Pilar del R¨ªo: ¡°Saramago volvi¨® a nacer en Lanzarote¡±
La periodista cuenta en ¡®La intuici¨®n de la isla¡¯ las an¨¦cdotas que comparti¨® con el Nobel portugu¨¦s mientas vivieron en la isla para celebrar el centenario de su nacimiento
Presidenta de la Fundaci¨®n Jos¨¦ Saramago, la periodista Pilar del R¨ªo (Sevilla, 72 a?os) maneja una agenda delirante, en una suerte de misi¨®n evangelizadora sobre la obra del Nobel portugu¨¦s, que a veces la obliga a desayunar en un pa¨ªs y cenar en otro en el mismo d¨ªa, pero en la que reserva siempre tres escalas determinantes que perfilan su vida: Sevilla, Lisboa, Lanzarote. Es en la isla del archipi¨¦lago canario donde vivi¨® junto a Saramago desde que en 1992 el gobierno de Cavaco Silva vetara la candidatura de El evangelio seg¨²n Jesucristo para el Premio Europeo Literario. De la censura a la libertad medi¨® la revelaci¨®n insular, de fecunda felicidad, donde se concibieron obras imprescindibles de la literatura contempor¨¢nea como Ensayo sobre la ceguera, Intermitencias de la muerte, La caverna¡ Fue en Lanzarote donde recibe la noticia de la concesi¨®n del Premio Nobel, pero tambi¨¦n donde el escritor universal se encuentra con el hombre sencillo y el tiempo detenido escribe su epopeya cotidiana. Pilar del R¨ªo comparte el tesoro de sus rutinas isle?as con Saramago en La intuici¨®n de la isla (Itineraria editorial) cuando se celebra el centenario de su nacimiento.
Pregunta. En La balsa de piedra, Saramago dice que las vidas no empiezan cuando las personas nacen. ?Supuso Lanzarote un renacimiento?
Respuesta. Empieza a vivir otra vida. Y ¨¦l lo dice en una reflexi¨®n: ¡°?Ser¨¢ Lanzarote mi Azinhaga recuperada?¡±. De alguna forma, ¨¦l volvi¨® a nacer en Lanzarote y la reflexi¨®n es suya.
P. Encontr¨® su lugar en el mundo.
R. Encontr¨® el lugar desde donde o¨ªr el mundo, poder distinguir las voces sin el ruido social de las grandes capitales. All¨ª o¨ªa voces distintas, pero no hab¨ªa ruido.
P. Y para usted que vive en un permanente tr¨¢nsito, que ha hecho del viaje una opci¨®n de vida, ?cu¨¢l es su casa? Porque ese es un libro sobre la casa, el hogar.
R. Es Saramago. Fue mi compromiso y lo asum¨ª. Y ya est¨¢. Es lo que toca. Es lo que hay.
P. Dice que ha escrito un libro ¡°para amigos y amigas¡±, su otra gran patria, seg¨²n aseguran los que la conocen. Y no deja de parecer una paradoja lo que refleja en ¨¦l: c¨®mo convirtieron una isla, s¨ªmbolo de aislamiento, en un lugar de encuentro por el que pasaron Bertolucci, Susan Sontag, Ernesto S¨¢bato, Sebastiao Salgado, pero tambi¨¦n mucha gente an¨®nima que peregrina, a¨²n hoy, para conocer la casa en la que vivi¨® Saramago.
R. Parece que es una contradicci¨®n, pero no lo es. Saramago hab¨ªa escrito La balsa de piedra, donde propone que naveguemos hacia otros mundos. ?l construy¨® su particular balsa en Lanzarote para que vinieran gentes de Am¨¦rica, amigos de ?frica, de Europa, y nos encontr¨¢ramos en casa y all¨ª se pudiera hablar, se pudiera so?ar, se pudieran generar proyectos desde un lugar desde el que si te asomabas en una direcci¨®n ve¨ªas Am¨¦rica, desde otro ve¨ªas ?frica y en otro ve¨ªas Europa. Y nosotros nos d¨¢bamos cuenta de que el mundo era un gran archipi¨¦lago, que los continentes no son m¨¢s que islas, un poquito mayores y podemos navegar los unos hacia los otros.
