Francisco Bores vuelve a la Residencia de Estudiantes
Una retrospectiva de 110 obras recuerda los or¨ªgenes madrile?os del pintor y su importancia en la Escuela de Par¨ªs
Pocas miradas como la del marchante y editor Daniel-Henry Kahnweiler (Mannheim, 1884-Par¨ªs, 1979) han sido decisivas para ordenar la Historia del Arte de la primera mitad del siglo XX. Uno de aquellos importantes creadores fue el pintor madrile?o Francisco Bores (Madrid, 1898-Par¨ªs, 1972), miembro esencial de la Escuela de Par¨ªs. Kahnweiler fue, adem¨¢s, el primer y mayor garante de Picasso y el cubismo, pero tambi¨¦n fue el descubridor de la mayor parte de los artistas que pueblan museos y manuales de historia. La exposici¨®n que hasta mediados de marzo se puede ver en el Museo Picasso de Barcelona subraya su vinculaci¨®n con el artista malague?o y muchos otros que pasaron por sus sucesivas galer¨ªas: Kahnweiler, Simon y Leiris.
Pero antes de que Kahnweiler consagrara a Bores en Par¨ªs, el pintor madrile?o ten¨ªa un nada desde?able pasado como miembro activo de la Residencia de Estudiantes, el centro cultural m¨¢s importante de la Europa de entreguerras, visitado por personajes como Albert Einstein, Paul Val¨¦ry, Marie Curie, Igor Stravinsky, Alexander Calder, Walter Gropius o Le Corbusier.
La Residencia, el escenario creativo en el que se form¨® Bores como artista y madur¨® como adulto, ha sido el lugar elegido para celebrar el 50 aniversario de su muerte, con la exposici¨®n Bores Madrid-Par¨ªs (1898-1972), que hasta el 16 de abril se puede ver en el Pabell¨®n Transatl¨¢ntico de la Residencia de Estudiantes. La muestra, de acceso gratuito, es la primera que se celebra en este centro desde la clausura impuesta por la pandemia. La historiadora Genoveva Tusell la ha organizado en orden cronol¨®gico con unas 110 obras que transitan desde sus inicios en Madrid en la d¨¦cada de 1920 hasta su producci¨®n de madurez, ya instalado en Francia.
Dibujos, acuarelas y documentos hablan en las primeras salas del ambiente de sabidur¨ªa cosmopolita al que se sum¨® un veintea?ero Bores tan interesado entonces por los libros como por el arte. Tercero de cuatro hermanos de una familia acomodada, Francisco Bores conect¨® en la Residencia con Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, Salvador Dal¨ª, Ortega y Gasset, Lorca, Gerardo Diego y Emilio Prados. En la llamada Colina de los Chopos, a Bores le gustaba participar en las tertulias de los c¨ªrculos literarios, de manera que sus amigos poetas y escritores se encontraban entre los personajes m¨¢s retratados por el artista. Gracias a esas amistades pudo colaborar con grabados y xilograf¨ªas en revistas como Alfar, Horizonte, Tobog¨¢n o Revista de Occidente. La exposici¨®n incluye en varias vitrinas los dibujos originales junto a los ejemplares de las revistas en los que fueron publicados. Las colaboraciones con ediciones espa?olas se prolongaron hasta finales de los a?os veinte, ya asentado en Par¨ªs.
Una de las salas m¨¢s especiales del recorrido recrea casi en su totalidad la primera Exposici¨®n de la Sociedad de Artistas Ib¨¦ricos, celebrada entre mayo y junio en el parque del Retiro. Genoveva Tusell cuenta que Francisco Bores aport¨® 16 obras, entre ¨®leos y acuarelas. Otros j¨®venes participantes fueron Dal¨ª, Moreno Villa, Palencia o Alberto. Pero el fiasco fue total por la incomprensi¨®n del p¨²blico y de la cr¨ªtica. Ante semejante rev¨¦s, Bores decidi¨® hacer las maletas y trasladarse a Par¨ªs, ciudad en la que ya se hab¨ªa instalado su gran amigo Pancho Coss¨ªo.
La exposici¨®n se adentra despu¨¦s en su n¨²cleo central, en sus a?os de juventud y madurez en Par¨ªs. All¨ª conoci¨® a Pablo Picasso y a Juan Gris, cuenta la comisaria. ¡°Son los a?os en los que los ismos se suceden con fuerza y Bores est¨¢ en medio de todo ello, sin adscribirse plenamente a ning¨²n movimiento. Toma cosas de unos y de otros, pero no hay obra suya a la que se le pueda poner la etiqueta de cubista o surrealista de manera exclusiva¡±.
Sobre su pertenencia a la Escuela de Par¨ªs, Tusell aclara que no se puede hablar de un movimiento uniforme, sino de personalidades que coinciden en un momento clave en la historia de Europa: ¡°Estaba formada por un amplio grupo de artistas, franceses o extranjeros, que trabajaron en Par¨ªs durante el per¨ªodo de entreguerras, un tiempo durante el que la capital francesa mandaba en el arte mundial y de sus talleres surgieron movimientos como el fauvismo, el cubismo o el surrealismo¡±.
No cree la comisaria que Francisco Bores haya sido un artista olvidado ni en Espa?a ni en Francia, aunque a su pa¨ªs de origen volvi¨® en ocasiones contadas. Casado en 1930 con la lituana Ra?a Perewozka, con la que tuvo dos hijos, no dej¨® de pintar y exponer en grandes museos europeos. Su vinculaci¨®n a Francia fue tal que lleg¨® a participar en la Bienal de S?o Paulo de 1957 como artista franc¨¦s.
En Espa?a, el Reina Sof¨ªa le dedic¨® una antol¨®gica en 1999. All¨ª, el historiador Eugenio Carmona explicaba cu¨¢ndo y de qu¨¦ manera Bores logr¨® convertirse en un autor esencial gracias a una obra independiente de los ismos y los lenguajes de las vanguardias coet¨¢neas. Muri¨® en 1972, a los 74 a?os de edad. Est¨¢ enterrado en el cementerio de Montparnasse.
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