La gran retrospectiva de Vermeer en ?msterdam aviva la pol¨¦mica sobre la autor¨ªa de ¡®Muchacha con flauta¡¯
A menos de tres meses de la inaguraci¨®n de la muestra en el Rijksmuseum, este museo sostiene que la tabla es del pintor mientras que la National Gallery de Washington apunta a un miembro del taller del artista
El Rijksmuseum de ?msterdam abrir¨¢ el pr¨®ximo 10 de febrero la mayor retrospectiva de su historia dedicada a Johannes Vermeer (1632-1675), uno de los grandes pintores del Siglo de Oro holand¨¦s. Es uno de los acontecimientos art¨ªsticos de esta temporada en Europa, pero la gran muestra tambi¨¦n ha puesto en el foco la autor¨ªa de una de las 28 piezas que se exhibir¨¢n. Se trata de la tabla Muchacha con flauta, considerada aut¨¦ntica por el museo holand¨¦s, mientras que, por extra?o que parezca, la National Gallery of Art de Washington, due?a de la pieza, no lo cree as¨ª. El pasado octubre apunt¨® que era obra de un miembro del taller de Vermeer.
El recuento de las creaciones del artista holand¨¦s considera suyas 37 obras y el empe?o puesto por el Rijksmuseum en la retrospectiva es enorme. Prueba de ello es que hay varios pr¨¦stamos internacionales y que la instituci¨®n ha organizado una ambiciosa gira para anunciarla. Con escalas en Londres, Nueva York, Berl¨ªn, Par¨ªs y Mil¨¢n, este viernes la cita es en el Museo del Prado de Madrid. Antes del viaje, los expertos del centro holand¨¦s subrayaban a EL PA?S ¡°la excelente relaci¨®n¡± con sus hom¨®logos de Estados Unidos, a pesar de sus diferencias sobre la autor¨ªa de Muchacha con flauta. La pintura es un tronie, es decir, un estudio pensado para experimentar y para mostrar a los clientes la habilidad del pintor, y presenta a una joven que mira al espectador. Lleva el instrumento de viento en la mano, un sombrero de aire oriental, pendientes de perlas y una chaqueta azul con pu?os y pechera blancos. Es distinto a otros cuadros del artista porque la luz, que suele entrar por la izquierda, lo hace aqu¨ª por la derecha ¡ªtambi¨¦n lo hizo en la tabla Muchacha con sombrero rojo¡ª y el estilo del adorno de la cabeza resulta curioso. ¡°Sin embargo, nosotros pensamos que es un vermeer y no hay pruebas documentales de la existencia de pupilos o de un taller. Tampoco de que colaborase con otro artista. De modo que presentaremos nuestra opini¨®n, y la de nuestros colegas, en el cat¨¢logo de la exposici¨®n¡±, dice en conversaci¨®n telef¨®nica Gregor Weber, jefe del departamento de Bellas Artes del Rijksmuseum.
La National Gallery of Art estadounidense considera, por el contrario, que la calidad de Muchacha con flauta es inferior a la de Vermeer, y le falta pericia o experiencia en el uso de pigmentos y aplicaci¨®n de la luz. Sus portavoces indican, por correo electr¨®nico, que su comprensi¨®n de la obra del artista est¨¢ en periodo de evoluci¨®n y mantienen la tesis que anunciaron en octubre. ¡°La autor¨ªa de la obra ha cambiado, y hemos pasado de poner ¡®Atribuida a Johannes Vermeer¡¯ a decir ¡®Estudio de Johannes Vermeer¡¯. La decisi¨®n ha sido el resultado de a?os de examen, di¨¢logo y reflexi¨®n en el seno de un equipo formado por algunos de los expertos m¨¢s importantes en la materia¡±, dice el mensaje. Se a?ade que antes incluso de catalogar la obra ¡°como ¡®atribuida a Vermeer¡¯ apareci¨® como proveniente del ¡®c¨ªrculo de Vermeer¡±. ¡°De hecho, la pintura no se ha presentado como si fuese solo suya desde que fue adquirida por primera vez en 1942¡å, concluye la nota.
