La pol¨¦mica sobre la autenticidad de un nuevo retrato resucita el misterio de Shakespeare
La obra, cuyo propietario desea permanecer en el anonimato, sale a la venta por 11,6 millones de euros. Los expertos no se ponen de acuerdo si la pintura representa al autor ingl¨¦s
La historia est¨¢ plagada de personajes sin retrato, o con una reproducci¨®n tan dudosa de su imagen que no ha servido para fijar un recuerdo certero. La cabeza de Ana Bolena, malograda segunda esposa de Enrique VIII, ha rodado una y otra vez en novelas, pel¨ªculas y series, a pesar de que un ¨®leo an¨®nimo del siglo XVI sea la ¨²nica pista de aquella mujer ¡°de largo cuello, boca ancha y ojos negros y hermosos¡±, como la defini¨® el embajador de Venecia en la corte de los Tudor. El mayor misterio, sin embargo, corresponde a William Shakespeare. Que el responsable de la ¡°invenci¨®n de lo humano¡±, seg¨²n palabras de su mayor admirador, el cr¨ªtico literario estadounidense Harold Bloom, apenas tenga dos representaciones de su aspecto f¨ªsico ¨Dun busto en el monumento funerario de su localidad natal, Stratford-upon-Avon, y el grabado del autor en el First Folio que recopil¨® sus obras, en 1623¨D ha desatado durante d¨¦cadas una tarea detectivesca y varios anuncios que han resultado fraudulentos.
Por eso, el nuevo retrato del bardo expuesto estos d¨ªas en el hotel Grosvenor House de Londres ha levantado tanta expectativa como recelos. Su due?o quiere permanecer en el anonimato. Pide 11,6 millones de euros por la obra, y reh¨²ye la subasta. Quiere una venta directa. Sobre un fondo oscuro, un hombre delgado, de calvicie incipiente, ojos claros, barba pelirroja recortada, camisola y jub¨®n, mira hacia adelante de modo inquisitivo. En la esquina superior izquierda del ¨®leo se lee 1608, el a?o en que el dramaturgo se encontraba en su apogeo profesional. En la derecha, las iniciales AE y la cifra 44. La edad que tendr¨ªa entonces seg¨²n la partida bautismal. Ocho a?os antes de su fallecimiento.
El retrato es obra de Robert Peake El Viejo, pintor de c¨¢mara de Jaime I, a quien la Office of Revels (algo as¨ª como el Ministerio del Ocio, responsable de las representaciones teatrales y musicales en la corte jacobina) realiz¨® numerosos encargos. Sus iniciales estilizadas aparecieron en la esquina derecha superior de la pintura, al retirar el marco que la conten¨ªa. El taller de Peake estaba en el barrio londinense de Clerkenwell, donde se ensayaron muchas de las obras del autor teatral m¨¢s famoso de todos los tiempos. No hay una prueba definitiva de la autenticidad de la pintura. El nombre Shakespeare, que aparece en la parte de abajo del marco, no demuestra nada, porque ese marco se incorpor¨® a la obra uno o dos siglos despu¨¦s. Solo hay una acumulaci¨®n de se?ales, coincidencias e indicios que obligan, sin embargo, a prestar atenci¨®n al desaf¨ªo.
¡°Es un trabajo con monograma y fecha, realizado por un retratista de seria reputaci¨®n, que ten¨ªa adem¨¢s conexiones directas con el artista responsable de la imagen del First Folio¡±, afirma Duncan Phillips, el galerista y experto en arte que present¨® recientemente la obra al p¨²blico, y que se ha convertido en su mayor promotor y defensor. El First Folio es la primera compilaci¨®n, publicada en 1623, de las 36 obras de Shakespeare. El grabado del autor, algo muy com¨²n en las publicaciones de la ¨¦poca, es obra de un tal Martin Droeshout. Aunque no existe informaci¨®n directa ¨Dparte del misterio creciente¨D, los expertos creen que el retrato no surgi¨® de la observaci¨®n del modelo original, sino que probablemente fue la copia de una pintura ya existente. El hijo de Robert Peake, William, ten¨ªa un taller de grabaci¨®n y conoc¨ªa a Droeshout. Esa es la conexi¨®n que resalta el galerista. Poderosa, sin duda, pero que no despeja la mayor de las sospechas: ?c¨®mo es posible que la imagen m¨¢s buscada, del autor m¨¢s brit¨¢nico y universal de la historia, haya permanecido hasta 1975 ¨Dcuando fue subastada en Christie?s¨D colgada en la pared de la mansi¨®n Swinton House, propiedad de la familia Danby, al norte de Inglaterra, sin que nadie se hubiera percatado de su existencia?
