La cr¨ªtica Anya Ryan sentenci¨® en The Guardian: ¡°Ignoren la tormenta de Twitter. Es un torbellino muy necesario¡±.
Babelia
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