Jerzy Skolimowski: ¡°He sobrevivido al nazismo y al comunismo, y nunca he sido tan pesimista como ahora¡±

A los siete a?os, el cineasta polaco Jerzy Skolimowski ya hab¨ªa visto la peor cara posible de la vida. A esa edad, que cumpli¨® dos d¨ªas antes de que se rindieran los nazis a las fuerzas aliadas, Skolimowski hab¨ªa sido rescatado de los escombros de una casa bombardeada a las afueras de Varsovia; su padre, arquitecto antes de convertirse en l¨ªder de la resistencia polaca, hab¨ªa sido ejecutado por los invasores alemanes, y su madre le obligaba a aceptar caramelos del ej¨¦rcito que hab¨ªa asesinado a su progenitor: en casa escond¨ªan a una familia jud¨ªa y ten¨ªan que mantener las apariencias. ¡°He sobrevivido al nazismo y al comunismo, y nunca he sido tan pesimista como ahora, jam¨¢s hab¨ªa llegado a pensar que no hay salida para el ser humano, y no solo en lo que se refiere al futuro de Europa¡±, asegura un mediod¨ªa nublado en Madrid, tras pasar el fin de semana en la Seminci de Valladolid y la ma?ana de este lunes en el Museo del Prado.

EO, la pel¨ªcula que ha presentado en el certamen pucelano tras ganar el premio del jurado en el festival de Cannes, y que se estrena en Espa?a el 16 de diciembre, sigue a un burro (de ah¨ª el t¨ªtulo, la onomatopeya del rebuzno del animal) desde que recibe maltratos en un circo en Polonia hasta su llegada a Italia a trav¨¦s de una Europa que no conoce fronteras, la animal, lo que no quiere decir que est¨¦ a salvo de los pol¨ªticos. ¡°Por eso he puesto esa secuencia de la inauguraci¨®n del centro social por parte de unos gobernantes que solo saben navegar a trav¨¦s de palabras vac¨ªas. Consid¨¦ralo una cr¨ªtica a la actualidad polaca, que se puede extrapolar a cualquier otra naci¨®n. Mi burro es una alegor¨ªa a la situaci¨®n presente de los inmigrantes, es una panor¨¢mica de los tiempos que vivimos¡±, concede en un ingl¨¦s meditado.

A Skolimowski le asusta ¡°la frialdad de los actuales dirigentes mundiales, no s¨¦ si por ceguera o porque su perspectiva es realmente estrecha y cortoplacista, no veo a nadie intentando de verdad salvar al planeta¡±. El veterano cineasta se detiene, apura el caf¨¦, y prosigue: ¡°No me refiero en exclusiva al calentamiento global, sino a la supervivencia del ser humano. Nos estamos quedando sin oportunidades de salida. No hay autoridades ni pol¨ªticas ni religiosas con influencia moral como para liderar la Humanidad. Por desgracia, creo que nos vamos al garete¡±.

Expulsado de Polonia por antiestalinista

Skolimowski sabe bien lo que significa vivir sometido por un r¨¦gimen dictatorial: fue expulsado de Polonia cuando acab¨® su quinto largometraje, ?Arriba las manos!, en 1967 por su mensaje antiestalinista (la pel¨ªcula no vio la luz hasta 1981). Justo meses antes hab¨ªa ganado el Oso de Oro de la Berlinale con La partida, una comedia rodada en B¨¦lgica, as¨ª que no era un desconocido para la industria y pudo seguir trabajando en el exilio. Primero en Londres, donde tuvo de vecino a Jimi Hendrix; despu¨¦s en EE UU, donde ha llegado hasta actuar en Los vengadores (2012). En su pa¨ªs natal no volvi¨® a trabajar hasta 2007. ¡°He vivido mucho, cierto. Pero incluso cuando sufrimos la Guerra Fr¨ªa hab¨ªa varios bandos y gente luchando por alcanzar compromisos pol¨ªticos y sociales; hoy cada uno va a lo suyo, con una estrechez de miras que me hacen ser absolutamente pesimista¡±.