¡°La pintura ha sobrevivido durante los ¨²ltimos 400 a?os, sin haber sufrido apenas desgaste, gracias a que fue propiedad de una familia entusiasta de Shakespeare, que la mantuvo colgada en su biblioteca¡±, defiende Phillips. Ya en 2016, un an¨¢lisis del Instituto Courtauld concluy¨® que la pigmentaci¨®n del cuadro se correspond¨ªa con la ¨¦poca, y que su buen estado de conservaci¨®n respond¨ªa al hecho de haber permanecido inm¨®vil en el mismo sitio durante un largo tiempo.
¡°Pura ilusi¨®n¡±. As¨ª ha definido al diario Daily Mail la pretensi¨®n del hallazgo el profesor Michael Dobson, director del Instituto Shakespeare de la Universidad de Birmingham, y uno de los mayores expertos en la obra y la vida del dramaturgo. ¡°No aparece etiquetado como retrato de Shakespeare, quien seguramente hubiera insistido en que su escudo familiar apareciera en una esquina de la pintura [una lanza dorada sobre una franja negra diagonal, y el lema franc¨¦s Non Sans Droict, No Sin Derecho]¡±, ha dicho Dobson. ¡°Y no tiene semejanza alguna con los retratos encargados por familiares y amigos: el monumento funerario de Stratford o el grabado del First Folio¡±.
La ¨²nica similitud que se ha podido hallar entre la nueva obra y las que el consenso hist¨®rico da por aut¨¦nticas es un rasgo f¨ªsico menor, aunque los que lo han querido detectar han practicado cierto voluntarismo. El p¨¢rpado ligeramente ca¨ªdo e hinchado del ojo izquierdo, propio de un tipo raro de c¨¢ncer del conducto lacrimal que algunos m¨¦dicos han atribuido a Shakespeare, aparece en el grabado y en la nueva pintura, aunque de manera mucho menos perceptible en la segunda.
Retratos fraudulentos
No es la primera vez en que la aparici¨®n de la imagen del bardo ha provocado revuelo y expectativas entre acad¨¦micos y medios de comunicaci¨®n brit¨¢nicos. ¡°Volvemos constantemente a Shakespeare porque lo necesitamos: nadie nos ofrece tantas de las cosas que damos por hecho en este mundo¡±, escribi¨® Bloom. Hay una necesidad de que reaparezca, aunque sea como ectoplasma. En 2015, el historiador y bot¨¢nico Mark Griffiths quiso ver al bardo en la portada de El herbolario o Historia general de las plantas, un libro impreso en Londres en 1597. De las cinco figuras humanas ¨Dcuatro hombres y una mujer¨D rodeadas de flores y plantas que aparecen en la ilustraci¨®n grabada, Griffiths se empe?¨® en vislumbrar en una de ellas a un Shakespeare barbado y laureado de apenas 33 a?os. ¡°El descubrimiento m¨¢s importante de los ¨²ltimos 400 a?os. Su verdadera imagen, por fin revelada¡±, titul¨® la revista Country Life al publicar su exclusiva, repercutida de inmediato por la BBC y los principales medios brit¨¢nicos. Se trataba realmente de Diosc¨®rides, un m¨¦dico griego de la ¨¦poca del emperador romano Ner¨®n.
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