Igual que nuestra tierra, Eloy Fern¨¢ndez Clemente
Se marcha una voz indispensable del Arag¨®n contempor¨¢neo y un maestro de maestros, infatigable en su compromiso intelectual y ciudadano y depositario de la memoria colectiva
Se ha marchado Eloy Fern¨¢ndez Clemente y con ¨¦l se marcha una voz indispensable del Arag¨®n contempor¨¢neo. Un maestro de maestros, infatigable en su compromiso intelectual y ciudadano y depositario de la memoria colectiva, tarea que ejerc¨ªa con responsabilidad y empat¨ªa, pero sin complacencia. Afortunadamente, nos deja un gran legado, de car¨¢cter tangible gracias a su enorme producci¨®n period¨ªstica y acad¨¦mica, que lejos de centrarse ¨²nicamente en su tierra ¡ªimprescindibles sus estudios sobre Joaqu¨ªn Costa y sobre la Gente de orden (1995-1997)¡ª, extend¨ªa tambi¨¦n su curiosidad investigadora hacia pa¨ªses tan cercanos como desconocidos, como Grecia y Portugal ¡ªUlises en el siglo XX (1995), Portugal en los a?os veinte. Los or¨ªgenes del Estado Novo (1997)¡ª. Pero su legado es sobre todo de car¨¢cter inmaterial, derivado de una forma de ser y de estar en el mundo, lo que finalmente se traduce en un Arag¨®n democr¨¢tico, mejor conocedor de su historia y m¨¢s consciente de su identidad.
El pasado mes de septiembre se celebraron los cincuenta a?os de la fundaci¨®n de Andal¨¢n (1972-1987), la revista que posiblemente mejor encarn¨® el proyecto pol¨ªtico, social y cultural no solo de Eloy, sino del ¡°cent¨®n de personas, muchos hombres y algunas mujeres, que decidimos hace medio siglo crear una publicaci¨®n que impulsase esta tierra nuestra, dura y callada, a¨²n bajo una f¨¦rrea dictadura¡±, como declaraba en su discurso de aceptaci¨®n del Premio Arag¨®n 2022, concedido por el Gobierno auton¨®mico. Fue precisamente su ausencia en unas recientes jornadas, dedicadas a estudiar la contribuci¨®n de Andal¨¢n a la reconstrucci¨®n de cultura progresista, la que desat¨® las alarmas sobre su estado de salud, en especial porque, siempre generoso, no sol¨ªa ausentarse de ning¨²n acto para el que fuera solicitado.
De esta forma, a lo largo de los ¨²ltimos decenios, de los que levant¨® acta en tres vol¨²menes de Memorias ¡ªEl recuerdo que somos, Los a?os de Andal¨¢n y Tes¨®n y melancol¨ªa (2010-2015)¡ª, no hubo iniciativa cultural en la que no estuviera presente, desde las colecciones de Guara Editorial ¡ªen la que public¨®, junto a otros sospechosos habituales como Carlos Forcadell y Guillermo Fat¨¢s, t¨ªtulos como Historia de la prensa aragonesa (1979) y Arag¨®n, nuestra tierra (1977)¡ª, a la direcci¨®n de la Gran Enciclopedia Aragonesa (GEA, 1976-1982) y, ya en el nuevo siglo, de la Biblioteca Aragonesa de Cultura (BArC, 2001-2007). Tambi¨¦n a nivel pol¨ªtico su huella se dej¨® sentir, como miembro fundador del Partido Socialista de Arag¨®n (PSA), uno de los protagonistas de la transici¨®n, no solo en la arena auton¨®mica, sino tambi¨¦n nacional, donde cont¨® con un parlamentario constituyente excepcional como Emilio Gast¨®n. A pesar de que la desaparici¨®n del PSA en 1983 conllev¨® su retirada de la pol¨ªtica partidista, nunca ocult¨® sus simpat¨ªas por la Chunta Aragonesista (CHA), de cuya mano fue tambi¨¦n parlamentario, y tambi¨¦n excepcional, su inseparable Jos¨¦ Antonio Labordeta. Pero m¨¢s all¨¢ de que continuara en la brecha desde un discreto segundo plano, Eloy Fern¨¢ndez Clemente nunca detuvo su curiosidad. A diferencia de otros miembros de la cultura de la transici¨®n, sigui¨® siempre inform¨¢ndose, dialogando con las nuevas generaciones y conociendo sus inquietudes, para no caer en la trampa del inmovilismo y el mandarinato del que acusaron en su momento a la generaci¨®n anterior. Posiblemente porque las p¨¢ginas de Andal¨¢n fueron pioneras a la hora de identificar la complementariedad de las luchas de la izquierda, dando la palabra a ¡°fuerzas sociales y grupos marginados con serias dificultades para dejar o¨ªr su voz¡±, como representantes del Frente Feminista, la Federaci¨®n de Asociaciones de Barrios, el Frente de Liberaci¨®n Homosexual y el Colectivo General Ecologista ¡ª¡±Hablan los ¡°sin voz¡±, Andal¨¢n, 9 de febrero de 1979¡ª. Y tambi¨¦n fueron conscientes de los ¡°recursos f¨¢ciles del sentimentalismo o del chauvinismo¡± que iban a interponerse en la construcci¨®n federalista de Espa?a y el di¨¢logo entre territorios ¡ª¡°Los otros trasvases¡±, Andal¨¢n, 1 de mayo de 1974¡ª, que Eloy Fern¨¢ndez Clemente mantuvo hasta el final de sus d¨ªas contra viento y marea.