De ah¨ª que la conversaci¨®n llegue a la invasi¨®n rusa de Ucrania: ¡°Un desastre. Es que aunque seas admirador de Putin, cosa que no soy, no le encuentras ning¨²n sentido l¨®gico. No tiene ni una posibilidad de ganar. ?Para qu¨¦ se ha metido? Si usa bombas nucleares, es el fin de todo. Y que no venga con que le ha sorprendido la resistencia ucrania. Durante la II Guerra Mundial, los soldados del ej¨¦rcito comunista que m¨¢s ferozmente se opusieron a los nazis fueron los ucranios. ?Ves c¨®mo todo empuja al pesimismo?¡±. Y a un ulterior planteamiento, subrayado en EO: la vida entre animales es mejor que entre seres humanos. ¡°No hay guerras entre ellos, m¨¢s all¨¢ de la lucha por la supervivencia y la alimentaci¨®n. He reducido mi consumo de carne dos tercios, asustado por los m¨¦todos y la crueldad de la industria c¨¢rnica. No quiero sonar a activista ecol¨®gico ni que la pel¨ªcula parezca una declaraci¨®n pol¨ªtica. Refleja, sencillamente, mis creencias¡±.

La narraci¨®n de EO alcanza maneras vanguardistas, como la de su precedente Once minutos (2015). ¡°Y que tienen continuaci¨®n con el inicio de mi carrera, el arte que de verdad me interesa¡±. Cuando ya hab¨ªa cumplido 25 a?os, Skolimowski, horrible estudiante en su adolescencia, entr¨® en la academia de cine de Lodz, su ciudad natal, una de las escuelas cinematogr¨¢ficas m¨¢s importantes del mundo comunista, impulsado por el m¨ªtico Andrzej Wajda, su padre art¨ªstico ¡ªque ya en Niewinni czarodzieje (1960) le contrat¨® como guionista y, por la contundencia de su f¨ªsico, como actor para encarnar a un boxeador¡ª. All¨ª se dedic¨® a estudiar poca teor¨ªa; a cambio aprovech¨® el celuloide disponible para rodar todo lo que pudo, y de paso se hizo amigo de otros futuros cineastas, como Andrzej Munk y Roman Polanski. Con Polanski redact¨® El cuchillo en el agua (1962) y con ¨¦l ha coescrito The Palace, la comedia negra dirigida por Polanski que se estrenar¨¢ a inicios de 2023. ?Ha cambiado su relaci¨®n a trav¨¦s de los a?os? Con una sonrisa educada y helada, Skolimowski detiene la pregunta: ¡°Hoy estamos hablando de EO¡±. S¨ª se aviene a considerar que escribe para otros ¡°solo cuando los temas o los cineastas est¨¢n cerca de mi coraz¨®n¡±. Es decir, Wajda y Polanski.

En los ¨²ltimos tiempos, el cineasta se ha centrado en la pintura. Con 84 a?os, no reh¨²ye los grandes formatos. Pide que le acerquen el ¨²ltimo cat¨¢logo de su obra titulado: En pintura, puedo hacer cualquier cosa. Abre las p¨¢ginas y aparecen paisajes y creaciones cercanas al estilo de T¨¤pies, de unos dos metros de alto y casi cuatro de largo. De repente, un ¨®leo en blanco y negro recuerda poderosamente a Fusilamiento de Torrijos y sus compa?eros en las playas de M¨¢laga (1888) de Antonio Gisbert P¨¦rez. Puede que de una de sus visitas precedentes al Prado, Skolimowski saliera inconscientemente influido. ¡°En los ¨²ltimos siete a?os, me ha ido bien con la pintura, he enlazado exposici¨®n tras exposici¨®n¡±, explica. Y vuelve a re¨ªr: ¡°No le enga?o, me va muy bien: vendo mucho y mis cuadros son caros¡±.