En estos meses previos a la muestra, el Rijksmuseum ha estudiado a fondo sus obras de Vermeer: La lechera, La callejuela, Mujer leyendo una carta y La carta de amor. Para se?alar y marcar los pigmentos, se han aplicado avanzadas t¨¦cnicas de estudio por im¨¢genes, que incluyen el escaneo de macrofluorescencia de rayos X (MA-XRF, en sus siglas en ingl¨¦s) y la espectroscopia de im¨¢genes de reflectancia (RIS). La investigaci¨®n abarc¨® las telas Vista de Delft y Diana y sus ninfas, de la galer¨ªa Mauritshuis, de La Haya. Tambi¨¦n han podido analizarse de igual forma dos cuadros de la colecci¨®n Frick y otro de la colecci¨®n Leiden, ambas de Nueva York. Trabajos previos sobre La joven de la perla ya se publicaron entre 2019 y 2020. Vermeer ten¨ªa una suerte de mecenas que compr¨® 21 de sus cuadros, y en el Rijksmuseum creen que tanto Muchacha con flauta como Muchacha con sombrero rojo y La joven de la perla misma figuraban en una subasta llevada a cabo en 1696. En el inventario hab¨ªa tres estudios de cabezas con ropajes antiguos, ¡°y uno era m¨¢s caro, porque deb¨ªa ser m¨¢s grande, como La joven de la perla¡±. ¡°Pensamos que los otros dos mencionados eran los tronies de Washington¡±, explica Weber.
Aunque la peripecia de Muchacha con flauta acapara la atenci¨®n, la profunda investigaci¨®n de sus cuadros marca todav¨ªa m¨¢s la diferencia entre el pintor de Delft ¡ªsu ciudad natal, de la que apenas sali¨®¡ª y sus contempor¨¢neos. ?l creaba una atm¨®sfera que atrae al espectador, algo que no consiguen otros de sus colegas igualmente dotados. ¡°Con los pigmentos, Vermeer era un artista del siglo XVII como los dem¨¢s. La diferencia radica en el uso, la manera de superponer capas de pintura y la combinaci¨®n de colores. El estudio de cada pintura aporta una nueva percepci¨®n sobre c¨®mo lograba el efecto pict¨®rico deseado¡±, explica Anna Krekeler, conservadora de pinturas del Rijksmuseum. No se han encontrado dibujos previos a la composici¨®n de los cuadros, ¡°y teniendo en cuenta que hac¨ªa muchos cambios a medida que avanzaba, podemos ver c¨®mo desarrollaba su composici¨®n directamente sobre el lienzo¡±, a?ade. Para Weber, el artista ¡°crea la ilusi¨®n de que est¨¢s dentro de ese mundo, como si abriera una ventana hacia s¨ª mismo¡±. Atribuye esa maestr¨ªa ¡°hasta imaginar una perla del tama?o de la lucida por su joven y an¨®nima modelo¡±. Y si Rembrandt le parece el pintor del alma, ¡°Vermeer lo es de la luz¡±.
El tono de la piel es otra de las se?as de identidad de Vermeer y ambos expertos coinciden en recalcar el manejo del pigmento verde tierra para las sombras de sus trabajos tard¨ªos. No era nuevo, porque los artistas italianos ya lo hac¨ªan en el siglo XIV, ¡°pero es el ¨²nico pintor holand¨¦s de su ¨¦poca que lo aplica¡±, apunta Krekeler. ¡°Es para imitar la carnaci¨®n [color de carne blanca]. Al aplicar el verde al rostro, tienes la sensaci¨®n de que la persona est¨¢ en la luz¡±, se?ala Gregor.
A pesar de la amplitud de los estudios actuales, se sabe poco de la vida privada del artista. Hay pruebas de que tuvo 15 hijos con su esposa, Catalina Bolnes, miembro de una familia cat¨®lica adinerada, y de que estuvo dos veces al frente del gremio de pintores de Delft. Era tambi¨¦n marchante de arte y alquilaba una taberna, pero de su intimidad queda solo un documento de su viuda. Ped¨ªa que le condonaran las deudas que dej¨® su marido, y dec¨ªa que la desolaci¨®n al no poder ganar dinero para su familia en tiempos dif¨ªciles contribuy¨® a su muerte.
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