La suya era, adem¨¢s, una presencia real, f¨ªsica y cercana. En su Teruel natal (Andorra, 1942), que demostr¨® su existencia con la forja del grupo promotor de todas las iniciativas que vendr¨ªan despu¨¦s, en la Galicia donde pasaba sus vacaciones, pero ante todo en la ciudad de Zaragoza. En la Facultad de Econom¨ªa y Empresa, en la que era catedr¨¢tico de Historia Econ¨®mica, en los medios de comunicaci¨®n, como El peri¨®dico de Arag¨®n y el Heraldo de Arag¨®n, en los que public¨® innumerables art¨ªculos, y tambi¨¦n en las caminatas nocturnas que se daba por el Paseo Independencia junto a Jos¨¦ Antonio Labordeta. Como a todos los que nos criaron madres y padres de la transici¨®n, que tuvieron que picar la dura piedra de la dictadura franquista y forzar la libertad ¡°para que pueda ser¡±, gentes como Eloy eran, en palabras del cantautor, ¡°como esos viejos ¨¢rboles, batidos por el viento [¡] igual que nuestra tierra, suaves como la arcilla, duros del roquedal¡±.
Como tantas otras personas, que lo conocieron mucho mejor que yo, quien esto escribe tuvo la fortuna de comprobar personalmente todas y cada una de estas facetas de Eloy como animador cultural. Con generosidad no exenta de riesgo, como director de la citada Biblioteca Aragonesa de Cultura me confi¨® la escritura de una biograf¨ªa sobre Jos¨¦ Larraz, ministro de Hacienda de la dictadura y figura que le interesaba por su doble condici¨®n de aragon¨¦s y pionero de las ciencias econ¨®micas. En comparaci¨®n con su asombrosa productividad, sin embargo, el encargo avanzaba lentamente y al cabo del tiempo Eloy comenz¨® a impacientarse, y con raz¨®n. En una ocasi¨®n, por esas fechas, mientras trataba de poner en claro mis ideas con mi propia caminata nocturna, precisamente Eloy y Jos¨¦ Antonio Labordeta aparecieron en el horizonte, Paseo abajo hacia la plaza de Espa?a. Aterrado ante la posibilidad de que me leyera la cartilla delante del ¡°abuelo¡±, al que tanto admir¨¢bamos por haber mandado a la mierda a los que ¡°han controlado el poder toda la vida¡±, corr¨ª a esconderme detr¨¢s de una de las columnas de piedra. Perd¨ª as¨ª la ocasi¨®n de conocer a Labordeta, aunque escucharlos hablar al paso de sus cosas tuvo tambi¨¦n su dosis de magia. Cuando finalmente el trabajo qued¨® terminado, Eloy me recordaba con buen humor en Historia de una colecci¨®n que figuraba ¡°con derecho propio entre nuestros importantes morosos¡±, pero desde entonces no hubo ocasi¨®n en la que, seg¨²n iba avanzando en la carrera acad¨¦mica, no contara con una nota o un correo afectuoso de su parte.
A medida que van desapareciendo las maestras y maestros de esa generaci¨®n, tanto en Arag¨®n como en otros territorios ¡ªJosep Fontana, Santos Juli¨¢, Mar¨ªa Rosa de Madariaga, Bartolom¨¦ Clavero¡ª, los que venimos detr¨¢s ya no vamos a poder escondernos y seguir cobijados a su sombra. Lo que toca es intentar ¡°hacer con el futuro, un canto a la esperanza¡±.
Nicol¨¢s Sesma es profesor de la Universidad Grenoble Alpes y miembro cient¨ªfico de la Casa de Vel¨¢zquez.
Babelia
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