Annie Ernaux: ¡°El Nobel es una se?al de justicia y esperanza para todas las escritoras¡±
La escritora francesa reivindica su voluntad de ¡°vengar¡± a su ¡°raza¡± y a su ¡°sexo¡± en el discurso de aceptaci¨®n del premio en Estocolmo
Annie Ernaux prometi¨® cuando ten¨ªa 22 a?os ¡°vengar a su raza.¡± Hablaba de la clase social de sus padres y antepasados: peque?os comerciantes, obreros, agricultores sin tierra. Tambi¨¦n descubri¨® pronto que deb¨ªa ¡°vengar a su sexo¡± en un tiempo en que los abortos eran ilegales y las mujeres, incluso en la avanzada Francia para la ¨¦poca ¨Clos a?os cincuenta y sesenta¨C, se ve¨ªan sometidas legalmente a sus maridos.
De todo esto habl¨® Ernaux (Lillebonne, 82 a?os) este mi¨¦rcoles en su discurso de aceptaci¨®n del premio Nobel de literatura en la sede de la Academia Sueca en Estocolmo. Y no hablaba solo en pret¨¦rito. Al combate de clase ¨Ccombate en el que incluye a los inmigrantes¨C y al combate feminista, les quedan muchas batallas por delante, seg¨²n la autora de Los a?os y Pura pasi¨®n.
¡°Hay en Francia y por todo el mundo intelectuales masculinos para quienes los libros escritos por mujeres simplemente no existen, nunca los citan¡±, dijo Ernaux. ¡°El reconocimiento de mi trabajo por la Academia Sueca constituye una se?al de justicia y de esperanza para todas las escritoras¡±.
Clase, sexo, lengua: la Conferencia Nobel, de seis folios y 2.500 palabras, es un concentrado de la literatura de Ernaux y de su visi¨®n del mundo, una magn¨ªfica puerta de entrada a una autora y una obra que ha inventado una nueva manera de contar y mirar. Libros muy breves, frases cortas, primera persona y una voluntad de enfrentarse al mundo ¨Ca la propia vida, a sus conflictos¨C sin escudo. La ceremonia de entrega se celebrar¨¢ el s¨¢bado.
¡°?Por d¨®nde empezar?¡±, arranc¨® Ernaux pasadas las cinco de la tarde. ¡°Esta pregunta me la he planteado decenas de veces ante la p¨¢gina en blanco. Como si hubiese que encontrar la frase, la ¨²nica, que me permitir¨¢ entrar en la escritura del libro y levantar¨¢ de repente todas las dudas. Una suerte de llave¡±.
La llave que abri¨® el discurso es la misma frase que escribi¨® hace sesenta a?os en su diario ¨ªntimo: ¡°Escribir¨¦ para vengar mi raza¡±. Es una cita de Rimbaud: ¡°Soy de raza inferior para toda la eternidad¡±.
La autora de El lugar y El acontecimiento explic¨® que, procedente de una familia humilde, fue a la universidad y ah¨ª crey¨® que la educaci¨®n superior y los libros en los que se sumerg¨ªa representaban ¡°una suerte de continente¡± opuesto a su clase social y que servir¨ªan para reparar ¡°la injusticia social del nacimiento¡±.
Quer¨ªa ser escritora, pero la vida la arrastr¨®. Madre de dos hijos y profesora de literatura en un instituto, se dio cuenta de que se alejaba cada vez m¨¢s de la promesa: vengar a su raza. La muerte del padre, un nuevo puesto de profesora en una escuela con alumnos de clase popular, y los movimientos pol¨ªticos de finales de los 60 la llevaron a asumir sus or¨ªgenes, su ¡°raza¡±. Y a convertirse en escritora.
¡°[Se trataba] de sumergirse en lo indecible de una memoria apartada y de poner al d¨ªa la manera de existir de los m¨ªos¡±, dijo. ¡°De escribir para entender las razones en m¨ª y fuera de m¨ª que me hab¨ªan alejado de mis or¨ªgenes¡±. Y continu¨®: ¡°Vengar mi raza y vengar mi sexo ser¨ªan lo mismo desde entonces¡±.
Ernaux top¨® con un problema: su lengua ¨Cla que ense?aba como profesora, la que le¨ªa en los cl¨¢sicos¨C era la de los dominadores. Deb¨ªa inventar una nueva lengua, a la altura de las personas y hechos que describ¨ªa.
¡°Adopt¨¦, a partir de mi cuarto libro, una escritura natural, objetiva, ¡±plana¡± en el sentido de que no comportaba ni met¨¢foras ni signos de emoci¨®n¡±, explic¨®. ¡°La violencia ya no se exhib¨ªa, ven¨ªa de los hechos mismos y no de la escritura¡±. Todo es pol¨ªtico, en Ernaux. Incluido su uso de la primera persona, privilegio en el Antiguo R¨¦gimen de los arist¨®cratas y, para ella, garant¨ªa de la ¡°autenticidad de la b¨²squeda¡±. En la estela de Jean-Paul Sartre, que gan¨® el Nobel pero lo rechaz¨®, reivindic¨® la tradici¨®n del intelectual comprometido: ¡°Un libro puede contribuir a cambiar la vida persona, a romper la soledad de las cosas sufridas y desaparecidas, a pensarse diferentemente. Cuando lo indecible ve el d¨ªa, es pol¨ªtico¡±.
Ernaux rindi¨® homenaje a las mujeres que se sublevan en Ir¨¢n ¡°contra la forma m¨¢s violenta y m¨¢s arcaica¡± del poder masculino. Denunci¨® ¡°la violencia de una guerra imperialista librada por el dictador al frente de Rusia¡±. Alert¨® contra ¡°el aumento de una ideolog¨ªa de repliegue y cierre¡± en las democracias europea, ideolog¨ªa, dijo, ¡°fundada en la exclusi¨®n de los extranjeros y los inmigrados, el abandono de los econ¨®micamente d¨¦biles, la vigilancia del cuerpo de las mujeres¡±. Y expres¨® el temor a que el peso del necesario ¡°rescate¡± del planeta ¡°recaiga sobre los m¨¢s desfavorecidos¡±.
¡°En algunos momentos de la Historia¡±, dijo, ¡°el silencio no es de recibo¡±. Ernaux concluy¨® con una confesi¨®n: ¡°Si vuelvo a la promesa que hice a los veinte a?os de vengar mi raza, no sabr¨ªa decir si la he realizado¡±. Pero a?adi¨® que fue su raza la que le dio ¡°la suficiente fuerza y c¨®lera¡± para hacerse un lugar en la literatura, una literatura que le dio ¡°acceso a otros mundos y otros pensamientos, incluido el de rebelarse contra ella y querer modificarla¡±. Modificar la literatura y rebelarse contra ella, ?para qu¨¦? ¡°Para inscribir mi voz de mujer y de tr¨¢nsfuga social en lo que sigue present¨¢ndose como un lugar de emancipaci¨®n, la literatura¡±, concluy¨®.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.