P. En estas memorias tiene tanto protagonismo Saramago como el paisaje y esos amigos. Sin embargo, Pilar, la compa?era del escritor y parte fundamental de ese viaje, no est¨¢. Se ha colocado a la sombra, fuera de foco.
R. Porque me ha perdido el car¨¢cter. El periodista no es noticia. Yo quer¨ªa ser la periodista que est¨¢ all¨ª y lo cuenta. De alguna manera es evidente que si se dice que hicimos una cena con bacalhau, todo el mundo va a entender que el bacalao no lo hac¨ªa Saramago (risas).
P. ?Cu¨¢l fue, entonces, su papel?
R. Desde luego yo no soy la viuda de Jos¨¦ Saramago bajo ning¨²n concepto, igual que no fui la mujer de y no se atrevi¨® nadie nunca a decirlo estando ¨¦l vivo. Por respeto a Saramago y por respeto a m¨ª misma. Yo tengo entidad propia, ?que mi entidad es min¨²scula? Vale, pero tengo entidad propia. Me llamo Pilar del R¨ªo y quien quiera entrevistar a una viuda, yo doy el nombre de millones de viudas. Si me entrevistan es por m¨ª, valga lo que valga, pero no la viuda. Y cuando me llaman la viuda siento tanta pereza intelectual...
P. Mar¨ªa Teresa Le¨®n, compa?era de Rafael Alberti, se defin¨ªa como la cola del cometa.
R. En la vida real yo era la sombra de la sombra de Jos¨¦ Saramago. Pero era fant¨¢stico. Porque estaba siempre con ¨¦l: le acompa?¨¦ por todo el mundo. Era secretaria, acompa?ante, preparaba el equipaje, pero era invisible. Y eso no sabes c¨®mo me satisface y qu¨¦ placer me da. No hab¨ªa presencia de Pilar. Jos¨¦ Saramago era el cometa, pero ese cometa no ten¨ªa cola.
P. Saramago, efectivamente, es un t¨®tem. Y, sin embargo, en este libro de homenaje por el centenario de su nacimiento, ha preferido bajarlo del pedestal, mostrarlo como un hombre sencillo que sabemos ahora c¨®mo se hac¨ªa las tostadas en el desayuno. ?Por qu¨¦ elige ese enfoque?
R. Bueno, el libro tiene su origen en la insistencia de los trabajadores de la casa, que me animan a que cuente las an¨¦cdotas de todo lo que pas¨® all¨ª en los a?os que vivi¨® Saramago. Pero no he pretendido tanto contar el pan con aceite o los tres perros que habitaban la casa como explicar por qu¨¦ Saramago escribi¨® los libros que escribi¨® en la ¨²ltima fase de su vida. ?Qu¨¦ estaba pasando en su vida para escribir Intermitencias de la muerte o qu¨¦ pasaba para concebir La caverna? Yo no soy cr¨ªtica literaria y por medio, me parec¨ªa divertido recordar algunos momentos y emociones. Me pareci¨® que eso tambi¨¦n se ten¨ªa que contar.
P. ?Qu¨¦ le gustar¨ªa que quedara de este centenario?
R. Que la gente le siga leyendo, que no se olviden de Jos¨¦. La literatura es un deber en una ¨¦poca que tanto nos aturde. Ante lo que est¨¢ pasando en el mundo, en estos momentos tan dif¨ªciles en que se oyen tambores de guerra, tenemos que hacer que se oigan palabras. Pero respondo en un doble sentido: quiero que quede Saramago. Pero respecto a m¨ª, no s¨¦ qu¨¦ va a pasar al d¨ªa siguiente: tengo que volver a nacer.
P. ?Sensaci¨®n de abismo?
R. No s¨¦ si ya he cumplido. No s¨¦. Y como estoy absolutamente d¨¦bil, pues...
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